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Introducción

esulta indudable que, en muchos aspectos, la economía del siglo XX es deudora de la economía del siglo anterior. Ahora bien, determinados cambios en las condiciones de base como la superpoblación del planeta; la aparición de nuevas fórmulas económicas como la socialista; las modificaciones llevadas a cabo en los métodos de producción, como la implantación de las producciones en cadena o la aparición de la robótica; el fortísimo impulso del comercio y la consiguiente aparición de las economías de consumo; y la enorme complejidad a la que ha llegado la economía mundial con sus sistemas de intercambio, han hecho de la misma un entramado complejo en el que intervienen muchos factores e intereses, mezclándose razones de Estado con ideologías, con cuestiones sociales e incluso, a veces, con cuestiones militares o religiosas.

Por otro lado y gracias al desarrollo de los medios de transporte y de comunicación, la economía del siglo XX ha perdido el carácter localista para convertirse en un fenómeno de dimensiones planetarias. La economía de cada país aparece así integrada en un orden internacional del que forma parte, con un grado de desarrollo determinado, que define la importancia no sólo económica, sino también política de cada nación.

Desde el punto de vista social, la población mundial queda sometida, en nuestro tiempo, a la influencia de los dos grandes sistemas socioeconómicos: el socialismo comunista y el capitalismo liberal. En el primer caso se trata de un sistema social que supone la abolición de las clases, lo que no implica una absoluta igualdad económica de los individuos. En el segundo se trata del establecimiento definitivo de la sociedad clasista, en donde las diferencias las marca casi exclusivamente la posesión del dinero. Ambos sistemas parecen tener sus aspectos positivos y negativos.

Principales rasgos de las economías socialistas

• Fundamento: Los medios de producción no pueden ser propiedad privada, pues ello favorece la explotación del hombre por el hombre.

• Propiedad colectiva de los medios de producción:

  • como propiedad del Estado

  • como propiedad cooperativa de los trabajadores.

• Economía planificada por el Estado que fija los objetivos, asigna recursos materiales y humanos y determina los salarios y los precios.

• Casi total eliminación de la iniciativa privada y, por tanto, de la competencia. El sector privado reducido a pequeñas explotaciones agrícolas, al artesanado y a ciertas profesiones liberales.

• Tendencia a la autarquía. Escaso comercio exterior, sobre todo con los países del área capitalista.

• Producciones orientadas al desarrollo industrial y al abastecimiento de los productos de primera necesidad más que a favorecer el consumo.

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