GEOGRAFÍA - PAÍSES: Rusia - 10ª parte

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Rusia - 10ª parte


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Literatura

a literatura rusa se manifestó tardíamente respecto al resto de Europa. Fue fruto de la evangelización de finales del s. X, continuando la tradición grecolatina filtrada por el cristianismo. Se redactaba en una lengua eclesiástica utilizada por los predicadores en toda la Europa oriental. Esta literatura monástica manuscrita ofrecía modelos didácticos y moralizantes, con cuatro géneros: la hagiografía, la homilía y las compilaciones enciclopédicas e históricas.

La ficción, el drama y la poesía -épica (bylina) o sagrada (stiji)-, permanecieron orales. Lo novelesco sólo apareció antes del s. XVII en el anónimo Canto de Igor. La memoria del pasado, durante la ocupación por los tártaros, se conservó en los monasterios con crónicas como las Historias del tiempo pasado. El reinado de Pedro el Grande significó la europeización de Rusia y la llegada de la Ilustración, que emancipó a la cultura de la tutela religiosa y creó una nueva lengua literaria. Destacaron el poeta y erudito Mijail Lomonosov, Aleksander Sumarokov (considerado el autor del teatro ruso) y las sátiras de Antioco Kantemir. Durante el reinado de Catalina la Grande se desarrolló la crítica de la autarquía, dividida entre occidentalistas y eslavófilos; Ivan Novikov y Aleksander Radischev expiaron en Siberia su defensa de los humildes.

El romanticismo configuró a la literatura rusa originalidad y caracteres propios. Su mejor representante fue Aleksander Pushkin, autor de Eugenio Oneguin, considerado por Dostoyevski el padre de todos los novelistas rusos. De la generación de 1830 fue Nicolai Gogol quien evolucionó hacia el realismo (El capote, Almas nuestras), y desembocó en la gran generación de rovelistas rusos: el propio Fedor Dostoyevski (Crimen y castigo, Los hermanos Karamazov, El idiota), Ivan Turguenev (Padres e hijos) y Leon Tolstoi (Guerra y paz, Ana Karenina). En poesía, la crítica reformista fue expresada por Nikolai Nekrasov. Con ellos, la literatura se convirtió en el vehículo de expresión de la intelligentsia liberal o revolucionaria. El criterio del arte era su utilidad social; la novela sacrificaba la intriga al estudio de caracteres y del medio. la novela ¿Qué hacer?, del nihilista Nikolai Chernichevski, fue el prototipo de novela política. En el tránsito al s. XX la poesía resurgió con el simbolismo, contra el que reaccionaron los akmeístas como Anna Ajmatova. La prosa se modernizó con Anton Chejov (Los campesinos, La gaviota) y Maxim Gorki (Klim Samguim, La madre).

Tras la Revolución de Octubre, gran parte de los artistas e intelectuales emigraron; los que se quedaron trataron de renovar la cultura rusa, creando una cultura «soviética». Los mayores poetas revolucionarios fueron el futurista Vladimir Mayakovski (Poema de Octubre) y Sergei Esenin. Novelistas del primer momento revolucionario fueron Boris Pasternak (El doctor Zivago) e Illiá Ehremburg. Inmediatamente, se impuso el realismo socialista; sus máximas figuras fueron Mijail Cholojov (El don apacible) e Isaak Babel (Caballería roja). El stalinismo supuso un férreo control de la producción artística. La desestalinización se reflejó en El deshielo (1954), novela de la ya citada Ehremburg, así como en las novelas de Vladimir Dudintsev y Aleksander Soljenitsin. Con el «deshielo» coincidió la cuarta generación de escritores soviéticos. Poetas como Eugeni Evtuchenko transformaron sus recitales públicos en manifestaciones populares. En narrativa, Yuri Karakov, V. Dudintsev y Vladimir Tendriakov reencontraron la crítica social y suscitaron apasionados debates públicos.

La literatura soviética de los 50 y 60 estuvo dominada por la revisión del pasado inmediato y del universo concentracionista. Los límites al deshielo aparecieron con la campaña, que en 1958 obligó a Boris Pasternak a renunciar al Nobel. El KGB se ensañó con las publicaciones clandestinas dactilografiadas (samizdat) o publicaciones en el extranjero (tamizdat). A partir de los años 70, un buen número de autores se exiliaron, aunque muchos de ellos mantuvieron contactos con el interior. Uno de los más destacados fue Vladimir Nabokov (Lolita). En el interior, se desarrolló una nueva generación representada por Yuri Trifonov o Chinguiz Aitmatov.

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