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Introducción

l concepto de texto, introducido recientemente por la lingüística, pretende rebasar los límites teóricos de las gramáticas oracionales y dar cuenta más exacta, no sólo de lo que es la lengua como sistema, sino también de cómo funciona en relación con la situación comunicativa.

Puede definirse el texto como una unidad total de comunicación, presidida por la intención del hablante; la dimensión semántica y pragmática de esa unidad se denomina coherencia; su expresión formal, verbal, recibe el nombre de cohesión.

El estudio de los textos ha tenido siempre una importancia decisiva a la hora de reflexionar sobre el lenguaje, en relación con los diversos saberes como la filosofía, la historia, la oratoria o la literatura. Sin embargo, sólo recientemente el concepto de texto ha entrado en el ámbito no ya de la filología sino de la lingüística propiamente dicha, a la vez que las dimensiones de esta última se han ampliado para incluir planteamientos lógicos y psicológicos, sociales y pragmáticos.

La llamada lingüística o gramática del texto -cuyo desarrollo se produce en los años 70- intenta rebasar los límites que, para analizar la lengua, se habían fijado tradicionalmente en la oración, considerada como la mayor unidad susceptible de estudio.

El nuevo planteamiento consiste en mostrar que ciertas secuencias oracionales forman unidades superiores de sentido unitario, construidas con procedimientos lingüísticos y que pueden ser estudiadas con criterios y métodos igualmente lingüísticos. Tales unidades reciben el nombre de textos.

Qué es el texto

Se denomina texto a toda manifestación verbal de sentido unitario. Una carta, una conversación, un decreto ley, una arenga militar, un anuncio por palabras o un poema son textos en cuanto suponen unidades de comunicación. Un texto puede estar formado por una sola oración ("¡callad!", "antes de entrar dejen salir"), por varias (una noticia, una receta de cocina) o por numerosísimas (una novela, una enciclopedia), pues todos ellos, sea cual sea su extensión, agotan la intención del hablante -personal, colectivo o institucional- que los ha producido y se encuentran cerrados en sí mismos.

El texto puede ser oral o escrito (por la comodidad que representa su conservación, los estudios suelen referirse a textos escritos), de estructura más rígida o más libre. El hablante puede construirlo en una lengua u otra, en cualquiera de las variedades que conozca de su lengua, y seguirá para ello dos tipos de reglas: las propias del sistema que utiliza (fonológicas, sintácticas, semánticas) y las específicas del tipo de texto que desea elaborar. Sus únicas restricciones vienen determinadas por las instituciones sociales e ideológicas. La intención comunicativa del hablante, cuando es adecuadamente resuelta, da como resultado un texto.

La unidad textual caracteriza la estructura de las unidades oracionales. Por ejemplo, la utilización del artículo ante el nombre viene exigida por el hecho de que el referente de ese nombre es consabido, y lo es, generalmente, porque en una oración precedente se ha introducido mediante un indefinido (si el asunto del texto es "un viaje", a partir de la primera mención será "el viaje").

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