LITERATURA Y RADIO: EL DERECHO A DELIRAR

Un año en el manicomio catalán. Recoge las reflexiones de un barcelonés hastiado. Ramón de España, La esfera de los libros, Madrid, 2014 [¿Por qué no se edita en Barcelona? Ciudad que llegó a ser la capital mundial de la impresión en español puede darnos una idea al que se atreva a leer este título del ambiente que se “respira en el denominado oasis catalán”].

 

Que conste que este texto (lo he leído tras mi regreso de los Andes y pasado el órdago de la parodia del 9N intentando buscar respuesta a algo que, tras 40 años por estos lares, no llego a entender). Así que a partir de ahora citaré textualmente donde aparece la parte radial [en cierta medida engarza con mis últimas quejas sobre el comportamiento de la radio en este maltratado país por parte de unos políticos ineptos y un pueblo ¿masa?, totalmente anestesiado] que no tiene desperdicio. Si además alguien lo tiene a mano en la biblioteca de su zona, no haría mal en leerlo, sin duda no le dejará indiferente e igual sirve para hacerse algunas preguntas o simplemente contestarse algunas de las muchas incógnitas de las que acontecen en este rincón de la península denominado Cataluña. Por supuesto, salvo para el ceporro de turno, siempre encontrará algún momento jocoso y si se encuentra con alguno de ellos en su vida, a lo mejor le sirve, incluso, para intentar comprender algo que para los que llevamos décadas aquí resulta incomprensible…
Comencemos con una cita de un autor poco actual: MANUEL CHAVES NOGALES (1897-1944) que escribió:

“Al atardecer, en uno de esos locales impresionantes en los que suele reunirse la burguesía barcelonesa para consumir pastelillos de nata, he oído comentar el gran espectáculo de la jornada a quienes seguramente no han sido actores en él.

-El desfile –decía alguien- ha sido impresionante y revela la gran fuerza espiritual del pueblo catalán. A nuestro pueblo le entusiasman esas grandes paradas de la ciudadanía. No sabe pasar muchos meses sin provocar alguna. Pero acaso entre una y otra, aunque solo mediasen tres o cuatro meses, tendría alguien que preocuparse de rellenar el tiempo con una tarea que tal vez no sea del todo superflua: la de gobernar, la de administrar, la de hacer por el pueblo algo más que ofrecerle ocasión y pretexto para esos deslumbrantes espectáculos”.

“Tras el último cirio nacionalista de TV3 -consistente en un informativo infantil en el que salen un montón de niños con el cerebro lavado a reclamar la independencia de Cataluña, pues eso les ha dicho que hagan el idiota de su padre-, se produce la inevitable respuesta en los diarios de los columnistas del Régimen. ¡Qué gente tan disciplinada! Donde los demás vemos manipulación descarada, ellos detectan el libre albedrío de los tiernos infantes.
El cinismo no termina ahí. El director de TV3, un esbirro apellidado Sallent, sale a decir que ellos no manipulan nada y que TV3 es, prácticamente, la BBC. A continuación, es el turno del CAC (Consell de l’Audiovisual de Catalunya), compuesto por más de cien paniaguados (algunos de ellos, con un sueldo anual que superar los 100.000 euros) que se pasan la vida opinando sobre lo que hacen TVE o Tele 5 (cadenas que superan su jurisdicción). Tras mucho darle vueltas al asunto, han llegado a la conclusión de que lo del informativo infantil no era manipulación, sino información de la buena”. [17/18]

“Se celebra a bombo y platillo la fiesta anual del Club Súper 3, el programa infantil de TV3 que lleva treinta años haciendo por los niños de ahora lo que Locomotoro, Valentina, el capitán Tan y los repugnantes muñecos de Herta Frankel hicieron en su momento con los chavales de mi generación: destruirles las neuronas. Hay algo siniestro en la programación infantil en general (aún tengo pesadillas con los siniestros Teletubbies), cosa que descubrió hace muchos años el gran Roman Polanski y que le llevó a escribir una carta a la radio nacional polaca para quejarse de las birrias que le obligaban a escuchar. En el caso del Club Súper 3 –al que sólo me he asomado zapeando-, hay que reconocer que tiene una capacidad de seducción notable, por lo que puede que no sea tan malo como lo que yo me tragaba en mi infancia, pero tiene algo de secta –como el Barça, el movimiento casteller, los boletaires y casi cualquier movimiento asociativo catalán- que no me acaba de convencer: estoy seguro de que los críos de mi cuerda tienen a gala no ser socios del Club Súper 3, y que por eso se ven obligados a encajar cada día múltiples humillaciones en la escuela. Y es que el Club Súper 3 es la asociación infantil más nutrida de Europa.

