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Cocina y gastronomía
EL VINO
Servicio y cata del vino - 6ª parte
La cata (continuación)
La copa
e ha demostrado que los recipientes de vidrio son los más adecuados para saborear un vino, y especialmente para la cata. Deben ser preferentemente copas incoloras y sin ornamentos de ningún tipo, con objeto de apreciar todas las cualidades de los vinos.
La copa ha evolucionado a la par del conocimiento y cultura que hoy en día tenemos sobre los vinos; antiguamente se utilizaban toda clase de vasos y recipientes, incluso se han empleado calabazas huecas.
En la actualidad, salvo la copa de cata, que tiene unas características especiales, existe una variedad de copas para cada tipo de vino y momento.
La copa para vino debe
ser lisa y transparente para apreciar adecuadamente el color y las
posibles imperfecciones
En principio, una copa para vino debe ser de cristal fino, de pie alto, liso y transparente para apreciar el color y las posibles imperfecciones. La idónea es la que tiene forma de tulipa, que permite concentrar los aromas en la parte superior gracias a su forma más alta que ancha.
En general, las copas deben tender a cerrarse en su parte superior para percibir mejor los aromas. Su diseño tiene que ser adecuado para que el contacto de los dedos con la copa, además de sujetarla fácilmente, no calienten el contenido.
Existen variados modelos de copas, incluso muy sofisticadas creadas para beber vinos de determinadas regiones. Sin detenernos en diseños específicos, diremos que tradicionalmente se utilizan copas altas para vinos blancos, y más anchas para vinos tintos. Para el cava se utiliza la llamada tipo "flauta" y para el Jerez el "catavinos".
La copa no debe
llenarse totalmente en el momento de servir
En el momento de servir el vino no ha de llenarse nunca la copa, sólo un tercio o poco más, para así poder moverla con comodidad y descubrir los aromas.