Antes de entrar en detalles quiero advertir que este no es el primer viaje que realizo gracias a los concursos de las emisoras de radio. Sí el primero en los últimos 33 años, justo cuando finalizaba mi vida laboral. Puede que, para algunos, los comentarios sean demasiado grandilocuentes, pero precisamente porque no es la primera experiencia debo advertir de este hecho: aunque parezcan exagerados, serán todavía poco para lo que nos dieron -al menos a mi grupo una vez llegado a Beijing-.
Como los habituales saben habían en juego 10 viajes para otras tantas lenguas de la Radio Internacional de China [la sucesora de RADIO PEKÍN] que había convocado a la audiencia al concurso PERCIBIR CHINA-NOROESTE, donde las provincias presentadas eran las limítrofes con Mongolia Interior. En mi caso me tocó viajar a Ningxia, la más pequeña de las provincias chinas si exceptuamos la isla de Hainan que, precisamente ahora, es el tema que han elegido los realizadores de la sección inglesa para realizar un concurso aún más espectacular: 20 viajes [10 para oyentes, 10 para periodistas o trabajadores de medios de comunicación o Internet] que merecerán la pena para los afortunados ganadores. Seguro que regresan con experiencias sumamente satisfactorias y, sobre todo, sorprendidos de la gran evolución del país.
China es un mundo aparte, un país que cambia día tras día. Se trata de un dinamismo que, al menos en mi caso, no me sorprende. Todo el mundo trabaja y eso genera beneficios. Viajando por la región del Noroeste me hacía muchas preguntas, sobre todo en el contexto de riqueza-pobreza. ¿Realmente podemos considerar pobre al gigante asiático? ¿Cuándo ha dejado de tener esta condición? ¿Por qué y cómo se adjudican estos adjetivos? ¿Quién y cuándo extiende esos calificativos?
La verdad que no salía de mi asombro comprobando como esa región que, en las enciclopedias que consulté apenas encontraba unas líneas de referencia, me mostraba su gran realidad. Avenidas impresionantes, modernos bloques de viviendas, autopistas de entre 6 y 10 carriles -recordemos que estamos en los confines de lo que es China y, según dicen, esta no es la región más desarrollada-. Una zona prácticamente ignorada por la historiografía occidental y en algunos casos, incluso en textos teóricamente modernos de origen anglosajón se atrevían a decir que prácticamente está en subdesarrollo… Lo que indica lo alejados que estamos de la realidad de aquella desconocida y, a la vez, enigmática región geográficamente próxima a Mongolia.
Lo primero que nos viene a la memoria son los grandes desiertos. Y sí, esa es una constante, pero te maravillas cuando ves que esos territorios están produciendo infinidad de productos hortofrutícolas gracias al tesón de ese pueblo que arranca el sustento [incluso] en condiciones extremas. Centenares de hectáreas roturadas, reforestadas, cultivos en invernadero, miles de especies trasplantadas formando un manto verde que eclosiona con la llegada de la primavera y permite comprobar que eso es algo que no tiene precio. Teóricamente ese es el fruto de ¿un hombre visionario?, ¿el tesón de un pueblo?
Nada más llegar a Beijing, me informan que en realidad las tres provincias, a pesar de esos difíciles parámetros orográficos y climatológicos, en realidad albergan nada menos que 80 millones de almas. Me dan unas pinceladas sobre la región y al día siguiente, nada más haber celebrado la ceremonia de entrega de premios por parte de las altas autoridades y los representantes diplomáticos, nos entregan a nuestros asistentes e iniciamos la gran aventura, para algunos nueva y, para otros, repetición.
Iniciamos la visita del célebre TEMPLO DEL CIELO y el Mercado próximo. Después apenas tendríamos tiempo para nada, nos esperaban los representantes de la radio para la cena y, personalmente, pude conseguir un poco de tiempo para visitar la redacción española y sus trabajadores, apenas hubo tiempo para una breve grabación en donde también estuvo Víctor Francisco Luo que llegó desde Buenos Aires. Durante el viaje los 8 ganadores presentes estuvieron repartidos en tres grupos, el más numeroso fue el de Ningxia integrado por 10 personas, los ganadores Senegal -lengua francesa-, India -por la sección hindi- y España -sección española-. Cada uno llevaba un asistente en su idioma, después teníamos el responsable de la intendencia, la responsable del grupo que contactaba con los enlaces sobre el terreno, el chófer y la guía local que nos acompañó en todo el circuito.
Demos por hecho que, es de bien nacidos ser agradecidos. Pero, en este caso, sería de una desfachatez total decir lo contrario. La amabilidad, la disponibilidad, el estar siempre pendiente de los ganadores, el preocuparse por todo es algo que no te encuentras en la vida cotidiana y eso tiene un nombre: RESPONSABILIDAD Y BUEN HACER. Por supuesto, uno tiene que estar con la mente abierta y dispuesto a todo. La oferta gastronómica a veces difiere de nuestros gustos, pero es cierto que cuando estás curtido, eso ya no representa ninguna novedad ni mucho menos inconveniente. Además, en la tradición china, si salvamos los palillos que pueden ser una tortura malaya [para eso los asistentes se desvivían y conseguían cuchillo y tenedor] todo lo demás es fantástico. Los sabores difieren y también aquí entra en juego la vida de cada uno. Los amantes de la cocina picante no tenían problema, pero no debemos pensar que todos los platos lo eran. En la mesa giratoria a veces más de 25 especialidades, o sea que tienes donde elegir y el que se queda con ganas en una comida en un restaurante chino es porque simplemente es porque quiere. Además la cocina hui es sumamente elaborada y pescado, cordero y vacuno hay en cantidad. Por supuesto la pasta y las verduras hacen las delicias de cualquiera… Así que ¡Chapeau por la organización y el desarrollo del viaje!
Vayamos ahora al diario que me entretuve en ir redactando desde el inicio del viaje, espero os guste.
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