Por eso su fiesta anual aparece en los telediarios de TV3 tras las consabidas informaciones sobre el derecho a decidir, la maldad de los españoles y otros temas de fuste. Aunque también es posible que en TV3 ya no distingan la realidad de la ficción, como demuestran las entrevistas matutinas de Ariadna Oltra, centradas casi siempre en miembros del gobierno autónomo. Para que haya cierta variedad, de vez en cuando invitan a Albert Rivera, pero siempre es para leerle la cartilla. En cualquier caso, gracias al Telenoticies, descubro que una de las niñas del Club Súper 3 se ha convertido en una mujer despampanante y de belleza extraterrestre, gracias en parte a la genética, pues luce una nariz extrañísima que me parece irresistible. No sé cómo se llama, pero creo que podría ser la protagonista ideal de alguna saga de ciencia-ficción local. O sea, nuestra Lara Croft.
La presencia en la fiesta del Club Súper 3 de la ANC ha pasado desapercibida, por lo que no sé si los niños han sido debidamente aleccionados sobre las ventajas de la independencia. Me hubiese gustado ver en el escenario al dúo Carme Forcadell-Muriel Casals en plan Torrebuno, pero me he quedado con las ganas”. [44/45]

“Se produce el cierre definitivo de Canal 9 y TV3 cubre el asunto de la manera más melodramática posible. Si hemos de hacer caso a los informativos de la nostra, estamos ante una desgracia de la que nunca nos recuperaremos. En un tono épico, se nos habla del ataque a la lengua catalana que hay tras el cierre y se no muestra a unos empleados llorosos que se abrazan unos a otros como si hubiesen perdido a toda su familia, cuando lo único que han perdido es el sueldo.

Me resulta imposible ponerme sentimental ante el cierre de Canal 9 (igual que si chapara TV3, cosa improbable porque tiene audiencia y porque es el elemento principal del aparato de agitación y propaganda de los nacionalistas). Siempre ha sido un canal infecto, trufado de programas chabacanos -¿o es que nos hemos olvidado de Tómbola, cuna de la telebasura nacional?- y servil al gobierno autónomo, generalmente del PP. Al igual que TV3, en Canal 9 sobraba la mitad de los empleados, colocados seguramente a dedo por su fidelidad al PP o por sus servicios al mismo. Todos esos funcionarios del audiovisual valenciano que salen ahora por la tele diciendo que estamos ante un golpe de estado fascista, ante un ataque a la lengua propia del País Valenciano y ante una cacicada inaceptable saben perfectamente en qué mierda de sitio han estado trabajando todos estos años. Si antes bajaban la cabeza y no chistaban era porque cobraban cada mes y, precisamente por eso, el servilismo al PP, las actitudes fascistas, los ataques a la lengua y las cacicadas les resultaban mucho más soportables. Durante los últimos veinticuatro años, el trabajador medio de Canal 9 se ha limitado comer y a callar. Seguro que más de uno –pues hay gente digna en todas partes- se habrá ido a casa para no tener que contribuir al éxito de la Valencia de Carlos Fabra, Francisco Camps, Rita Barberá y demás discípulos aventajados del gran Alí Babá, pero la mayoría se quedó en su sitio con la vieja excusa de que tenían una familia que mantener.
No tengo nada en contra: la cosa está muy malita y la gente se agarra cual lapa a su nómina. Pero, por favor, no me vengan ahora con supuestas actitudes heroicas en defensa de una democracia que en Canal 9 no ha existido nunca. Es mejor que los cesantes interpreten esta aparente desgracia como una oportunidad de reintegrarse en la sociedad. Los mayores tienen derecho a disfrutar de su pensión… Bueno, no estoy muy seguro, pero tampoco los vamos a enviar al tribunal de La Haya, ¿verdad? Y los jóvenes pueden buscarse un trabajo decente y, de esta manera, redimirse de la vida indigna que han llevado hasta ahora.

