GEOGRAFÍA - PAÍSES: Francia - 8ª parte
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Geografía

PAÍSES

Francia - 8ª parte


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Historia: 1ª Guerra Mundial hasta 1968

letra capitular El triunfo en la Primera Guerra Mundial significó un reagrupamiento de las fuerzas políticas en el interior en torno al Bloque Nacional, gobierno de consenso entre los partidos moderados. El auge de los fascismos decantó en 1936 el triunfo electoral hacia el Frente Popular (las izquierdas, salvo la comunista) de León Blum. No obstante, la inminencia de la guerra hizo poco duradero al dividido Frente Popular, sustituido ya en 1937 por el derechista gobierno de Daladier, al que correspondió afrontar la Segunda Guerra Mundial. Ocupada Francia por el ejército alemán, los franceses dividieron su apoyo entre el gobierno colaboracionista de Vichy y la resistencia que proclamaba el general Charles de Gaulle desde Londres. Liberada a fines de 1944, De Gaulle formó un gobierno provisional, donde se fundían la resistencia interior (mayoritariamente comunista) y la exterior, amparándose en una tregua entre los partidos políticos. Desde este momento se empezaban a preparar elecciones para el retorno a la vida política democrática, una vez terminadas las operaciones militares.

El 21 de octubre de 1945, en un doble referéndum, se decidió que la asamblea que se eligiera debía ser constituyente (rompiendo, por tanto, con la III República anterior a la guerra), y se disolvería una vez aprobada la nueva constitución. De Gaulle fue elegido unánimemente presidente del gobierno provisional, pero al no contar con un grupo parlamentario en la Asamblea, las relaciones con los partidos políticos tradicionales fueron difíciles, lo que le llevó a dimitir el 20 de enero de 1946. Era una retirada táctica, creyendo que los partidos no podrían ponerse de acuerdo. Sin embargo, los tres principales (el comunista --PCF--, el socialista --SFIO--, y el democristiano --MRP, Movimiento Republicano Popular--) formaron un gobierno de coalición, aunque no coincidieron sobre el proyecto constitucional. El MRP propugnó el «no» al proyecto de los otros dos partidos y ganó el referéndum, obligando a convocar una nueva Asamblea Constituyente, donde obtuvieron ventaja. La Constitución, aprobada el 13 de octubre de 1946, aumentaba ligeramente los poderes del presidente de la República y creaba una segunda cámara legislativa consultiva, el Consejo de la República. En noviembre del mismo año se celebraron las elecciones a la Asamblea Nacional, consiguiendo el PC la minoría mayoritaria. En enero de 1947 se eligió presidente al socialista Vincent Auriol.

La crisis del gobierno tripartito estalló en mayo de 1947 en relación con unos créditos para el cuerpo expedicionario francés en Indochina, que el PC no apoyaba. Los comunistas se desentendieron del gobierno y pasaron a la oposición, explotando el malestar social provocado por los problemas económicos que generaba la guerra en Indochina. A la oposición comunista se unió la gaullista, que no estaba a favor del régimen que se había creado. La razón por la cual De Gaulle volvió, algo después, a la política, fue la misma que marginó a los comunistas en varios países de Occidente: la guerra fría. De Gaulle temía que ésta encontrara a Francia en una posición débil en el concierto internacional. Disuelto el tripartidismo, la IV República presentó la fisonomía que la caracterizó hasta su desaparición: el intento de asociar estrechamente la mayoría en la Asamblea con la formación de gobierno, para evitar las crisis ministeriales y las mociones de censura. Se buscaba la estabilidad, limitando la independencia del presidente de la República y del presidente del Consejo de Ministros. Sin embargo, estos mecanismos se revelaron inoperantes, ya que los gobiernos no duraban más de siete meses. Pese a todo, el sistema se pudo mantener por el interés de todos los partidos centristas y del socialista, y gracias a una coyuntura económica favorable debido al Plan Marshall y, posteriormente, al alza de precios que generó la Guerra de Corea.

