INTRODUCCIÓN
Desde que hace más de un siglo, con el invento del cinematógrafo, la creación de salas para el visionado por el público de la incipiente producción cinematográfica, o el nacimiento de la radio y la televisión, la industria de entretenimiento y de información no ha hecho más que evolucionar. En las últimas décadas del pasado siglo XX, la aparición de los videoclubs y de nuevos soportes audiovisuales, como el DVD, la industria y distribución audiovisual recibió un empujón superlativo. Las televisiones por cable dieron un primero paso, pero el desarrollo de Internet vino a extender de manera impresionante el abanico de posibilidades, donde la radio, la televisión y el propio cine encontraron el medio ideal para llegar mucho más allá de la extensión de un cable de vídeo, la cobertura de una antena, o del aforo de una sala de cine.
En ese ambiente ideal para el desarrollo de la industria audiovisual, asomaron las plataformas de streaming, cuya innegable revolución tecnológica dio lugar a que hoy, por ejemplo, nos veamos en la necesidad de abordar su conocimiento a lo largo de este artículo. Ese fenómeno trajo consecuencias para viejos sistemas de distribución, por ejemplo, una gran cadena de videoclubs, como Blockbuter, se vio desbancada por la aparición de Netflix, viéndose abocada al cierre.
Sucesos a nivel global, como la pandemia de COVID que sufrimos a comienzos del año 2020, donde una gran parte de la población mundial quedó confinada en sus hogares, alteró gravemente la forma de relacionarnos y de consumir ocio, incluso de trabajar (teletrabajo), e indirectamente no sólo acrecentó el poder de los contenidos vía streaming, sino que crearon de facto un estándar en la comunicación. Eso es así, dado que tras la desescalada de la pandemia y la vuelta de la población a una vida más normalizada, los contenidos distribuidos por streaming no sólo no se redujeron, sino que ya forman parte de un importante segmento del mercado audiovisual. El mundo del entretenimiento, tal como lo conocíamos, ha cambiado.
QUÉ ES EL STREAMING…
El término «streaming» es un anglicismo que se ha popularizado en muchas lenguas, también en el español. Su traducción más simple sería emisión continua o transmisión en directo. Habitualmente, se refiere a la distribución digital de contenidos multimedia (vídeo, imagen, sonido, animación…) mediante una red, y donde el usuario recibe y usa el producto al mismo tiempo que se va descargando, sea cual sea el origen de los datos, como puede ser el streaming de eventos en directo, retransmisiones de música, conciertos, conferencias, eventos científicos, eventos deportivos…
Como ejemplo, si el usuario decide visualizar una película de las que tiene en su catálogo una plataforma contratada, las imágenes de vídeo que se muestran al usuario van siendo descargadas del servidor de la plataforma en tiempo real, es decir, conforme se van mostrando en la pantalla. Es un procedimiento similar al que utiliza Youtube para mostrar los vídeos, pues éstos no se hallan instalados en el equipo del usuario, sino que se descargan conforme se visualizan. Por tanto, con el streaming se hace un consumo inmediato del contenido.
El streaming se vale también de otras tecnologías para mostrar los contenidos, y que habitualmente se hallan integrados en los equipos receptores. Por ejemplo, un contenido en streaming se va almacenando por partes o tramos en un almacén de memoria del equipo del usuario, conocido como «bufer de datos», de esta forma si el flujo de la señal recibida se interrumpiese brevemente por alguna causa, como puede ser una saturación o lentitud momentánea en el proceso de la información, las imágenes que se están mostrando no sufren saltos o cortes, sino que se verán de manera continua, sin ser el espectador consciente de lo que está sucediendo en el proceso electrónico e informático del contenido.
Por este motivo, para mostrar contenido en streaming se requiere de una conexión con suficiente ancho de banda, con al menos la misma tasa de transmisión del servicio ofrecido por la plataforma. Con anterioridad al año 2000 las conexiones de banda ancha eran escasas, pero se fueron popularizando a nivel del hogar con las nuevas ofertas de las operadoras de telecomunicaciones, al instalar redes más rápidas, al principio con tecnologías como el ADSL (que usaba el propio cableado de cobre de la línea telefónica) y más tarde con fibra óptica, que es hoy en día la más difundida, al integrar en un solo cable voz y datos pero a velocidades muy superiores a las que permite el cobre. En consecuencia, los servicios en streaming hallaron en estas bandas anchas su naturaleza de ser y crecer.