TV3, por su parte, podría meterse la solidaridad por donde le quepa. Aunque ya comprendo que se ve reflejada en Canal 9. Ambos canales, supuestamente públicos, han estado siempre al servicio del poder político: Canal 9, a las órdenes del PP; TV3, a las de CiU y ERC. Desde ambos se ha manipulado y mentido a mansalva, para tener contento al respectivo señorito. En ambos se ha dado cobijo a inútiles afectos a la causa para que ocuparan despachos en los que poder pasar tranquilamente la jornada tocándose el níspero a dos manos. En ambos se ha tirado el dinero a conciencia. En ambos se ha evitado la presencia de cualquier desafecto al Régimen que pudiera alterar la paz social. En ambos se ha incumplido la obligación de cualquier televisión pública de comportarse con decencia política y un mínimo de ecuanimidad, como si en vez de pagarlos toda la población de la comunidad autónoma, los financiaran respectivamente los militantes del PP o de Convergencia.

Váyase pues al carajo Canal 9 y envidiemos a los valencianos por tan necesaria eutanasia. Aquí no tendremos tanta suerte. Ya ha dicho Artur Mas –desde la India, donde sigue arrasando- que TV3 no se cerrará jamás. Y yo le creo: sin ella, no sería nadie”. [78/80]
“El hecho diferencial lo pone TV3, que cada año comenta lo que han invertido los catalanes en lotería y lo que ha vuelto a nuestra querida nación en forma de premios. Ejemplo (póngase un tono de voz alegre, pero con cierto retintín): “De los 300 millones de euros que los catalanes gastaron en lotería navideña, sólo han vuelto 34”. O sea, que España nos roba hasta en los juegos de azar. Porque la lotería se basa en la suerte, ¿no? ¿O era una inversión, como parecen insinuar los locutores de TV3? En Ese sentido, ciertamente, los catalanes hacemos cada año un negocio que ni Roberto el de las cabras: invertimos una suma de dinero descomunal y sólo nos reporta la décima parte.

La primera vez que escuché en TV3 esta curiosa manera de explicar el azar del bombo y las bolas, me quedé patidifuso, pero el mensaje ha ido calando con el tiempo y no es difícil ya encontrar gente que se queja de lo poco que cae en Cataluña de la lotería navideña, ¡con el pastón que nos hemos dejado en los putos décimos españoles!” [105] [Aquí quiero hacer un acotado personal, pues estaba en Canarias y maldita la gracia de pensar en LA GROSSA CATALANA –otra lotería más que se inventó el ídem- que este año, casualidades de la vida, cayó en los boletos no vendidos y parece que eso desencadenó una buena coña entre los parroquianos que decían que no “jugaban” porque si les tocaba igual recibían la mala noticia de no poder cobrar el premio porque no había fondos en casa o Porque España Nos Roba. A tal grado de estulticia hemos llegado por estos pagos].

“Quim Monzó o mi difunto amigo Jordi Vendrell, con los que realizó un programa de radio –El lloro, el moro, el mico i el senyor de Puerto Rico- francamente divertido (sobre todo, cuando no estaba Barnils echando bilis por las ondas). No sé, igual no le pillé el punto, pero él tampoco se esforzó mucho en pillármelo a mí: nunca olvidaré aquel programa de Catalunya Radio en el que coincidimos y que Barnils abandonó sin despedirse de nadie y dando un portazo, tras haber acogido cada una de mis intervenciones con muecas de asco y amagos de infarto”. [133]

“Pedazo de huelga en TV3 y Catalunya Radio. Hoy, doce horas. Mañana, catorce. Normal, piensa uno, se han cansado de ser el apartado de agitación y propaganda del Régimen y exigen unos medios de comunicación públicos libres e imparciales… Bueno, no exactamente. De hecho, la bronca es por dinero. Los trabajadores de TV3 no tienen nada en contra de ensuciar las mentes de los espectadores mientras se les remunere decentemente por ello. Tampoco los empleados de Canal 9 tuvieron jamás el menor remordimiento en intoxicar a los valencianos por órdenes del PP local mientras se les ingresara la nómina del día que tocaba. De hecho, sólo descubrieron las maravillas de la libertad de expresión cuando el gobierno de Alberto Fabra les cerró el chiringo y los puso a todos en la calle.

A los empleados de TV3 les quieren bajar el sueldo para ahorrar. Pero únicamente a la tropa, claro está. A los mandamases no se les quita ni un euro, por lo que el presidente de la Corporación seguirá ganando más que el de la Generalitat (que ya gana el doble que el de la nación), y eso es lo que saca especialmente de quicio a los curritos, que hasta ahora vivían muy bien”. [141/142]

“Hablando claro: en TV3 sobra gente a punta pala. Durante años, los partidos políticos han estado otorgando despachos y sueldos altísimos a militantes con los que no sabían qué hacer. Durante años, la plantilla se ha ido inflando con gente que no era necesaria pero a la que había que echarle algo. Si había gente con talento y dispuesta a trabajar, se les dejaba en un pasillo porque había que encargar los programas a gente de fuera; últimamente, a amigos de la directora, Mònica Terribas, que luego pudieran financiarse un diario, el Ara, con lo sobresueldos previamente pactados con esta, que encontraría justo acomodo en la nueva empresa como consejera delegada (más el cargo de conductora del programa matutino de Catalunya Radio, para contribuir a la definitiva y necesaria cuadratura del círculo).