En 1949 se creó, inspirada por Francia, la Comunidad Económica del Carbón y del Acero, que pretendía que las economías francesa y alemana fuesen el antídoto a un posible nuevo conflicto. En 1959 el país participó en la creación del Pacto del Atlántico, preludio de la OTAN. El colapso de la IV República se produjo a consecuencia de las guerras coloniales: en Indochina, resuelta en 1955 con la concesión de la independencia por el gobierno Mendès France, pero sobre todo el estallido insurreccional en Argelia. En este país vivían alrededor de un millón de colonos europeos, los pieds noirs, y la opinión pública francesa era unánime en negarse a abandonar esta «parte de Francia». Se impuso la vía de la represión, subordinando cualquier medida política al restablecimiento del orden. Ello impulsó a De Gaulle a volver a la política activa en 1955. En el último tramo de su vida, la IV República afrontó varios problemas que no pudo superar: la economía tenía dificultades para adecuarse a las necesidades de un país comprometido en la creación de la CEE. Francia sufría un déficit presupuestario crónico, debido a una política de subvenciones suicida y al coste de la guerra en Argelia.

La política expansiva del gobierno, haciendo vivir a los franceses por encima de sus posibilidades, producía inflacción, déficit en la balanza comercial y escasez de divisas. Todo ello apenas se intentó enderezar con una devaluación del franco en 1957. Por otro lado, el Estado se desintegraba por las continuas escaramuzas en una Asamblea que contaba con casi todos los poderes, pero que no podía ejercerlos dado el equilibrio de fuerzas entre partidos opuestos. En esta situación, De Gaulle fue presentado como el hombre capaz de imponer su autoridad, y de evitar una guerra civil o un golpe de estado fascista que parecía gestarse entre los militares destinados en Argelia. En junio de 1958 la Asamblea Nacional invistió a De Gaulle presidente de la República. En el mismo momento, el político diagnosticó tres problemas: Argelia, el desequilibrio financiero, y la reforma de las instituciones.

La solución del último era necesaria para abordar los otros dos, por lo que los gaullistas prepararon una nueva Constitución, vigente (con reformas) durante toda la V República y en la actualidad. Aprobada en septiembre de 1958, la nueva carta instauró un mandato de siete años para el presidente, a quien se le confieren amplios poderes: nombrar al primer ministro, disolver la Asamblea, convocar referéndums, etc. Era una Constitución en que las ambigüedades calculadas ofrecían una posibilidad de que el partido de la república ejerciese casi un poder ilimitado. Un mes después se convocaron elecciones legislativas, que ganó la Union pour la Nouvelle République (UNR) de De Gaulle. Así pues, el primer ministro (Antoine Pinay) y el presidente de la Asamblea (Jacques Chaban-Delmas) también eran gaullistas, con lo cual el nuevo régimen tuvo las manos libres en materia de política económica. Quedaba el problema de Argelia. En abril de 1961 hubo una tentativa golpista de varios generales en Argelia; no tuvo éxito, pero permitió a De Gaulle asumir los plenos poderes de emergencia, amparándose en ellos al convocar un referéndum en la metrópoli para conceder la independencia. Obtuvo una amplia victoria y convocó a su vez a los argelinos a pronunciarse sobre su futuro; casi unánimemente se pronunciaron por su independencia, iniciando así su existencia la República Argelina.

Los militares y pieds noirs, intransigentes, crearon una organización terrorista que acosó durante años al régimen gaullista: la OAS (Organisation Armée Sécrete). Solucionados los tres problemas que hundieron a la IV República, los partidos políticos de la Asamblea rompieron su discreto silencio sobre los excesivos poderes presidenciales y se aplicaron en recortarlos. Sin embargo, De Gaulle supo ganarles la partida: aprovechando la conmoción que creó un intento por parte de miembros de la OAS de asesinarlo, convocó un referéndum para reformar la Constitución. El resultado fue claro: en el futuro el presidente de la República sería elegido por sufragio universal (escapando al control de las instituciones). Ante la oposición de la Asamblea, la disolvió y convocó elecciones legislativas. Ambas consultas se celebraron en octubre y noviembre de 1965, respect., y en las dos se impusieron las tesis gaullistas. En adelante, De Gaulle y su primer ministro, Georges Pompidou, no tuvieron dificultades para seguir con la política de grandeur: salida de la OTAN (para tener una política exterior independiente de E.U.A.) y creación de una fuerza nacional propia, subvenciones y ventajas a las grandes empresas para conseguir la supremacía económica de Francia en el mundo.

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