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La arquitectura gótica en España (continuación)

a Catedral de León es, sin duda, la más francesa y clásica de todas las españolas y, aunque su construcción fue lenta (se terminó ya en el siglo XV), las obras siempre respetaron el plan original, destacando así su unidad estilística.

Si en ella hay que reconocer la influencia de Reims o de Amiens en su planta y en sus bóvedas, hay que indicar también que sus vidrieras superan en riqueza de colorido a las francesas. La Catedral de Toledo tiene una personalidad más marcadamente española debida a su notable anchura (tiene 5 naves) de la que no sobresale la nave del crucero.

Durante el siglo XIV la actividad constructiva más original se desplaza al área mediterránea. Se trata de un grupo de iglesias caracterizado por una mayor sobriedad que hace que desaparezcan muchos elementos ornamentales y por una fuerte tendencia a racionalizar el edificio en un juego de proporciones aritméticas cuidadosamente calculadas y realizadas.

Son construcciones, por lo tanto, en las que la belleza se desprende de la armonía entre sus elementos y de la pureza y simplicidad de sus formas. No buscan la ostentación de la altura; la nave central es casi tan alta como las laterales, razón por la cual no precisa de arbotantes.

La necesidad de contrafuertes se disimula en el exterior ocupando el espacio entre éstos por capillas laterales. El resultado son unos muros exteriores lisos, tan sólo decorados por discretas molduras. Con respecto a la planta, este grupo adopta sistemáticamente la de salón sin que sobresalga la nave del crucero.

Las construcciones más importantes del gótico mediterráneo son: la Catedral de Barcelona, comenzada en 1298 (su fachada es del siglo XIX y no sujeta al ideal original), dispone de unos pilares tan esbeltos que la hacen parecer más alta y grandiosa de lo que realmente es; la Catedral de Gerona, que se inició en 1312 siguiendo el modelo barcelonés, paró sus obras cuando sólo estaba construida la cabecera con una estructura de tres naves, hasta que en 1417, el maestro de obras Bofill propuso continuarla con una sola nave, haciendo de esta catedral uno de los edificios más originales y atrevidos del gótico hispano; la Colegiata de Santa María del Mar en Barcelona que es, sin duda, el ejemplo más armonioso y depurado del gótico mediterráneo, resulta inconfundible por sus pilares octogonales completamente lisos.

Y, por último, la Catedral de Palma de Mallorca que, aunque resulta ser una de las más altas de Europa, su enorme anchura y lo reforzadas que están las líneas horizontales en el exterior no la hacen aparecer como tal. Hay otros templos, pero tan sólo destacaremos Santa María del Pino en Barcelona, por ser de nave única, modelo muy frecuente en el área mediterránea.

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