En la actualidad, el estreaming se halla más ligado a nuestra vida diaria de lo que imaginamos, numerosos servicios que utilizamos cuando nos conectamos a internet, abrimos redes sociales, vemos un vídeo de Facebook o Youtube, la televisión online, una serie en nuestra plataforma favorita o hacemos una videoconferencia, se está usando la tecnología de streaming. La docencia también halló en el streaming un campo abonado para la difusión e interrelación online entre profesores y alumnos. El campo de los videojuegos es otra área donde está presente el streaming, pero por su amplitud bien merecería un artículo aparte.
STREAMING Vs. TELEVISIÓN CONVENCIONAL
Antes de la llegada de Internet a nuestras vidas, el modelo de televisión convencional parecía consolidado, pero la red de redes lo cambió todo. Las nuevas formas de distribución de contenidos vino a crear una seria competencia a las productoras de televisión, las cuales ignoraron que otras alternativas más atractivas para los usuarios pudieran aparecer a corto plazo.
Cuando la tecnología streaming aun estaba en pañales, el acceso a cualquier contenido audiovisual diferente de la televisión convencional, requería contratar esos servicios con una operadora de telefonía, asumiendo a veces el usuario la obligación de permanencia. Con el avance de la banda ancha, Internet puso en manos de las operadoras de streaming las bases para iniciar un nuevo modelo de negocio, el del consumo de contenidos multimedia a la carta por una cuota mensual asequible, contenidos que podían además ser visualizados en cualquier dispositivo y compartirlos con la familia.
La ausencia de compromisos de permanencia y la libertad para elegir cualquier contenido del catálogo, fueron alicientes que dieron a los usuarios una motivación añadida para explorar el nuevo sistema. La programación audiovisual de las televisiones convencionales, sometida a un horario predeterminado y sólo visible en dispositivos no portables, quedó así enfrentada crudamente al streaming, que le arrebató parte del negocio. Una solución parcial estuvo en renovarse, ofreciendo diversas opciones a través de internet, como los podcast, televisión online, contenido multimedia vía web, interacción con los usuarios mediante redes sociales y otras.
Operadoras como Netflix, HBO, Disney+, Amazon Prime…, son algunas de las que consiguieron sobresalir y captar un importante porcentaje de usuarios fieles en variados países, buena parte de ellos dentro de la franja de edad más joven. Las operadoras de telefonía y las plataformas de streaming se hallan interrelacionadas, ambas se necesitan, las primeras ofrecen los servicios de telecomunicaciones y las segundas ofrecen los contenidos, aunque últimamente algunas operadoras de telefonía también han decidido unirse al streaming creando sus propias plataformas, ejemplo de Movistar+, que ofrece películas, series, juegos, deportes, etc.
Por otro lado, las plataformas de streaming juegan con ventaja en cuanto al análisis de datos de audiencia y otros parámetros. Así, mientras que esos informes en la televisión convencional por cable o TDT deben ser públicos, en las tecnologías streaming esta información no suele relevarse. En el primer caso, el índice de audiencia es una estadística estimada, mientras que en el segundo caso los datos son reales y absolutos, y no un mero número estadístico. Por tanto, las plataformas de streaming tienen en su haber una herramienta muy poderosa e inagotable, que pueden utilizar para enfocar sus estrategias y campañas comerciales con gran precisión y eficacia, pues recordemos que los datos son poder, y aquí esos datos se corresponden directamente con hábitos, comportamientos y gustos personales, clasificados por innumerables parámetros cuantificables: país, región, ciudad, franja de edad, sexo, equipos utilizados por el usuario, hora y tiempo de conexión, tipo de contenido visualizado… Muchos de estos parámetros se integran en los algoritmos de audiencia de estas plataformas, pero hay otros desconocidos y que no se divulgan por ser elementos estratégicos para el funcionamiento de esas empresas.
LOS MODELOS DE NEGOCIO Y CONSUMO EN ESTREAMING
El negocio de los contenidos en streaming no sólo se ha demostrado viable, sino que incluso se ha abocado en algunos casos a un éxito inesperado, al manifestarse un notable y rápido consumo, pues los usuarios los devoran con avidez forzando a las plataformas a la creación urgente de nuevos contenidos. La explotación de esta tecnología dio lugar a diferentes modelos de negocio; seguidamente se describen los más usuales.
Modelo AVOD
El modelo AVOD (Adverstising Video on Demand), consiste en la financiación de la plataforma mediante publicidad, a cambio el usuario tiene acceso a los contenidos de forma gratuita. La publicidad puede aparecer en los contenidos de diferentes maneras, por ejemplo insertada durante unos segundos dentro de una película, o al comienzo de la misma. El proveedor de streaming obtiene ingresos del anunciante, por dar a conocer productos a su audiencia.
