HISTORIA Y ARTE - EL SIGLO XX: Economía y sociedad - 11ª parte
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Historia y Arte

EL SIGLO XX

Economía y sociedad - 11ª parte


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La estructuración social (continuación)

a nueva mentalidad del capitalismo suponía una mayor intervención de los Estados en materia económica y social, mediante fuertes inversiones destinadas a la realización de obras públicas y al mantenimiento de sectores industriales básicos y, por otro lado, como encargados de resolver ciertos problemas de carácter social, como la sanidad, el desempleo, la invalidez, la vejez, etc. De este modo, el Estado actúa como regulador de muchos aspectos de la economía, al transformarse en empresa que genera empleo y con ello consumo y que asume los enormes costos de sectores industriales básicos imprescindibles y, con frecuencia, poco o nada rentables.

De igual modo, la intervención estatal supone la capacidad de legislar, en materia económico-social, sobre aspectos tan fundamentales como los salarios mínimos, las condiciones laborales, el derecho de huelga, los precios de determinados productos de primera necesidad o los tipos de intereses que pueden aplicar las entidades bancarias en su mercado del dinero.

Este importante giro de la economía capitalista ha supuesto, sobre todo en los países desarrollados, unas notables mejoras en la calidad de vida del proletariado y las clases medias menos favorecidas. No obstante, resulta fácilmente comprensible que el neocapitalismo no es más que la fórmula que garantiza la pervivencia del sistema capitalista, al aplicar más racionalmente unos criterios de explotación económica quizá menos rentables a corto plazo, pero sí exentos de muchos de los riesgos que podían acabar con el propio sistema.

Por otro lado, si el neocapitalismo ha supuesto la mejora de las condiciones de vida de las clases obreras, también ha sabido orientar la economía de las mismas hacia el consumismo como fórmula que cumple la doble misión de producir satisfacción a amplias capas sociales y de sostener el sistema que, de un modo u otro, las explota.

En los últimos años, el gran problema sufrido por las sociedades de economía capitalista es el rápido aumento de los índices de población activa en paro. El desarrollo tecnológico de los procesos industriales automatizados y robotizados ha supuesto un gran descenso de la necesidad de mano de obra. Esta circunstancia, particularmente dramática para aquellos individuos jóvenes que no pueden acceder a un primer empleo, ha originado graves tensiones sociales que, con frecuencia, desembocan en otras problemáticas como las originadas por el aumento de la delincuencia, la violencia o el consumo de drogas.

Por lo que respecta al mundo socialistacomunista, la estructura social exenta de clases no supone una total igualdad económica y social de todos sus miembros. Hay, desde luego, diferentes categorías, pero el nivel de desigualdad no alcanza nunca los valores que se producen en el mundo capitalista, así como tampoco la pobreza se presenta con la misma intensidad. Como contrapartida, la sociedad comunista ha desarrollado menos sus niveles de confort y dispone de una producción limitada de artículos de consumo.

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