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AERONÁUTICA
Ramas de la aviación - 9ª parte
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La aviación militar (continuación)
Durante la Segunda Guerra Mundial
omo se sabe, Alemania provocó el inicio de la Segunda Guerra Mundial al invadir el Territorio Libre de Danzig, en el norte de Polonia, el 1 de septiembre de 1939. El día 3 Francia y Gran Bretaña declararon la guerra al III Reich. Era el comienzo de una contienda en la que irían alineándose otros países en uno u otro bando y que duraría hasta el 7 de mayo de 1945.
Aunque las tropas de tierra de la blitzkrieg alemana utilizaban caballos para el transporte, la fuerza aérea era moderna. Cuando los Stukas hacían sus picados para soltar las bombas, despedían un silbido característico que se haría familiar en los cielos de Europa.
La batalla de Inglaterra
Estaba asumido que, aunque serían las fuerzas terrestres las que tomarían las posiciones finales, en realidad la contienda iba a resolverse en el aire. El dominio aéreo era un factor decisivo, por ello los alemanes iniciaron pronto en el verano de 1940, tras consumarse la victoria sobre Francia, los intentos por mantener bajo su control el espacio aéreo británico con objeto de prepararse para una posterior invasión terrestre. La ofensiva fue violentísima, atacando las líneas de suministros a través del Canal de la Mancha, para más tarde bombardear las bases costeras de la RAF. Londres y otras ciudades británicas fueron igualmente bombardeadas día y noche. La labor defensiva británica fue férrea, e infligió a la Luftwaffe su primer revés.
La pérdida del dominio aéreo alemán en la batalla de Inglaterra lo fue por escaso margen, pero fue suficiente para que Alemania pospusiera la invasión, más aún cuando tuvo que acudir en auxilio de los italianos en la primavera de 1941, que se encontraban en una seria situación de guerra con Grecia tras haberla atacado desde Albania en octubre de 1940.
Modelo de bombardero alemán Heinkel HE 111, similar a los que participaron en la batalla de Inglaterra
En la batalla de Inglaterra se demostró la eficacia del Hawker Hurricane y el Supermarine Spitfire como interceptadores. Los bombarderos alemanes, como el Heinkel HE 111, el Junkers JU 88 y el Dornier DO 17 tenían que despegar de bases situadas en el norte de Francia, y eran vulnerables por su baja velocidad y la ausencia de armamento defensivo. Por su parte, los Spitfire y Hurricane en sólo media hora podían aterrizar, repostar y volver a volar de regreso al teatro de operaciones. El factor de calidad de ambos aviones, junto con la cercanía de la RAF a sus propias bases y la red de estaciones de radar que estaban comunicadas con los centros de mando, fueron vitales para salir airosos de la primera batalla, pues el orden numérico de aviones estaba claramente inclinado a favor de Alemania. En esta batalla se puso de manifiesto lo importante que llegaría a ser en el futuro las armas electrónicas, un elemento que resulta crucial en la guerra aérea moderna.
Estrategia e innovación tecnológica
Pero el poder de la Luftwaffe nunca estuvo realmente en peligro en el primer año de guerra, que se encontraba además bien entrenada. La fuerza aérea francesa, por ejemplo, a pesar de ser razonablemente moderna, no pudo con la alemana, fundamentalmente por una falta de estrategia y por la ausencia de comunicaciones. Gran Bretaña había transportado a Francia rápidamente los aviones Supermarine Spitfire y Hawer Hurricane, con objeto de sostener las defensas, pero el rápido avance alemán aconsejó devolverlos a su origen ante el temor de que fueran capturados.
Los primeros intentos de la RAF de bombardear objetivos en Alemania durante el día fueron un fracaso, lo que obligó a decantarse por los bombardeos nocturnos. Los viejos bombarderos Hampden, y el bimotor Welington requerían ser reemplazados por otros bombarderos pesados más modernos y operativos. Hubo que esperar hasta 1943 para disponer de tres nuevos modelos, el Stirling, el Halifax y el Lancaster, éstos dos últimos de gran eficacia y fiabilidad. No obstante, aún estaba por desarrollar un adecuado sistema de navegación y de mira para el bombardeo, ya que los ataques se desarrollaban de noche, habitualmente sobre grandes ciudades alemanas.
Estados Unidos utilizó una tecnología de mira de bombardeo Norden en 1943, en ataques diurnos contra Alemania partiendo desde Gran Bretaña, utilizando aviones Boeing B-17 y Consolidate B-24. Estos grandes bombarderos, denominados con bastante propiedad "fortalezas gigantes", poseían una alta eficacia defensiva gracias a 12 ametralladoras de 1/2 pulgada, pero a cambio sacrificaban capacidad de carga. A pesar de ello, más de la mitad de las 15.000 unidades que se enviaron a Europa fueron abatidas por el enemigo o destruidas en accidentes.