Ha tenido que llegar la crisis económicas para que le gobierno autónomo se diera cuenta de que Catalunya Radio y, sobre todo, TV3 son una ruina inasumible. Se impone un ERE de padre y muy señor mío. Empezando por todos esos altos ejecutivos que se llevan una pasta gansa cada mes por tocarse el níspero a dos manos. Pero, al mismo tiempo, no se puede desmantelar la Fábrica de Independentistas que tan útil resulta para manipular a tus conciudadanos (o compatriotas, como dice Artur Mas). Por eso el primer conato de recortes humanos, hace unos meses, se quedó en nada gracias a ERC, que se limitó a dejar en la calle a unas doscientas personas cuando unos cálculos más realistas apuntaban a un millar más. Si este año el déficit de TV3 y Catalunya Radio ha sido de once millones de euros, ¿de cuánto será el próximo?”. [143]

“Miquel Calçada (antes Calzada) es un personaje ridículo. O lo sería sino se ganara tan bien la vida a costa de nuestros impuestos. Cada semana nos visita en nuestros hogares gracias a TV3, que emite la nueva temporada (y van…) de su programa Afes exteriors, en el que el flamante comisario del Tricentenario visita a catalanes que viven en el extranjero. Ahora lo hace luciendo una chapa estrellada en la manga, a modo de distintivo militar, y casi siempre encuentra una manera, donde quiera que esté, de echar pestes contra el malvado Estados español”. [166]

“El Parlamento catalán ha decidido prescindir de los servicios de EFE y Europa Press. A partir de ahora, de la información de sus señorías se encargará la ACN (Agencia Catalana de Noticias), cuya credibilidad es nula porque fue un invento de los convergentes para chuparse la polla a sí mismos y porque lleva años manipulando la realidad a gusto de quien paga el sueldo de sus empleados. No es más que otra iniciativa bananera de Artur Mas y los suyos, que nos la intentarán vender como una estructura de estado. Hay que reconocer, eso sí, que el director de la ANC luce un apellido muy adecuado para el trabajo que realiza: Clavaguera, que en castellano quiere decir “cloaca” o “alcantarilla”. [168]

“De hecho, si solo ves TV3 y escuchas Catalunya Radio, el futuro nacional es esplendoroso. Y si te tragas los informes del CATN, eres directamente el maestro Pangloss redivivo. ¿Y cómo no te lo vas a creer si forma parte de este organismo Pilar Rahola que dispone de ciencia infusa?” [209]

Y hasta aquí otra visión de los medios públicos catalanes, hay un poquito más, pero es como si tuviéramos que “mecanografiar” medio volumen. Por supuesto el libro no es fácil de localizar en el triángulo del oasis aunque algunos “negociantes” por aquello de “la pela es la pela” te lo gestionan y te lo localizan. Tampoco es que sea fácil encontrar materiales en español porque la catalanización está llegando a las cotas más altas jamás conocidas. La prensa escrita deja mucho que desear y las ondas hertzianas en esta zona son nauseabundas… Así que estamos hasta la coronilla de tanta imposición… Pero como dirían Los Morancos…”Y no pasa na”. Pues eso. Si alguien lo encuentra a mano seguro que descubre algún pasaje que le hará reír o por ir a poner una buena vela a la Virgen de las Angustias para que las cosas no vayan a mayores.

Como no hay dos sin tres, un par de años antes me llegaba una información periodística en la que me pedían mi opinión, desde el otro lado del charco, teniendo en cuenta el origen de los personajes [Los Pujol-Ferrusola, claro tras casi 30 años prácticamente de vecinos, la floristería a poco menos de cien metros de mi apartamento en Barcelona] ese material, cuando se lo di a colegas incrédulos, no se lo creyeron y sólo dije que en un par de meses algo sabrían de la realidad y esta es, lamentablemente tozuda.

