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Historia y Arte
LA EUROPA DEL RENACIMIENTO
Las manifestaciones artísticas - 3ª parte
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El Renacimiento italiano del Quattrocento (continuación)
Arquitectura (continuación)
tro arquitecto que trabajó en Florencia y cuya obra fue no sólo práctica, sino también teórica, fue León Bautista Alberti (1404-1472) que además de realizar la Iglesia de San Andrés de Mantua y el Palacio Rucellai de Florencia, escribió varios tratados de arquitectura, pintura y escultura. En San Andrés de Mantua, Alberti concibió la fachada como si se tratara de un gran arco de triunfo rematado por un frontón y en el Palacio Rucellai utilizó pilastras adosadas con capiteles clásicos como elementos decorativos.
La influencia de Brunelleschi se dejó sentir a través de varios discípulos autores de obras tan importantes como el Palacio de los Médicis (Michelozzo) o el Palacio Strozzi (Benedetto de Maiano).
Estas construcciones se caracterizan por disponer de tres plantas, separadas por molduras, en las que el trabajo de la piedra, el almohadillado del sillar, es, de abajo a arriba, progresivamente más fino.
La arquitectura del Quattrocento florentino también nos ha legado ciertas concepciones urbanísticas, entre las que merecen destacarse algunas plazas y los pórticos de los edificios que se abren a ellas (Hospital de los Inocentes de Florencia, obra de Brunelleschi).
Escultura
La influencia clásica en la escultura italiana ya se había manifestado en algunos autores de finales del periodo gótico como Nicolás y Juan Pisano, pero fue Lorenzo Ghiberti (1378-1455) quien marcó el cambio de signo de la escultura renacentista con sus relieves de las puertas del Baptisterio de Florencia. Con una marcada tendencia naturalista, un tratamiento del desnudo de impecable realización y una preocupación por la perspectiva, Ghiberti se separaba por completo de la estética del gótico, introduciendo en su obra elementos característicos del nuevo arte.
Ahora bien, el gran escultor del Quattrocento fue, sin duda, Donatello (1386-1466). La obra escultórica de este artista se centró ya por completo en la figura humana. Trabajó, como fue típico en la escultura renacentista, en mármol y en bronce y gran parte de sus obras son figuras exentas, de tamaño natural, lo que supone una concepción de la escultura no supeditada a la obra arquitectónica como decoración de la misma.
Entre las obras de Donatello destacan: dos representaciones de David (en bronce y en mármol), un San Jorge y la estatua ecuestre del Condottiero Gattamelatta. Esta última es la primera estatua ecuestre del mundo moderno y, tratándose de un monumento en honor de una persona concreta, es una magnífica muestra del espíritu individualista de la época.
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