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Lengua
EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA
El texto - 12ª parte
La descripción (continuación)
Los recursos lingüísticos
l recurso lingüístico fundamental de la descripción es el predominio del sintagma nominal sobre el verbal. Los nombres, que significan los objetos como percibidos en sí mismos, son más abundantes que los verbos, que indican acción o al menos proceso.
También son muy numerosos los adyacentes del nombre y, sobre todo, los adjetivos, palabras que típicamente indican cualidades. No faltan las enumeraciones y resultan frecuentes la comparación, la sinestesia y la metáfora. El enfoque concreto impone un léxico referido a sensaciones. Respecto a los verbos, destaca el uso de formas imperfectivas: el presente y el pretérito imperfecto son, por excelencia, los tiempos de la descripción.
La exposición y argumentación
Introducción
Una monografía científica, un artículo de una enciclopedia, un editorial periodístico, las instrucciones para el manejo de un aparato, un programa político, un examen escolar, un ensayo... son diversos tipos de textos expositivos o argumentativos. En todos ellos, muy variadas realidades se reducen a ideas, a entidades abstractas, que permiten dar cuenta de las cosas, explicar sus relaciones, examinar sus causas y consecuencias.
Si el relato daba cuenta de acontecimientos en el tiempo y la descripción mostraba objetos en el espacio, la exposición y la argumentación integran ideas en una relación lógica de identidad/contradicción, conjunción/disyunción, inclusión/exclusión, causa/consecuencia, etc. El ámbito de la narración es la memoria; el de la descripción, la percepción; el de la exposición y argumentación, el razonamiento.
¿Exposición frente a argumentación?
Razonar supone justificar una determinada afirmación o negación apoyándola en ciertos datos, ideas o principios, es decir, en ciertos argumentos. En la medida en que la exposición es la formulación de hechos o ideas entre los cuales existe un encadenamiento lógico, no parece posible distinguirla netamente de la argumentación: en ambas se utilizan argumentos, sea explícita o implícitamente. Por tanto, todo texto expositivo tiene algo de argumentativo.
Con todo, suele hacerse una distinción entre las dos clases de textos: los expositivos pretenden informar; los argumentativos, convencer. De aquí que en estos últimos sean esenciales la atención al interlocutor y a los medios que aseguren su convencimiento.
La exposición y la argumentación ocupan un lugar fundamental en determinadas situaciones y en los lenguajes especiales correspondientes: el periodismo y la publicidad, la política y el derecho, la filosofía y la ciencia, sin que falten en el diálogo cotidiano y en el uso más común del lenguaje. Si se piensa en la ciencia, nada más alejado de ella que el propósito de convencer y, sin embargo, existe una argumentación científica. En suma, la distinción señalada más arriba no tiene un valor absoluto.
Clases de argumentación
a argumentación científica propone hipótesis que la experimentación o comprobación posterior permitirá validar como leyes, las cuales formarán una teoría; en el límite, en las ciencias formales (matemáticas, lógica) no se trata de argumentación, sino de demostración.
Muy distinta resulta la argumentación en la política, en la publicidad o en la vida cotidiana: aquí se argumenta sobre temas de controversia y conflicto, y acerca de ellos no se aspira a formular leyes, a hallar teorías explicativas universalmente valiosas, sino, básicamente, a convencer a otro. Esta clase de argumentación se apoya, desde luego, en un instrumental lógico (deducción, inducción, condición, analogía, etc.), aunque los argumentos emocionales y aun lo que los lógicos denominarían falacias son en ella tanto o más operantes. Cuando constituyen el centro de la argumentación, suele hablarse de persuasión.