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La Segunda Revolución Industrial (continuación)

or lo que se refiere al comercio, éste pasó de la escala continental a la mundial. Y, por último, el intervencionismo político se hizo evidente a partir de la vinculación existente entre economía y colonialismo y el enfrentamiento entre las ideologías político-económicas que fueron generándose desde mediados de siglo.

Entre la Primera y Segunda Revolución Industrial puede situarse lo que se ha denominado "revolución de los transportes", cuyo protagonista fue, sin duda, la máquina de vapor (motor a vapor). La aparición del ferrocarril y su implantación a partir de los años centrales del siglo XIX, así como la incorporación de esta fuerza motriz a la navegación fluvial y marítima, actuaron como una particular revolución dentro del proceso de industrialización y de la paralela expansión comercial. En ambos campos es fácil suponer la importancia que tuvieron los nuevos sistemas de transporte, tanto desde el punto de vista del servicio que prestaron a la industria y al comercio, como por ser ellos mismos productos industriales y mercancías.

No obstante, aunque el ferrocarril fue, sin duda, el medio de transporte más revolucionario, no pueden olvidarse las mejoras realizadas en otros sistemas de comunicaciones.

En Gran Bretaña, Países Bajos, Francia, Prusia, Austria, Rusia y Estados Unidos se construyeron, a lo largo del siglo, cientos de canales que unían la red fluvial de cada uno de estos países e incluso la de varios de ellos entre sí.

El transporte fluvial resultó particularmente apto y barato para las mercancías pesadas de la minería y la metalurgia y la aplicación del vapor a sus navíos de ruedas de palas fue muy temprana. En la navegación marítima la introducción del motor de vapor fue más tardía, a mediados del siglo XIX sólo uno de cada diez barcos era un vapor, y estuvo condicionada a otras mejoras técnicas como la construcción de buques con casco de hierro y el sistema de propulsión por hélice, lo que permitió aumentar el tonelaje de los buques y lograr un mayor rendimiento de la fuerza motriz. Por ello, hasta la década de los setenta el vapor no comenzó a desplazar a la navegación a vela, representada entonces por los rápidos y ligeros clippers. También mejoró el transporte por carretera, tanto por el aumento de las redes como por las mejoras técnicas empleadas en su construcción.

La adopción del perfil cóncavo y la base de arenilla hizo que las carreteras tuvieran un firme más regular y exento de baches, que permitió la circulación de vehículos más ligeros y un aumento del tráfico y de la velocidad, con lo que se abarataron los precios del transporte y, por lo tanto, aumentaron las posibilidades para el movimiento de mercancías y personas. De todos modos la gran expansión del transporte por carretera se produjo en el siglo XX, cuando se impuso el automóvil.

Como resultado, la revolución de los transportes supuso:

-- la apertura de nuevos y lejanos mercados;

-- el cese de las crisis por falta de aprovisionamientos;

-- la concentración empresarial, al disponer de abastecimientos seguros;

-- la primacía del hierro, el carbón y la madera en la economía por su gran demanda, y

-- la activación de la industria y el comercio.

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