GEOGRAFÍA - PAÍSES: México - 2ª parte

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Geografía

PAÍSES

México - 2ª parte


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Geografía física (continuación)

omo en la mayoría de los países montañosos de América Central y del Sur, en México puede diferenciarse una sucesión climática altitudinal, entre las tierras calientes (hasta los 600-700 m de altitud), las templadas (hasta los 1 700 m), las frías (entre 1 700 m y 3 500-4 000 m) y las heladas (en las alturas superiores). Al factor altimétrico hay que añadir, como distorsionantes climáticos, los efectos de las masas de aire provenientes de los vientos alisios en dirección SO, y los ciclones tropicales y extratropicales. Todo ello permite establecer tres grandes zonas climáticas en el país: en el altiplano N, la llanura costera de Sonora y la península de Baja California, un clima seco, desértico y estepario, extremadamente caluroso, con temperaturas medias anuales entre los 20 ºC y 25 ºC (algo inferiores en el interior de la altiplanicie mexicana), y un volumen de precipitaciones inferior a los 400 mm anuales (no alcanzan los 200 mm en Sonora y Baja California); el S del altiplano y el Eje Neovolcánico presentan un clima más templado y moderado, con temperaturas algo más frescas (medias inferiores a los 20 ºC), sobre todo en las franjas costeras y en las mayores alturas, y con un nivel medio de precipitaciones anuales cercano a los 750 mm, aunque también muy variables (entre 400 y 1 600 mm anuales) en función de la altura; por último, el extremo S del país y la costa del Pacífico disfrutan de un clima cálido tropical, con temperaturas medias superiores a los 25 ºC, y un nivel de pluviosidad mucho más elevado (de 800 a 3 400 mm anuales), especialmente en la vertiente atlántica, siempre más lluviosa. En toda esta parte S del país las precipitaciones se reparten, además, durante todo el año, mientras que en el N se concentran entre los meses de junio a octubre, y sólo en las franjas litorales la estacionalidad lluviosa se hace un poco más amplia (de mayo a noviembre).

También la altura intensifica las precipitaciones y acorta la estación seca. Curiosamente, el hecho de que las lluvias se concentren en un período determinado llevó a los colonizadores españoles, basados en las características del clima mediterráneo español, a considerar éste el invierno, a pesar de ser los meses de mayo a noviembre. La vegetación del país se adapta a esta diversidad climática, así como a los tipos de suelos y la estructura física, por lo que puede decirse que el territorio mexicano abarca una gran variedad de ámbitos y una gran riqueza biológica. La selva y el bosque tropical se extienden a lo largo de la fachada atlántica S, por todas las cordilleras de Sierra Madre meridionales y por el S del Eje Neovolcánico. En ellos dominan las grandes especies arbóreas siempre verdes, propias de las características pluviométricas, como cedros, parotas, aguacates, guayabos, campeches, caobas, zapotes o árboles del chicle, ceibas, ébanos y otras especies de madera muy apreciada.

En lugares menos húmedos aparecen robles y encinas similares a los mediterráneos. En esta zona tropical las áreas más bajas de la costa han permitido el cultivo de productos tropicales como plátanos, caña de azúcar, cacao o incluso arroz en las zonas más húmedas. Hasta los 1 500 m se desarrollan los cafetales, el tabaco y los cultivos hortícolas, y aparecen también las primeras praderas. Entre 1 500 m y 2 400 m se entra en el dominio del bosque mixto de encinas y robles, y a mayor altura se hallan los bosques de coníferas (pinos, cipreses, etc.); para culminar esta gradación altitudinal, tras los últimos abetos y cedros, los pastos y la tundra de musgo y líquenes.

En las vertientes interiores, de sotavento, de estas sierras litorales meridionales, así como en el valle central de Chiapas, la humedad es menos, por lo que, en alturas inferiores a los 1 000 m, se encuentra un paisaje de sabana tropical herbácea con matorral y arbolado de poca densidad: predominan mimosas, acacias, cactáceas gigantes, espinosas y algunos chaparrales; ahora bien, a mayor altura o en ámbitos de mayor humedad, también robles, encinas y pinos. En cambio, en estas zonas tropicales interiores menos lluviosas llega incluso a desarrollarse un paisaje estepario con abundante vegetación herbácea. Este dominio vegetal ocupa también amplias zonas del centro del país (del S de la altiplanicie y del Eje Neovolcánico). Precisamente las tierras centrales de este eje son las más pobladas y las más utilizadas para muy diversos tipos de cultivos tropicales y pastos de altura en las zonas más elevadas, dejando menores espacios a la vegetación natural de bosques de coníferas.

La parte N del país es la más cálida y seca, por lo que aparecen extensos espacios desérticos y subdesérticos, y pastos muy pobres de uso para una ganadería extensiva. En estas zonas, de vegetación muy poco densa, predomina una vegetación xerófila de cactos y ágaves, con más de 300 especies como el eneguén, maguey, palo verde, yuca, chumbera, etc. En las costas, bajas y pantanosas, se desarrolla una vegetación de manglares y diferentes tipos de amate.

Los ríos mexicanos no son excesivamente importantes. Distribuyen sus aguas en dos vertientes, la atlántica y la pacífica, además de existir una notable circulación endorreica con numerosos cursos que vierten en cuencas interiores, llamados bolsones; ello se da sobre todo en la altiplanicie, donde se encuentra el bolsón de Mapimí, el mayor existente, y en el Eje Neovolcánico. En la vertiente atlántica, más lluviosa y con una mayor planicie costera, los ríos son más largos, regulares y caudalosos, permitiendo mayores tramos para la navegación. De N a S, destaca en primer lugar el río Grande o río Bravo del Norte, que, de sus 3 540 km, casi 2 100 establecen la frontera N del país con E.U.A. Más al S discurre el Pánuco (600 km), navegable hasta Tampico, y ya al S del Eje Neovolcánico se encuentra el conjunto hidrográfico del Papaloapay (900 km), el Mezcalapa-Grijalva (600 km) y el Usumacinta (800 km, delimitando una buena parte de la frontera con Guatemala), que aportan alrededor del 40 % de las aguas fluviales del país; su curso bajo, repleto de meandros y brazos que se enlazan entre sí, forma una extensa región pantanosa fácilmente inundable, a pesar de que son numerosas las obras de regulación y aprovechamiento realizadas en diversos puntos de estos ríos.

En la vertiente opuesta del Pacífico, el clima más seco y la presencia de montañas más cercanas al mar, explican la existencia de ríos más cortos y de mayor pendiente. En el N debe destacarse, en primer lugar, el río Colorado, que aunque discurre en su mayor parte a través de los E.U.A., tiene su desembocadura formando un amplio delta en el extremo septentrional del golfo de California. En el centro del golfo desemboca también, tras atravesar de N a S la árida región de Sonora, el río Yaqui (680 km). En el territorio central del Eje Neovolcánico se halla el sistema Lerma (515 km) - Grande de Santiago (385 km): el primero desemboca en la laguna interior de Chapala, donde nace el Santiago, y entre ambos forman el conjunto fluvial más largo de México, también muy aprovechado para uso hidroeléctrico y agrícola. En la zona del Pacífico meridional, destaca el río Balsas (880 km), que discurre por la depresión del mismo nombre.

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