GEOGRAFÍA - PAÍSES: Egipto - 5ª parte

 Natureduca - Portal educativo de ciencia y cultura

 Menú principal - Índice principal Usuarios conectados 50 usuarios conectados


Geografía

PAÍSES

Egipto - 5ª parte


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Historia: Época romana e islámica

letra capitular El mundo helenístico se centró en la brillante Alejandría, mientras el mundo egipcio sobrevivía encerrado en sí mismo.

Diversos conflictos internos --corrupción, persecución de los judíos, problemas dinásticos-- provocaron la desaparición del Imperio lágida y su incorporación al Imperio romano. La última reina de la dinastía, Cleopatra, intentó unificar Oriente bajo su hegemonía.

Cuando Marco Antonio fue puesto al mando de la zona oriental del Imperio, la reina buscó su ayuda, se casó con él y logró poner la política romana en Oriente al servicio de Egipto, provocando un enfrentamiento con Roma. Las tropas de Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotadas y el país pasó a ser definitivamente una provincia del Imperio romano (30 a C), aunque con un estatuto diferente al resto: fue gobernada por los mismos emperadores a través de un prefecto de orden ecuestre; este territorio quedó prohibido a los senadores.

Alejandría y su doble puerto, brillante ciudad fundada por Alejandro Magno
Alejandría y su doble puerto, brillante ciudad fundada por Alejandro Magno, y que acogió la mítica biblioteca donde se reunían los más destacados filósofos, científicos y literatos de la época

Los emperadores se consideraron herederos de los faraones y conservaron las instituciones tolomeicas hasta la época de Diocleciano, en que Egipto pasó a ser una diócesis del Imperio y cesó su peculiar situación administrativa. Nunca fue romanizado desde el punto de vista cultural --el idioma oficial era el griego, la moneda el dracma--, pero sí explotado económicamente: fue un importante proveedor de grano y sus habitantes estuvieron sometidos a fuertes cargas fiscales. Esta situación provocó numerosas rebeliones y la retirada de muchos campesinos hacia las zonas desérticas.

En la época de Diocleciano, el elemento helenizante, salvo en Alejandría, fue perdiendo supremacía, mientras se iba abriendo camino, de nuevo, la tradición egipcia. El cristianismo, que había penetrado a través de las comunidades judías de Alejandría, se difundió rápidamente entre la población. Asimismo, se desarrolló una lengua heredada del antiguo Egipto, pero escrita con caracteres griegos: el copto. Con la división del Imperio romano (395 d C) Egipto pasó a formar parte del Imperio de Oriente hasta la conquista árabe (643).

La reforma administrativa de Justiniano frenó la configuración de grandes latifundios y la retirada de población hacia el desierto. Hubo, sin embargo, gravísimos enfrentamientos de carácter religioso entre los defensores de la doctrina monofisista (Iglesia copta) y los ortodoxos. En cuanto a lo oficial, el Imperio bizantino se decantó por la ortodoxia, mientras que Egipto optó por el cristianismo de la Iglesia copta, condenada en el Concilio de Calcedonia (451); en realidad se habían llevado al terreno religioso luchas de carácter político. Estos conflictos dejaron al país indefenso ante las invasiones, primero de los persas (616-628) y después de los árabes (642).

Al iniciarse la conquista árabe sus vínculos con Bizancio estaban claramente rotos. El aspecto más relevante de esta primera dominación musulmana (642-868) fue la rápida asimilación de la cultura árabe y de la religión islámica motivada, fundamentalmente, por la colonización llevada a cabo por tribus de árabes beduinos y por los impuestos especiales que obligaban a pagar a los coptos. Egipto siguió los avatares del Imperio islámico hasta que el turco Ahmad ibn Tülün consiguió la independencia (868) y el país dejó de ser una provincia, iniciándose una época de gran prosperidad; en esta etapa se produjo la anexión de Siria. El último tuluní fue vencido por el califa (905) y Badgad volvió a enviar gobernadores a Egipto. Sin embargo, uno de ellos, Muhammad b Tuyy, recibió el título principesco de ijšÆîd y, al igual que Tülün consiguíó fundar una dinastía y mantenerse independiente hasta el 969. Ambas dinastías fueron incapaces de consolidarse debido a que no tenían una base sobre la que apoyarse; eran, simplemente, dominaciones militares. Aprovechando esta debilidad, los fatimíes, que estaban en el Magreb desde el 909, entraron en Egipto y trasladaron la capital de su Imperio a El Cairo (969-1171), extendiéndose, posteriormente, más alla de las fronteras egipcias. Separada de Bagdag, esta dinastía, que se apoyaba en una base religiosa (chiitas), hizo de Egipto el país más importante del Islam y convirtió a El Cairo en un gran centro cultural y económico. La actividad comercial a través de Alejandría y del mar Rojo les convirtió en intermediarios entre el Mediterráneo y el Extremo Oriente. De este momento son algunas de las mejores obras del arte musulmán en Egipto. Sin embargo, el Imperio fatimí no pudo mantenerse: el Magreb se independizó, Siria fue conquistada por los seléucidas y los cruzados atacaron Palestina, conquistando Jerusalén (1099).

En cuanto a lo interno, padecieron diversas revueltas. El turco Salah al-DÆîn, enviado a Egipto por el sultán Nür al-DÆîn para contrarrestar las acciones de los cruzados, fue nombrado visir del último califa fatimí. Posteriormente, depuso al califa y el país pasó a manos de la dinastía ayyubí; el chiismo quedó abolido como religión oficial. En 1174 Salah al-DÆîn declaró la independencia de Egipto y recibió del califa abasí el título de sultán; se anexionó Yemen, Siria, Palestina, Nubia, etc. La constante amenaza de los cruzados potenció un ejército compuesto fundamentalmente por esclavos (mamelucos).

Las luchas entre generales acabaron con la dinastía ayyubí y llevaron a los mamelucos al poder (1250-1517). Los nuevos gobernantes fomentaron la economía egipcia, expulsaron a los últimos cruzados y libraron a esta zona de las hordas mongólicas. Sin embargo, la nueva potencia emergente en el mundo islámico, el sultanato de los turcos otomanos, acabó por conquistar Egipto a principios del s. XVI (1517-1798). Asimismo, la apertura de la ruta naval Europa-Extremo Oriente terminó con el monopolio que el país tenía gracias al dominio del mar Rojo e inició un período de decadencia.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  • Ir al índice de la sección
  • Volver atrás
  • Ir a la página anterior
  • Ir a la página siguiente
       

 Menú principal - Índice principal



Logo Asociación Española para la Cultura, el Arte y la Educación ASOCAE Creative Commons © ASOCAE ONGD, Asociación Española para la Cultura, el Arte y la Educación - www.asocae.org - RNA 592727 - CIF.: G70195805 ¦ Contacto  ¦  Bibliografía ¦  Política de privacidad ¦ Esta web NO utiliza cookies, ni guarda datos personales de los usuarios