Se trata de un modelo donde el usuario no abona tarifa ni suscripción. Ejemplos de este tipo de negocio son Youtube, Facebook o Twitter.
Modelo TVOD
El modelo TVOD (Transacional Video on Demand), o vídeo bajo demanda, se refiere a la opción de que los usuarios puedan acceder a los contenidos de una plataforma digital de streaming de forma permanente o temporal, según les convenga. Dentro de este modelo entraría el llamado en inglés «Pay per view», para acceder a contenidos en vivo, como conciertos musicales, encuentros deportivos, etc. Ejemplos de plataformas que ofrecen este modelos son, Apple, Itunes, Google Play, Playstation Store, etc. Amazon Prime y Yotube también participan en este mercado.
Modelo SVOD
El modelo SVOD (Subscription Video on Demand), se refiere al que explotan las plataformas de suscripción mensual. Es un modelo muy popular, que ha crecido sobre todo gracias a la aparición de Netflix. Los usuarios abonan una cantidad al mes como tarifa fija (en algunos al año), y los contenidos pueden ser accedidos y visualizados sin publicidad.
Varias empresas tecnológicas ofrecen contenidos originales mediante suscripción, como Youtube Premiun o Amazon Prime Video. Algunas incluso ofrecen a sus abonados catálogos de contenido de otras plataformas, para incrementar así los canales de ingresos.
Modelo PVOD
El modelo PVOD (Premium Video on Demand), es una estrategia reciente de las plataformas de streaming, pero cada vez más recurrente, consistente en un acceso por anticipado a los estrenos de cine. Los grandes estudios y productoras cinematográficas suelen ofrecer sus producciones a las plataformas digitales con una antelación de días o semanas a los estrenos en las salas de cine. Algunas productoras que tienen su propia plataforma de streaming, como Disney+, tienen así la posibilidad de obtener ingresos por sus lanzamientos sin tener que compartir los beneficios con los exhibidores de cine, lo cual también crea un perjuicio para los propietarios de esas salas. Esto evidencia la potencia y capacidad de control del mercado que pueden manifestar estas plataformas.
PLATAFORMAS DE STREAMING AUDIO Y VIDEOJUEGOS
Spotify y Apple Music
Estas plataformas ofrecen fundamentalmente música y otros contenidos de audio en streaming, en algunos casos las canciones también pueden reproducir un resumen del videoclip que las acompaña. Spotify vino a resolver mediante una suscripción, los inconvenientes de almacenar archivos musicales en los dispositivos que manejamos, habitualmente teléfonos móviles. La posibilidad de acceder a música ilimitada en línea sin el engorro del almacenamiento, pronto recibió un importante apoyo popular.
En el caso de Apple Music, en sus principios sólo se podía acceder a la compra de álbumes completos, pero el rotundo éxito de Spotify obligo a esta otra plataforma a seguir los mismos pasos e instaurar el mismo modelo. Actualmente, ambas ofrecen amplios repertorios musicales, aunque Spotify en concreto se ha ganado un caché y reconocimiento que es aprovechado igualmente por los artistas que utilizan esta plataforma.
Twitch
La plataforma Twitch dio un paso más allá del streaming clásico. Twitch es actualmente la plataforma de live streaming más grande y potente del mundo, con cientos de millones de usuarios y streamers afiliados, y donde se manejan mensualmente billones (con «b») de horas de visualización de contenidos.
Twitch se ha especializado desde su origen en la retransmisión de partidas de videojuegos, pero dada la potencialidad de la plataforma, ese contenido se ha diversificado, de tal manera que actualmente también ofrece música, importantes eventos deportivos (que involucran a clubs de renombre mundial), charlas entre usuarios e incluso debates sobre los estilos de vida. La plataforma, nacida en 2011, fue comprada en 2014 por Amazón, por el valor añadido recibido desde entonces no ha dejado de crecer.
Facebook Gaming
Facebbok Gaming, asociada con la red social Facebook, ofrece juegos en vivo que se hallan ya instalados dentro de la plataforma. Adicionalmente, Facebook también permite la retransmisión de video en directo dentro de su app utilizando las opciones de Facebook Live. Inicialmente tuvo una aceptación comedida, pero ha comenzado a expandirse rápidamente.
Facebook Gaming no se acerca de momento a la popularidad de Twitch, que es actualmente la plataforma de live streaming más consolidada y rentable.
