GEOGRAFÍA - PAÍSES: España - 17ª parte
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España - 17ª parte


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Historia (continuación)

De 1923 a 1938

letra capitular El 13 de septiembre de 1923, un capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, formó un directorio militar que fue avalado inmediatamente por el rey. El régimen del directorio, que dos años más tarde se convertiría en directorio civil, pudo mantenerse gracias al apoyo que Primo de Rivera recibió por parte de los terratenientes, la burguesía industrial y la Iglesia. Este régimen decretó la supresión de la lucha de clases y prohibió las huelgas; en consecuencia, los anarquistas y los comunistas fueron perseguidos, así como los nacionalistas vascos y catalanes y los liberales.

Se suele considerar como un logro de la dictadura de Primo de Rivera la resolución del conflicto con Marruecos, a través del desembarco de Alhucemas (1925), que puso fin a la ocupación hispanofrancesa en el territorio. Sin embargo, este triunfo en África no fue suficiente para que el dictador pudiera detener la pérdida de apoyo popular; su carrera fue descendente y el 28 de enero de 1930 Primo de Rivera presentó su dimisión. A continuación, el rey Alfonso XIII encargó al general Dámaso Berenguer y Fusté la formación de un nuevo gobierno; éste restableció la Constitución de 1876, que había sido abolida al crearse el directorio militar de Primo de Rivera. Pero el descrédito de la monarquía iba en aumento y las huelgas y los mítines proliferaban. Finalmente, el 12 de diciembre de 1930 se produjo un levantamiento militar en la ciudad de Jaca que dejó entrever el creciente apoyo con el que contaban los republicanos. No obstante, los dos jefes principales del motín, Fermín Galán y Ángel García Hernández, fueron fusilados.

Tras la dimisión del general Berenguer, éste fue sustituido por el almirante Juan Bautista Aznar, quien convocó a elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. En esa votación los republicanos obtuvieron la mayoría en casi todas las capitales de provincia. Dos días después fue proclamada la II República española en Éibar, Barcelona y San Sebastián, tras lo cual el rey Alfonso XIII debió partir hacia el exilio. El mismo 14 de abril, Francesc Macià proclamó en Barcelona la República catalana que, once días más tarde, se convertiría en la Generalitat. En septiembre del mismo año, Cataluña obtuvo su estatuto de autonomía al igual que, en 1936 y 1938, respectivamente, lo hicieron el País Vasco y Galicia. Durante los tres primeros años, el gobierno provisional de la República estuvo presidido por Niceto Alcalá Zamora, a quien acompañó como jefe de Gobierno Manuel Azaña.

Las aspiraciones reformadoras de la República consistían en dar un nuevo perfil al Ejército, poner en práctica una reforma agraria, crear más escuelas y separar a la Iglesia del Estado. Todos estos deseos de transformación hicieron que la derecha se sintiera amenazada y que se concentrara en torno a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), dirigida por José María Gil Robles. El régimen republicano no pudo consolidarse debido al acoso de las organizaciones obreras, por un lado, y de las fuerzas conservadoras, por el otro. En las elecciones de 1933, los republicanos perdieron la mitad de sus diputados y la derecha obtuvo un éxito de proporciones inesperadas. La ascensión del nuevo gobierno determinó el comienzo de la etapa denominada como «bienio negro» (1934-1936). El 6 de octubre de 1934, Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña, proclamó el Estado catalán dentro de la República federal; pero la decisión fue anulada mediante la represión militar y la detención de Companys con todo su gobierno. Un día antes, los obreros de las minas de Mieres, en Asturias, habían protagonizado una insurrección que culminó con la ocupación de Oviedo por 8.000 mineros. La aviación bombardeó la ciudad y la rebelión fue sofocada finalmente con la ayuda de las tropas de Marruecos.

En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular (integrado por socialistas, republicanos, comunistas y anarquistas) obtuvo, inesperadamente, la mayoría de los votos. Azaña fue nombrado presidente del consejo por Alcalá Zamora y quedó formado entonces un gobierno totalmente republicano. Sin embargo, la oposición de los antirrepublicanos al gobierno fue creciendo al igual que la agitación social. El asesinato, el 12 de julio de 1936, del monárquico José Calvo Sotelo, jefe de la oposición, comprometió la responsabilidad del gobierno y el 17 de julio estalló la sublevación militar con la que dio comienzo la Guerra Civil española. En esa primera rebelión militar participó activamente el general Francisco Franco, quien cruzó el estrecho de Gibraltar desde Marruecos (5 de agosto) para ocupar con sus tropas la ciudad de Badajoz. Las luchas entre los republicanos y las fuerzas militares fueron especialmente duras en el verano de 1936. El 1 de octubre, Franco fue nombrado por la Junta de Defensa como jefe del Estado, generalísimo de sus ejércitos y caudillo de España. El 6 de noviembre el gobierno tuvo que abandonar la capital tras ser sitiada ésta por tres frentes diferentes, pero la llegada de refuerzos republicanos hizo que el asalto general fuera un fracaso. En el mismo mes, las filas republicanas se habían engrosado con la incorporación de más de 60 000 soldados de las Brigadas Internacionales. Al mismo tiempo, los sublevados contaban con el apoyo de Alemania, Italia y Portugal.

A mediados de 1938, los nacionales ya habían llevado a cabo su campaña del N (que incluyó el bombardeo de Guernica), se habían apoderado de Teruel e iniciado la campaña de Aragón, en la que cayeron Lleida y Vinaroz. Mientras tanto, los republicanos realizaron acciones sobre Brunete y Belchite. Los objetivos de Franco consistían en cortar la comunicación de Madrid con el mar y aislar a Cataluña del resto de los focos republicanos. Este último objetivo quedó consolidado cuando los nacionales lograron atravesar Castellón y separar de este modo a Cataluña de Valencia. El 23 de diciembre de 1938 dio comienzo la ofensiva nacional contra Cataluña; primero cayó Tarragona, después Barcelona, luego Girona y finalmente Figueras. Alrededor de 400.000 personas debieron atravesar la frontera con Francia, adquiriendo de ese modo la condición de exiliados. El propio Gobierno tuvo que abandonar el país y el 27 de febrero de 1939 Azaña renunció a la presidencia de la República desde el exilio. El 28 de marzo las tropas de Franco entraron en Madrid y el 1 de abril se dio por finalizada la guerra. A partir de entonces, Franco implantó un régimen autoritario fundamentado en el poder personal. Abolió los estatutos de autonomía del País Vasco y Cataluña; sustituyó los partidos políticos por un único partido, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas (FET y de las JONS) y abolió la Ley de Reforma Agraria. Por otro lado, fueron promulgadas leyes que desarrollaban los principios del Movimiento Nacional liderado por el general: Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, Fuero de los Españoles, Fuero del Trabajo y Ley Constitutiva de Cortes.

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