Superbombardero Boeing B-17
La situación defensiva de las fortalezas gigantes fue resuelta en parte gracias a escoltas de gran autonomía, como el Republic P-47, el North American P-51 y el Lockheed P-38. Estos aviones se enfrentaban a los cazas enemigos sobre los cielos de Alemania, defendiendo a gran altura los superbombarderos de la USAAF.
Republic P-47
La precisión en la localización de los objetivos por los bombarderos de la RAF durante la noche, fue mejorada gracias a la aparición de nuevas tecnologías de navegación y detección, como el radar con mapa H2S y otros sistemas seguidores de haz. Apoyados en estos sistemas se dejaban caer bengalas marcando los objetivos, con objeto de que las bombas lanzadas desde cientos de aviones provocasen la mayor destrucción posible. Entre la USAAF, que atacaba Alemania de día, y la RAF que lo hacía de noche, las principales ciudades alemanas quedaron totalmente destruidas en el periodo de 1944 hasta principios de 1945.
En el periodo final de la guerra se probaron varios sistemas innovadores por ambos ambos que más tarde revolucionarían la aviación. Es el caso del motor a reacción, desarrollado casi simultáneamente por el alemán Hans von Ohain y el inglés Frank Whittle. Anteriormente, el 27 de agosto de 1939, ya se había conseguido hacer volar el primer avión a reacción alemán, el Heinkel HE 178. El primer reactor alemán diseñado durante la guerra fue el ME 163 Cometa, pero tenía muy baja autonomía y tras varias mejoras fue reemplazado por el Messerschmitt ME 262, que entró en servicio en otoño de 1944, aunque de forma poco significativa por la dificultad de construir suficientes unidades. Por parte británica, se desarrolló el veloz bimotor Gloster Meteor, que estuvo operativo los últimos meses de la guerra, y capaz de destruir las nuevas "bombas volantes" alemanas V-1.
Las operaciones tácticas
Al margen de las campañas de bombardeo sobre las ciudades, la aviación aliada también desempeñó un importante papel en las operaciones tácticas. Los ataques desde el aire a las fuerzas de tierra alemanas fueron fundamentales para debilitarlas en la fase final de la guerra. Los bombarderos de tipo medio, como el Martin B-26, junto con aviones de combate, fueron empleados en esta tarea para golpear con dureza las líneas defensivas antes de la llegada de las tropas aliadas.
Mustang P-51
En los cielos sobre las playas de Normandía, el 6 de junio de 1944, los aliados demostraron una superioridad indiscutible; los bombarderos pesados tipo Hawker Typhoon y Tornado, apoyados por los eficaces Spitfire, ahora muy mejorados, y los rápidos Mustang P-51, eliminaron cualquier vestigio de aviación alemana sobre el campo de batalla. A partir de entonces, la supremacía aérea aliada se mantendría durante lo que restaba de guerra.
La guerra naval en el Pacífico
La guerra en el mar fue muy diferente. En el pacífico, las batallas navales estaban basadas en los portaaviones, que se convertirían en el núcleo de las estrategias de guerra naval a lo largo de todo el siglo XX. Japón inició la guerra al lado de alemanes e italianos con su bombardeo sobre Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, mediante submarinos y aviones procedentes de portaaviones. El eficaz bombardero de torpedos Nakajima B5N2 mod. 97 y el caza de largo alcance Mitsubishi A6M2 mod. 0, infligieron a la flota estadounidense la pérdida de ocho buques de guerra, otras numerosas embarcaciones medianas y 200 aviones, además de miles de vidas.
El West Virginia y el Tenessee incendiados tras el ataque a Pearl Harbor
Tras el ataque a Pearl Harbor Estados Unidos entró en el bando aliado. Su mayor golpe a las fuerzas japonesas en el Pacífico se produjo el 4 de junio de 1942, cuando la aviación naval hundió cuatro portaaviones y un crucero pesado en las aguas situadas al noroeste de la isla Midway. Este hecho sería un punto de inflexión en el transcurso de la guerra, y a lo largo de los siguientes tres años los aliados obligarían a retroceder al enemigo en el Pacífico. En 1944, los aviones Grumman F6F Hellcats y Chance Vought F4U Corsairs por parte de la aviación naval, y los bombarderos Boeing B-29 Superfortress, tecnológicamente más avanzados, inclinaron la balanza a favor de Estados Unidos. Casi al final de la contienda, las superfortalezas aéreas aprovecharon bases situadas en China para atacar objetivos en Japón, los cuales ampliaron su radio de acción tras la captura de las islas Saipan y Tinian.
La última fase de la guerra fue de magnitudes devastadoras. Los bombarderos B-29, cuya eficacia en bombardeo diurno a gran altura era escasa, fueron enviados de noche emulando a los ataques que ya experimentara la RAF. El 10 de marzo de 1945, en un único ataque sobre la ciudad de Tokyo murieron más de 80.000 de sus habitantes.
El 14 de agosto de 1945, dos bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki concluyeron con la inmediata rendición de Japón.