GEOGRAFÍA - PAÍSES: Rusia - 9ª parte
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Rusia - 9ª parte


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Historia: desde la Revolución (continuación)

as medidas iniciales de tímidas privatizaciones y liberalizaciones de precios y salarios desembocaron en una completa aceptación en 1990 de la economía de mercado. Pero si la economía se liberalizaba, se había de eliminar el control político sobre la sociedad; inicialmente, Gorbachov intentó volver a los orígenes del bolchevismo, separando partido y estado, y aceptando la disensión dentro del PCUS y la presencia de independientes en las instituciones renovadas (cámara de diputados del pueblo, soviet supremo y soviets regionales). Ello significaba destruir la omnipotencia de las organizaciones comunistas, del KGB y aplicar una libertad de información y crítica (glasnost), y reformar los procedimientos electorales y de nombramiento de cargos. Gorbachov promocionó progresivamente a personas reformistas en detrimento de los conservadores ortodoxos. Pero todo el plan organizado por Gorbachov ha tenido tres flancos débiles, en los que se ha visto superado por los acontecimientos: si bien se ha desmantelado en buena parte el sistema económico antiguo, no ha sido sustituido por nada coherente, y las antiguas repúblicas soviéticas están sumidas en una recesión gravísima. Paralelamente, se ha desarrollado y aún dura una violenta lucha por el poder, entre conservadores y reformistas en un plano, y entre centro y periferias en otro. Y, en tercer lugar, se han desatado todas las cuestiones nacionalistas reprimidas durante décadas, provocando numerosos focos de conflictos armados interétnicos.

Enmedio de este caos de desorden económico y político, Gorbachov trató de hacer equilibrios. En 1990 dio un giro conservador a su política en un intento de conseguir una relativa estabilidad. Esto se rebeló como un error: se enajenó el apoyo de los renovadores y dio la oportunidad de recuperar posiciones a los ortodoxos del PCUS, que le agradecieron el gesto intentando derrocarle mediante un golpe de estado (19 de agosto de 1991). En medio de la descomposición, las diversas repúblicas habían proclamado su soberanía y la preponderancia de sus leyes sobre las federales; especial importancia tuvo la declaración de independencia de las repúblicas bálticas, las más legitimadas históricamente. Pero la clave era la posición que tomase la poderosa Rusia. Gorbachov intentó encauzar la situación mediante la creación de un estado federal que reconocía amplia autonomía a las repúblicas, plasmado en el Tratado de la Unión.

Enmarzo de 1991 se sometió a referéndum el borrador del Tratado, y aunque en nueve repúblicas fue aprobado por mayoría, seis se negaron a participar. Entretanto, se habían celebrado elecciones presidenciales en las repúblicas (por sufragio universal), ganadas ampliamente por Boris Yeltsin en Rusia. Éste, al mismo tiempo que participaba en los trabajos sobre el nuevo Tratado de la Unión («reunión 9+1» en Novo-Ogarevo) urdía acuerdos bilaterales con Ucrania y Bielorrusia, que significaban, de hecho, prescindir del gobierno federal y de Gorbachov. El golpe de los duros del KGB y del PCUS, que pretendía salvar la U.R.S.S., paradójicamente condenó al fracaso a Gorvachov. Las nueve repúblicas que habían firmado el tratado se declararon independientes y secundaron a Yeltsin en su proyecto de crear una CEI, al estilo de la Commonwealth (reunión de Minsk del 8 de diciembre de 1991). Tras ésta, la U.R.S.S. dejó de existir y Gorbachov dimitió, privado de toda influencia.

Desde el momento de la constitución de la Federación Rusa Soberana, Yeltsin ha maniobrado para reforzar sus poderes, presuntamente para detener a los conservadores. Éstos controlaban el Congreso de los Diputados populares y el soviet supremo, y desde allí combatían a Yeltsin, sirviéndose especialmente del Tribunal Constitucional. Entre otras razones para combatir esta resistencia, Yeltsin ha preparado el proyecto de una nueva Constitución, que le concede amplísimos poderes y elimina a las instituciones legislativas antes mencionadas, y pretende someterla a referéndum próximamente. Presentó dicho proyecto sorprendentemente en plena campaña electoral por el referéndum sobre confianza, al que se sometió el 23 de abril de 1993. Para acabar con sus rivales (el presidente del Soviet Supremo, Ruslan Jasbulatov, su ex-vicepresidente, Aleksander Rutskoi, y el presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin), no dudó en disolver el parlamento, empleando la fuerza de las armas, entre los meses de septiembre y octubre.

Para contrarrestar la oposición y conservar la imagen democrática, Yeltsin convocó elecciones para diciembre del mismo año. En estos comicios los partidarios del presidente sufrieron un importante voto de castigo, mientras que el Partido Liberal Democrático (de extrema derecha) y el Partido Comunista obtuvieron unos excelentes resultados que abren una etapa de auténtica incertidumbre política. La población rusa, sumida en la miseria, demostró su rechazo a las drásticas reformas económicas. El triunfo de las opciones extremistas alarmó a la OTAN, que trata de incluir a Rusia en una alianza pacífica y no beligerante hacia occidente. En el plano interior, Rusia necesita ineludiblemente un marco jurídico nuevo, pero el proyecto constitucional de Yeltsin ofrece dudas sobre su talento democrático. En economía, tras una etapa ultraliberal, se retomó la vía de un «capitalismo de estado» en la línea promovida por el equipo de Gorbachov.

El problema de las nacionalidades se reveló en toda su profundiad en 1994: en verano, el líder Dzhojar Dudáyev se impuso a la oposición prorrusa en Chechen-Ingush (Chechenia) y declaró la independencia total de su país, amenazando con una guerra total si el ejército ruso intervenía. Yeltsin, tras unos primeros contactos negociadores, optó por la solución militar. A finales de enero el ejército ruso logró arrebatar Grozny, la capital de Chechen-Ingush, a los rebeldes independentistas, al precio de más de 13 000 soldados rusos muertos y 25 000 víctimas civiles. A pesar del esfuerzo bélico ruso, Chechen-Ingush fue totalmente controlada y Dudáyev, al frente de un numeroso ejército guerrillero, continuó resistiendo en las áreas montañosas.

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