PLATAFORMAS DE STREAMING VÍDEO
La transmisión de vídeo es la principal razón de ser de las plataformas de streaming. Entre ellas destacan Disney +, Netflix, HBO, Amazon Prime Video, Movistar + y Filmin. Cada una de ellas sigue su propia estrategia, así, mientras que unas se centran en la difusión de obras cinematográficas, otras se inclinan más hacia contenidos infantiles y juveniles pero sin descuidar el público más adulto. Seguidamente desglosaremos brevemente algunas características de estas plataformas.
Netflix
Netflix nació en 1997 como una compañía dedicada al alquiler de DVD’s a través de correo postal; el primer resultado de esa andadura fue la caída en picado de la cadena de videoclubs Blockbuster, que no pudo seguir el ritmo exitoso de la nueva competidora.
Netflix evolucionó en 2007 hacia el servicio de video bajo demanda a través de ordenadores personales sólo en Estados Unidos. Enseguida amplió su catálogo y también los dispositivos en que podía ser visualizado, desde consolas de videojuegos, tablets, hasta incluso smarts TV…, alcanzando en 2009 los 10 millones de suscriptores y más de 100.000 títulos disponibles para la descarga. Sólo un año después traspasó sus fronteras a Sudamérica, poco después a Europa, y en 2016 ya cubría prácticamente todo el globo, con la excepción de unos pocos países que no cumplían condiciones políticas para su difusión.
La plataforma se convirtió en un modelo de éxito mundial, con series muy populares vistas por millones de personas de todos los continentes. Solo a partir de 2020 contaba con cerca de 200 millones de clientes en todo el mundo.
En 2023, aquel negocio inicial de alquiler de DVD’s llegó a su fin, dándolo Netflix por concluido tras 25 años, a la vista de que su modelo actual de negocio en streaming había roto todos las expectativas. El modelo de éxito de Netflix no cayó en saco roto para otras compañías, que fundaron sus propias plataformas de streaming, como son HBO, Amazon Prime Video y otras.
HBO
HBO es otra potente plataforma en el mercado de streaming, con millones de usuarios registrados. Uno de los éxitos que le apuntalaron fue la emisión en exclusiva de la serie Juegos de Tronos, que llegó a convertirse en una serie de culto por el seguimiento fiel de determinados grupos de cinéfilos. Otras producciones como El cuento de la criada, Chernobyl, Los Soprano o The Wire, también aportaron prestigio a esta firma, al convertirse en clásicos de la televisión.
Amazon Prime Video
Amazon es una empresa estadounidense de comercio electrónico, actualmente la más grande del mundo en la venta al por menor en internet. Entre sus ofertas se hallan productos y series que ya obtuvieron algún éxito en otras plataformas, pero su estrategia es posicionarse como alternativa en el mercado de streaming, por lo que también comenzó a difundir contenidos propios y exclusivos. Mediante el servicio Amazon Prime Video se ofrecen series, documentales y miles de películas. Entre sus títulos de producción propia cabe destacar Jack Ryan, Hunters o The man in the High Castle.
La plataforma también presta una especial atención hacia el mundo juvenil, al difundir series de películas externas de culto, como la saga de Star Wars, sin dejar de lado los apasionados por los documentales de National Geographic.
Movistar+
La operadora de telefonía Movistar, una de las plataformas digitales más importantes en España, también se lanzó al mercado de streaming con su producto Movistar+. En función de los gustos e intereses del consumidor, se pueden elegir paquetes temáticos, como cine, deportes, series, etc. Si se desea el paquete completo, se halla integrado en el producto Movistar fusión+, que incluye además de lo anterior la línea de teléfono fijo, líneas móviles y servicio de internet.
Disney+
Disney+ es un servicio de la Walt Disney Company, un gigante del entretenimiento. Este servicio nació en 2019, por lo que es uno de los más recientes en incorporarse al comercio de streaming, pero trae detrás el prestigio de una empresa de enorme valor. Disney+ ofrece series de televisión de producción propia, películas, documentales, programas, cortos…, entre otros, presentados en diferentes secciones temáticas: Disney, Pixar, Marvel, Star Wars, National Geographic, etc. Los productos de Disney+ no sólo atraen al público más infantil, sino que ha conseguido llamar la atención de los adultos y hacerlos fieles, al disponer de un catálogo apoyado por firmas filiales que ofrecen títulos y series de gran impacto y seguimiento por el público en general.
Filmin
Por último, podemos acercarnos a Filmin, una alternativa a las plataformas ya abordadas, pero que enfoca sus contenidos hacia los amantes del cine clásico y menos comercial. Se distingue por ofrecer una variedad muy amplia de películas y series, pero también cortometrajes, documentales y dibujos animados. En definitiva, Filmin puede considerarse como un complemento a los contenidos cinematográficos de otras plataformas que se centran más en la actualidad.