Lengua
LINGÜÍSTICA
Variedades lingüísticas - 2ª parte
La lengua estándar
a lengua estándar es el código común que hace posible que todos los hablantes, por encima de registros o variedades lingüísticas particulares, puedan comunicarse entre sí.
Se trata de una amplia zona de la lengua en la que caben todos los usos sometidos a la norma, con la única excepción de la lengua vulgar y la lengua literaria (la primera, realizada contra la norma por desconocimiento; la segunda, contraria a la norma por un deliberado propósito creativo).
Su realización conforme a la norma define, por tanto, el concepto de lengua estándar. Dado que la norma es un modelo de lengua establecido a lo largo de la historia por los usos y hablantes más cultos, fijado a veces por instituciones (como la Real Academia de la Lengua) y formulado mediante gramáticas y diccionarios, cabe decir que la lengua estándar es una variedad explícitamente codificada. Codificación que, aunque no excluye el cambio, hace que éste sea considerablemente lento.
La lengua estándar es la variedad más
extendida de un idioma, y dado su nivel hace abstracción de las diferencias
entre dialectos geográficos o sociales. Es muy importante en la organización
social, por eso su estudio es un objetivo en la escolarización. La
Escuela de Doloriñas, de Julia Minguillón.
La lengua estándar, asumida por la colectividad como "la mejor lengua para la mayor parte de los hablantes en la mayor cantidad de situaciones comunicativas", es impuesta, esencialmente, por la enseñanza -en la que la consecución de destrezas orales y, sobre todo, escritas ocupa un papel fundamental- y, secundariamente, por los medios de comunicación de masas. En ella cabe una gran diversidad de usos que permiten tanto el intercambio de información necesaria para la vida cotidiana, como las formulaciones más rigurosas y abstractas características del lenguaje científico.
La lengua estándar cumple una importante función unificadora ya que es un vínculo manifiesto entre quienes utilizan las distintas variedades lingüísticas (geográficas o sociales), a la vez que sirve de nexo de una comunidad social frente a las que emplean una lengua diferente.
El prestigio que implica el conocimiento de la lengua estándar es un factor muy dinámico en la organización cultural y social, pues sirve de marco de referencia de la corrección o incorrección del habla (la lengua vulgar se define negativamente, por relación a la estándar) y de la creación individual de los hablantes, cuya expresión máxima se manifiesta en la literatura.