INVENTOS E INVENTORES: Historia de los inventos: La asombrosa historia del genio humano - 6ª parte

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Inventos e inventores

HISTORIA DE LOS INVENTOS

Fuente: Revista "Sucesos"

La asombrosa historia del genio humano - 6ª parte


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El ataque y la defensa

i la caza era la guerra contra una especie inferior, el Homo Sapiens muy pronto concibió la lucha contra sus propios hermanos de especie como rodeada por cercos de tierra y piedras. Después vendrán las murallas fortificadas con almenas y torres de guardia, que rodean, ya sea una ciudad completa, Nínive o Babilonia, ya sea un pequeño recinto estratégico ocupado por una guarnición permanente. Paulatinamente, este último tipo de reducto fortificado se transformará en el castillo medieval.

Las armas mismas evolucionan sólo muy lentamente. El arco seguirá empleándose durante milenios; en el primer siglo de nuestra era los Romanos inventarán la ballesta, que sólo se difundirá en su forma definitiva alrededor del siglo X. Era un arco de acero, montado sobre un tronco de madera o cureña, provisto de culata para apoyarlo en el hombro: las flechas o "viritones" que lanzaba producían heridas tan terribles que el Papa Inocencio III autorizó a las naciones cristianas a emplear la ballesta únicamente contra los infieles. Ricardo Corazón de León no hizo caso de la prohibición, y en el sitio de Chalus cayó mortalmente herido por un virotón; por mucho tiempo se consideró su muerte un castigo del cielo.

DOBLE FUNCION. Piedras astilladas fueron armas y herramientas de trabajo.
DOBLE FUNCION. Piedras astilladas fueron armas y herramientas de trabajo.

La honda, también originaria del Paleolítico, daría origen ala catapulta y otras máquinas bélicas similares. Otra arma de lanzamiento, usada hasta hoy por los nativos del Amazonas, es la cerbatana: primer arma que aprovecha un impulso energético externo. Y así como en la cerbatana podemos vislumbrar el antepasado lejano del cañón, así en la flecha envenenada del pigmeo o la lanza ponzoñosa del bosquimano se adivina ya la futura guerra química.

El agua y el viento

Para el hombre primitivo, el agua no era solo bebida y medio de riego; pronto se convirtió también en necesidad higiénica y curativa, en vía de comunicación, en trinchera natural que le protegía de sus enemigos, en principio natural, que regulaba la fertilidad de sus campos. Surgieron las redes de irrigación, las cañerías bajo presión, ya se las conocía en Cnossos y en las antiquísimas ciudades del Asia Menor, los acueductos de Corinto, Sarros y Siracusa, y el famoso acueducto de Eupalino, del siglo VI a.C. excavado en roca viva a lo largo de un kilómetro revestido interiormente por ladrillos. Llegó el momento en que un total de once acueductos llevaban a la capital imperial de Roma un total de un millón de metros cúbicos (mil millones de litros) de agua al día, y la maciza instalación de Aqua Martia transportaba el líquido elemento a casi cien kilómetros de distancia. Galerías, puentes, arcadas y otros restos atestiguan la amplitud de estas magistrales obras de ingeniería en todos los rincones de lo que fue el Imperio Romano: son especialmente célebres los acueductos de Tarragona, Segovia, Nimes, Lyon, Marsella, París yartago.

Pero ya entre los años 3500 y 3000 a.C. en vísperas del gran florecimiento de las dinastías egipcias y mesopotámicas, los habitantes neolíticos del Cercano Oriente debieron iniciar grandes labores de disecación de pantanos e irrigación, a fin de poder dedicar a la agricultura los vastos márgenes del Nilo y de los ríos Tigris y Eufrates. Fue el mismo período en que nació, en la misma región, la rueda y la escritura, y se desarrollaba la metalurgia y la navegación: fue la verdadera víspera del amanecer civilizado, el instante clave en que la construcción de barreras y diques, la excavación de canales e instalación de cañerías, el estudio del comportamiento de los ríos y sus variaciones estacionales obligaron a los clanes egipcios a aglutinarse, a consolidar una comunidad, a buscar una autoridad central que organizara la gigantesca labor: a formar, en suma, la primera nación, el primer Estado de la historia.

Los asirios y babilonios en Mesopotamia, los fenicios en Siria y Cartago, los hebreos en Palestina, construirían más tarde las densas redes de canales, diques y piletas que les permitieron fertilizar sus desérticos territorios. Más tarde, en el siglo XIII de nuestra era, vendría el primer sistema de esclusas para superar el desnivel entre dos trechos navegables de una vía fluvial: un invento que cambió el mundo moderno, permitiendo la navegación por el canal de Panamá.

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