GEOGRAFÍA - HUMANA: El fenómeno urbano - 7ª parte
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Geografía

HUMANA

El fenómeno urbano - 7ª parte


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El urbanismo (continuación)

Urbanismo progresista (continuación)

Escuela Bauhaus

a escuela artística Bauhaus constituye otro de los referentes en el urbanismo progresista. Fue fundada en Weimar (Alemania) en 1919, por el arquitecto y profesor alemán Walter Gropius (1883-1969). Gropius se proponía unificar los progresos técnicos, industriales y la creación artística, con objeto de superar la escisión que existía entre producción industrial y la propia creación. De esta forma, se conseguiría un formidable instrumento para la educación social y de las artes.

La formación en la Bauhaus duraba tres años y seis meses, proporcionando a los alumnos una preparación rigurosa, tanto técnica como formal, donde los problemas arquitectónicos y urbanísticos, así como la proyección de los objetos necesarios para la vida cotidiana, ocupaban un espacio destacado. Esta filosofía se fundamentaba en la consideración del edificio como síntesis de todas las artes visuales.

En la Bauhaus enseñaron importantes artistas del momento, tales como Breuer, Marks, Moholy-Nagy, Schmidt, Feininger, Schlemmer, Kandinsky y Klee. La escuela fue cerrada en 1933 por orden de Hitler.

Constructivismo

El constructivismo constituye un movimiento arquitectónico que abandona la ornamentación para dar acentuada importancia a la expresión de la construcción. Tuvo en la Rusia de principios del siglo XX a sus principales teóricos; se considera su fundador al escultor y pintor ruso Vladimir Tatlin (1885-1958).

Las primeras obras representativas del constructivismo son las construcciones en relieve del propio Tatlin, entre 1913 y 1917. Rápidamente se sumaron otros artistas, y así en 1920 comenzaron a sonar los nombres de Alexandr Rodchenko, Eliezer Lissitzky, K. Malevich, los hermanos Vesnin, Naum Gabo y Antón Pevsner; estos dos últimos publicaron en ese año los principios del nuevo estilo en el llamado Manifiesto realista. En la misma década de 1920 se produjo una división de este movimiento en diferentes corrientes, aunque los fundamentos de funcionalidad y utilitarismo permanecerían inalterables en todas ellas, y de hecho este concepto de utilidad se vio reforzado en la recién constituida Unión Soviética (URSS), donde el arte quedó dominado por su función eminentemente de utilidad  social, convirtiéndose Tatlin en un cooperador del nuevo Estado comunista, donde su dogma constructivista gozó de gran poder e influencia.

Este movimiento también ejerció una influencia muy importante en el arte europeo, tanto en la escultura como la arquitectura, pero especialmente en el diseño industrial. Las formas de las construcciones son abstractas y realizadas con materiales industriales muy variados, como metales, alambres y pedazos de materias plásticas. Los materiales modernos y las líneas puras apoyaron la nueva estética funcional.

Urbanismo culturalista

El urbanismo culturalista se opone a la postura que expresa el urbanismo progresista. Su estudio se centra en el individuo y la aglomeración humana, buscando la recuperación de la unidad orgánica de la ciudad tras la desintegración provocada por la industrialización. Son tenidos en cuenta los valores históricos y estéticos, y se preocupa en conocer las necesidades tanto materiales como espirituales de la comunidad.

Los principios ideológicos de esta corriente urbanista se concretan en el esquema de la Ciudad Jardín de Ebenezer Howard, y que después seguiría su homólogo Raymond Unwin (véase el apartado sobre la Ciudad Jardín en este mismo artículo).

Estos principios son: establecimiento de límites precisos de la ciudad; alta valoración de los espacios de vegetación; equilibrio cultural, de las clases sociales y de tipos de trabajo; consecución del máximo espacio y funcionalidad posibles, así como un ambiente higiénico, seguro y acogedor.

urbanismo culturalista
En el urbanismo culturalista se tienen en cuenta los valores históricos y estéticos, y las necesidades tanto materiales como espirituales de la comunidad. En la imagen, vista de la ciudad antigua de Munich

Con posterioridad, el urbanista y biólogo escocés Patrik Geddes (1854-1932), y el que fuera su alumno Lewis Mumford, puntualizarían la importancia de la continuidad histórica, social, psicológica y geográfica como factor de la planificación urbana, demostrando la necesidad de estudiar la ciudad en función de su entorno, preconizando el regionalismo y la integración de la ciudad en la naturaleza.

El urbanismo culturalista estudió ampliamente la higiene urbana, y ha planteado hábitats en los que el ser humano se vea influenciado por sentimientos de libertad y seguridad, así como una variedad de actividades y elementos de diversión o distracción que permitan asegurar una adecuada higiene mental.

Estos estudios se vieron complementados con aportaciones como las del urbanista teórico estadounidense Kevin Linch, el cual dio un nuevo enfoque al conocimiento del comportamiento humano, ante la influencia de la morfología urbana y la figurabilidad o percepción psicovisual de la ciudad, es decir, la imagen de la ciudad tal como es percibida por sus habitantes. Linch postulo ambientes urbanos caracterizados por elementos que faciliten la percepción psicovisual.

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