GEOGRAFÍA - PAÍSES: Egipto - 10ª parte
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Geografía

PAÍSES

Egipto - 10ª parte


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Religión

letra capitular En Egipto, la religión estaba presente en todos los actos de la vida cotidiana e incluso más allá de la vida terrena. Entre los restos de esta civilización hallamos monumentos religiosos y funerarios llenos de textos, relieves, esculturas y pinturas que nos aportan gran información.

Los egipcios comenzaron adorando algunos fenómenos de la naturaleza; luego, pasaron a determinadas cualidades de algunos animales, y, por último, llegaron a los dioses antropomorfos. En realidad, siempre mantuvieron esta triple adoración: crearon dioses con cualidades de la naturaleza y atributos zoomorfos. Por otra parte, hay que destacar la existencia de distintos dioses locales que podían ser absorbidos unos por otros en función de la importancia política que alcanzara su ciudad natal.

Varias leyendas explican el origen del mundo, atribuyéndolo a diferentes dioses; sin embargo, en general, la mayoría de los egipcios creían que del caos universal de las aguas primordiales surgió un montón de Tierra en la que pronto aparecieron las primeras formas de vida gracias al espíritu creador, el Sol. El Sol fue uno de los fenómenos naturales más adorado, al que dieron diferentes nombres, entre ellos Ra. La primera acción de Ra fue crear a los dioses y a los hombres.

De entre los dioses zoomorfos cabe destacar a Jnum, con figura de carnero y considerado el dios creador por excelencia; Hator, la vaca, fecunda, asimilada al cielo que da luz y calor; Anubis, con figura de chacal, el guardián de las tumbas; Thot, representado como un ibis, dios de la ciencia y la sabiduría; Horus, el halcón, asimilado a veces con el cielo o el sol, etc. La pervivencia del culto a estos dioses y la aparición de dioses antropomorfos produjo algunos cambios en su representación: conservaron su cabeza animal, pero su cuerpo adquirió forma humana. Uno de los primeros dioses representado bajo forma humana fue Path, dios de Menfis, protector de los artistas y de los artesanos.

El mito más popular es el de Osiris: Nut (cielo) y Gheb (tierra) tuvieron cuatro hijos: Osiris, Seth, Isis y Neftis. Osiris, dios del Nilo, de la tierra y de la vegetación fue descuartizado por su hermano Seth, que dispersó sus restos por el universo. Su esposa Isis, ayudada por Neftis, esposa de Seth, consiguió reunir los restos de su marido y formó un cuerpo incorruptible gracias a la ayuda de Anubis y a la técnica de la momificación. Osiris se convirtió en el dios de ultratumba. El hijo de Osiris e Isis, Horus, venció a Seth, le arrebató el gobierno de la Tierra y ocupó su lugar. De acuerdo con este mito, Osiris representaba todo lo bueno y fructífero; Seth lo malo y lo destructivo; Isis había instituido la familia y enseñaba a los hombres cómo hacer el trabajo cotidiano; y Nefthis, esposa de Seth, era la reina de los muertos.

Los faraones, cuando iniciaban su gobierno, lo hacían como encarnación de Horus, y al morir se convertían en Osiris para poder reinar en el más allá. Cuando los príncipes conseguían el poder después de una época de crisis, lo atribuían al favor de su dios y, como muestra de agradecimiento imponían su culto a todos los territorios que quedaban bajo su dominio. El faraón pasaba a ser considerado la encarnación de ese dios o la de su hijo. Por ejemplo, en la IV dinastía, Heliópolis, la ciudad del dios Ra, tuvo gran influencia y el faraón, se convirtió en su hijo.

Durante los Imperios Medio y Nuevo, Amón de Tebas (nueva capital) se impuso a las otras divinidades, y se unió al también poderoso Ra. A partir de este momento Amón-Ra sería el dueño divino de Egipto. Con el transcurso del tiempo, el faraón, que representaba todos los poderes y tradiciones, llegó a encarnar simultáneamente a diferentes dioses: era Path, era el hijo de Ra, era también Horus, etc., cada dios le confería sus poderes. La adoración a los dioses, esp. en los templos, era objeto de minuciosos detalles.

En cuanto a las creencias relacionadas con la vida de ultratumba, los egipcios plasmaron de diversas formas su fe en la supervivencia. Creían en una vida sobrenatural basada en tres principios: el aj, símbolo de la fuerza divina; el ba, parecido a nuestro concepto de alma y el ka, cualidades divinas que daban la vida eterna. La civilización egipcia creó un ritual que iba desde el hecho de embalsamar el cadáver a la preparación del ajuar y recinto funerario. Creían que en el más allá el difunto llevaba una vida muy similar a la terrenal, por ello no temían la llegada de la muerte.

Hasta el Imperio Antiguo la vida de ultratumba estaba reservada al faraón, su familia y algunos allegados. Sin embargo, más adelante, esta idea de la inmortalidad fue extendiéndose al resto de los grupos sociales. Ello convirtió a Osiris en el dios más arraigado en la sociedad y más venerado por el pueblo egipcio. No todo el mundo podía costearse un entierro completo (incluida la momificación), ni construirse una gran tumba, pero todos los enterramientos reflejan el interés de llevar a la otra vida los objetos considerados importantes. Además de preparar la tumba era necesario conocer algunas fórmulas para la vida en el otro mundo (juicio de Osiris). El Libro de los muertos era una buena fuente.

Periódicamente, debían realizarse ritos funerarios en honor del fallecido. Para tener seguridad de que se harían, el egipcio rico dedicaba una parte de sus bienes a fundaciones piadosas, así, los sacerdotes los realizarían. Estas y otras donaciones contribuyeron a aumentar la riqueza de los sacerdotes, la misión fundamental de los cuales era satisfacer a los dioses: tenían que cuidarlos como si se tratase de seres humanos. Durante las festividades, la imagen del dios era sacada del templo y paseada para que todo el mundo pudiese contemplarla, ya que al santuario donde se guardaba sólo podían acceder los sacerdotes de rango superior.

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