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Geografía económica (continuación)

Industria (continuación)

a segunda región en importancia de producción es el grupo asturiano-vasco, al que siguen algunos núcleos de Madrid, Valladolid y Zaragoza. En lo referente a las producciones cabe destacar la de ácido sulfúrico, ácido nítrico, ácido clorhídrico, cenizas de sosa, sosa cáustica, abonos nitrogenados y cloro. También el sector farmacéutico ha experimentado un notable crecimiento, aunque la producción nacional es todavía insuficiente para cubrir la demanda local.

La especialidad de mayor producción la constituyen los antibióticos, siendo los principales centros de fabricación Aranjuez, Madrid, Barcelona, Pamplona y León. Uno de los sectores químicos que ha tenido un desarrollo notable en los últimos años es el de los plásticos y cauchos. Estos nuevos materiales lograron desplazar a otros tradicionales, la madera o ciertos metales, en usos tan diversos como el embalaje o la automoción. El polietileno, flexible y resistente, se ha impuesto al cartón y al papel en los envases de la mayoría de los productos que se venden envasados. Paralelamente, la manufactura del caucho ha permitido el desarrollo de una importante industria de cubiertas de neumáticos, a pesar de que la materia prima debe ser importada casi en su totalidad.

La siderurgia española es uno de los sectores que más ha sufrido los efectos de la reconversión industrial. Los polos de más actividad de este sector se encuentran en Vizcaya, con altos hornos, así como una serie de fábricas de acero y laminadores (Sestao y Baracaldo); Asturias, con fábricas de acero y laminadores (Avilés, Mieres, La Felguera, Gijón); Bilbao y Santander. La siderurgia catalana se dedica principalmente a la producción y elaboración de aceros especiales (L'Hospitalet, Pueblo Nuevo). Los principales astilleros se encuentran en el Ferrol, Cartagena, Cádiz, Barcelona y Bilbao. Los centros de industrias mecánicas se concentran en su mayoría en las grandes ciudades. En Barcelona se produce material ferroviario, máquinas diversas y herramientas; cerca de Oviedo y en Reinosa existen fábricas de armas pesadas y en Toledo de armas ligeras.

El sector del automóvil, que se ha caracterizado por la ausencia de tecnología propia, siendo la casi totalidad de las marcas fabricadas de patente extranjera, sufrió importantes transformaciones durante la última década del pasado siglo XX. En 1950 se había constituido la Sociedad Española de Automóviles de Turismo S.A. (Seat), con participación de Fiat (italiana) y del INI, cuya sede principal estaba en Barcelona. A mediados de los años ochenta, tras la desvinculación de ambas partes, la Seat firmó un acuerdo con el grupo alemán Volkswagen y, en 1986, esta empresa adquirió el 51 % de Seat, convirtiéndose, así, en su principal accionista. En 1951 la empresa Fasa-Renault se instaló en Valladolid y en 1960 la Citroën en Vigo. Actualmente, la industria del automóvil se concentra en Barcelona, Madrid, Valladolid, Villaverde, Zaragoza, Vitoria-Gasteiz y Linares.

Servicios

Uno de los cambios sustanciales que ha vivido la distribución de la población activa por sectores es el notable crecimiento del área de servicios. El desarrollo de las actividades turísticas, que se ha visto reflejado en el progresivo aumento del número de personas que visitan el país, contribuyó también a dar vigor a otros sectores como el de la construcción y los transportes. Si bien el número de visitantes procedentes del extranjero ha ido en aumento, no hay que olvidar que la incorporación de la población de la tercera edad al consumo de turismo --se podría decir que son los principales usuarios-- ha sido uno de los factores más determinantes en el crecimiento del sector. Alrededor de 400.000 jubilados utilizan al año los servicios de viajes con precios reducidos que ofrece el Instituto de Servicios Sociales (Inserso); el 53,43 % de ellos viaja solo. El verano es la época del año en la que España recibe más cantidad de turistas.

La zonas mediterráneas son las preferidas por los europeos que llegan de países con climas más fríos, como Alemania, Holanda y Gran Bretaña. También la población estadounidense suele elegir a España para disfrutar del mar y el sol en la temporada estival. Pero, para que este sector haya conservado su pujanza ha sido necesario aumentar las inversiones en infraestructuras de transportes. Los aportes del Estado para el mantenimiento de aeropuertos, ferrocarriles, puertos y carreteras se quintuplicaron en la última década del pasado siglo XX. Los más beneficiados fueron los ferrocarriles y las carreteras. En el primer caso, la causa principal del aumento fue la puesta en funcionamiento de la línea de tren de Alta Velocidad Española (AVE) que une Sevilla con Madrid (471 km) en algo más de dos horas y media. El tendido de esta red ferroviaria y los coches que por ella circularían fueron presupuestados por un valor de 262.000 millones de pesetas; una vez concluido el trabajo --para el que se contó con tecnología francesa y alemana-- el AVE costó a los españoles más de 448.000 millones de pesetas. Algo similar ocurrió con el I Plan de Carreteras 1984-1991, para el que se preveía un gasto de 880.000 millones de pesetas y que, finalmente, costó 2,7 billones. Pero, más allá de estos desequilibrios presupuestarios, entre 1984 y 1993 se habilitaron en España 6.482 km de nuevas carreteras de gran capacidad y 15.629 km de carreteras de dos carriles, para las que se contó en algunos casos con la cofinanciación de la CE.

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