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España - 18ª parte
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l comenzar la Segunda Guerra Mundial, España mantuvo una posición neutral y sólo envió al frente ruso la División Azul como una concesión a los aliados de Franco durante la Guerra Civil. Sin embargo, el jefe del gobierno español se entrevistó con Hitler (octubre de 1940) y con Mussolini (febrero de 1941). Finalizado el conflicto mundial, España vivió un período de aislamiento diplomático internacional, que incluyó la negativa de la ONU para que el Estado español se integrara en esa organización de países.
En la década de los cincuenta, esta situación comenzó a modificarse y el país logró el reconocimiento de la ONU, se integró en la UNESCO y obtuvo créditos de Estados Unidos a cambio de la instalación de bases militares en su territorio; además, se estrecharon las relaciones con la Santa Sede (Concordato de 1953). Para el desarrollo de su política interior, Franco contó con el apoyo de las clases económicamente fuertes, la Iglesia y el Ejército. Ya a comienzos de la década de los cincuenta el malestar social que provocaba el deterioro de la economía había quedado expresado a través de la huelga de Barcelona (1951).En 1956, 1957 y 1958 las huelgas volvieron a incomodar al Gobierno y éste decidió poner fin a la crisis por medio de la delegación del poder económico en un equipo de tecnócratas. De la mano de estos tecnócratas, ligados al Opus Dei y a los militares, surgió el plan de estabilización (1959-1960) que, si bien frenó la fuga de capitales, acarreó el estancamiento económico. Ya avanzada la década de los sesenta España protagonizó un crecimiento económico general, aunque algunos sectores se vieron más beneficiados que otros. La producción de bienes de consumo adquirió un importante desarrollo, y el turismo, y con él la construcción, se convirtieron en sectores determinantes de la economía. En 1962 España había iniciado un acercamiento a la Comunidad Económica Europea (CE) que no dio sus primeros frutos hasta que fue firmado el acuerdo preferencial, en 1970.
El 12 de julio de 1969, Juan Carlos de Borbón y Borbón, nieto de Alfonso XIII, fue designado príncipe de España; posteriormente, se le asignó un papel oficial como sucesor del «Caudillo» y se instauró la monarquía como una forma política que permitía favorecer el continuismo franquista. Según establecía la Ley Orgánica del Estado, aprobada en 1966, las funciones del jefe de Estado y del jefe de Gobierno debían estar separadas. Hasta 1973 ambas funciones fueron desempeñadas por Franco, pero a partir de junio de ese año, el almirante Luis Carrero Blanco pasó a ejercer el cargo de presidente. El asesinato de Carrero (20 de diciembre de 1973), cometido presuntamente por la organización nacionalista vasca ETA, abrió una crisis en el seno del Gobierno.El 12 de febrero de 1974, Carlos Arias Navarro pronunció su discurso ante las Cortes (compuestas por 564 procuradores, de los cuales sólo 100 eran elegidos por sufragio directo) y en él manifestó ciertos atisbos de apertura. En julio del mismo año, la salud del general Franco comenzó a deteriorarse y el príncipe Juan Carlos debió asumir en dos ocasiones la jefatura del Estado. El 20 de noviembre de 1975 Franco murió dejando un sinfín de contradicciones en el Gobierno. Aquel mismo mes, poco antes de su muerte, se había firmado el acuerdo tripartito entre España, Marruecos y Mauritania, que ponía fin al conflicto de la descolonización del Sahara Occidental por parte del Estado español.
El 22 de noviembre, el príncipe Juan Carlos fue proclamado rey con el nombre de Juan Carlos I. El novel monarca confirmó en su cargo a Arias Navarro, quien formó un nuevo Gobierno el 13 de diciembre de 1975. Sin embargo, la exigencia popular de una amnistía total, así como la evidente incapacidad de Arias Navarro para efectuar cambios en el Gobierno, hicieron que éste renunciara el 1 de julio de 1976. El rey confió entonces la conducción del país a Adolfo Suárez, un joven político poco conocido, que había tenido algunas responsabilidades en el «movimiento» falangista; éste fue quien concedió el 4 de agosto una amnistía ampliada e inició una reforma política en España. Se inició de este modo el período que se conoce como la transición a la democracia. El primer paso que dio el Gobierno en la apertura democrática fue la legalización de los partidos políticos.
El 15 de junio de 1977 se celebraron elecciones a Cortes; el triunfo le correspondió a la Unión de Centro Democrático (UCD), un partido de centro-derecha que estaba liderado por Suárez. Muy de cerca le siguó en el número de votos el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Las nuevas Cortes centraron sus tareas en la redacción de una Constitución que definía a España como una monarquía parlamentaria en la que el rey tiene poderes políticos mínimos. Paralelamente, el Gobierno y la oposición firmaron en octubre de 1977 los llamados pactos de la Moncloa, que permitieron afrontar la grave crisis económica y contener la creciente inflación. La carta magna, aprobada a través de un referéndum en diciembre de 1978, contempló la integración política de las distintas regiones de España, así como el reconocimiento legal de todas las lenguas del Estado español.En 1979 entraron en vigor los estatutos de autonomía del País Vasco y de Cataluña y, posteriormente, se celebraron elecciones para los respectivos parlamentos de estas comunidades. En las elecciones legislativas de marzo del mismo año triunfó UCD y el PSOE quedó como principal fuerza de oposición. Pero ante la resistencia ejercida por el ala derecha de su partido, Suárez dimitió del cargo de jefe de Gobierno en enero de 1981. El 23 de febrero, cuando se realizaba la votación de su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo, el palacio de las Cortes fue ocupado por un grupo de 200 guardias civiles. Encabezado por el general Jaime Milans del Bosch y el teniente coronel Antonio Tejero, este grupo intentó asumir el poder por la fuerza y retuvo durante algunas horas a los miembros del Gobierno y del Congreso de los Diputados. Sin embargo, el golpe de estado fracasó ante la decisiva intervención del rey Juan Carlos.
El 28 de octubre de 1982 el PSOE obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones y Felipe González asumió el cargo de presidente, inaugurando la era socialista. Los objetivos claves del nuevo Gobierno fueron la aceleración de la integración de España en la CE, la resolución de la crisis económica, la disminución del paro y la detención de las acciones terroristas, que se habían acrecentado en los últimos años.1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29