Así que, al margen de las informaciones periodísticas, se suceden los libros que tratan de llevar claridad en donde sólo media la oscuridad, por eso también ahora, en plena vorágine y mientras descanso de la colección 1714 (o mejor dicho: combinando ambas lecturas) le hinqué el diente a otra obra que también tiene connotaciones radiales en sus páginas y que, desde otra perspectiva, trata el tema de la radio o televisión en Cataluña, veamos.
LA PASTA NOSTRA: 33 AÑOS DE PODER CONVERGENTE EN CATALUÑA
Xavier Horcajo, Sekotia, Madrid, 2013.

“Todo levantado a la sombra de su despacho, en la calle Ganduxer 5, de Barcelona (“el nido del cuco”, como le llamaban algunos). Un lugar muy concurrido por aspirantes a concesiones, obras y negocios derivados de la Generalitat.
Por allí pasaba de todo y de todo se sacaba algo. Desde las emisoras de radio, al medio ambiente, las centrales de ciclo combinado, el arte, el golf o la sanidad. Un sin parar. Una máquina de producir dinero, interrumpida bruscamente cuando CiU perdió el poder”. (Página 50)

“De esta expectativa quien sacó más provecho fue Justo Molinero, el locutor de Radio Taxi (sic), bañado en concesiones de emisoras por el pujolismo, una vez que se puso de su parte. Las emisoras de Molinero se gestionaban, cómo no, en el despacho de Jordi Pujol Ferrusola de la calle Ganduxer.” (Página, 63).

Evidentemente son textos que, en cierta medida, aclaran mucho más las lamentaciones sobre la radio en este rincón de la piel de toro, sobre todo teniendo en cuenta que la onda media no siempre es receptiva y no es la que mejor programación me ofrece a la hora de escuchar la radio mientras leo o trabajo tecleando en el ordenador cualquiera de las muchas cosas que van pasando por mis manos o mis retinas. Cuando todo es tan rudamente pesado, entonces me paso a los tochos de humor de MULEIRO (humor importado en mis viajes por Argentina) que me hacen dormir muy bien a pesar de la que nos está cayendo por esta parte de la península que en estos momentos se enfrenta a una campaña electoral desquiciante; si pesadas son las que se hacen cada cuatro años, imaginemos una de nada menos que nueve meses después de un trienio de locos “con las marionetas o el dúo dinámico de las abuelitas y el fenómeno del naranjito como denominan jocosamente por estos pagos al trío los panchos –aunque entiendo perfectamente que en realidad es un cuarteto y, si me apuran, un quinteto, porque falta en el grupo el que dirige la farsa y el payo de la chancla” y el sobreprecio que soportamos por vivir aquí [el día a día en Vanuatu salía más económico que aquí y, además, estaba libre de tanto adoctrinamiento y tanto adoctrinador tronado].

¡Que cada uno se lo lea según su saber y entender! Evidentemente tienen más “tela que cortar” pero ya no es la radio lo que a nosotros nos interés. Por supuesto no son fáciles de localizar estos libros en Cataluña; a veces uno tiene que buscarse la vida a través de la red hasta que alguien los facilita o los presta. Será el nuevo diseño para convertirnos a todos en idiotas; si antes nadie leía, sólo falta poner en las bibliotecas decenas de libros editados para alienar al que se atreve a mirarlos…

En otros tiempos, los libros se quemaban, aquí y ahora, simplemente determinadas obras no las podrás buscar en el que teóricamente es el templo adecuado por muy nueva que sea la instalación. El otro día, por ejemplo, pregunté dónde habían colocado la ESPASA CALPE y me dejó caer la bibliotecaria que las nuevas normas han eliminado ese “tesoro” pero que ella por precaución se la trajo del edificio viejo y la tiene colocada en una sala que sirve de “despacho”, pero que si quería me abría la misma y podría consultarla.

Ese episodio me devuelve cuando a finales de los noventa cerraron el centro en el que trabajaba porque “amenazaba aluminosis”, entonces se desmontó y el personal recolocado en otros centros o poblaciones… La biblioteca que durante casi tres décadas habían montado los padres con aportaciones cada año, quedó a disposición de los colegios de la zona que sólo aprovecharon lo que estaba en la lengua de Espriu. Entonces decidimos ponernos en contacto con una ONG de Bolivia y vinieron a llevarse un par de furgonetas que irían a Cochabamba y, el resto, casi 2000 ejemplares, de los más variados temas, fueron arrojados a la basura. Cada vez que me encuentro uno que tomé para mi, dedicado a la Espeleología, me pongo a llorar pensando en aquella pesadilla. ¡Cest la vie!, dirían nuestros vecinos de allende los Pirineos. Nosotros vivimos en jauja “y nos sobra toíto to!.

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