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Lengua
LINGÜÍSTICA
La comunicación - 6ª parte
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Los elementos de la comunicación (continuación)
El canal, el ruido y la redundancia
orzosamente, los signos deben ser transmitidos a través
de un canal o medio: los sonidos circulan por el aire; las imágenes, por la luz.
El teléfono, la radio, la televisión son otros tantos canales por los cuales se
transmiten los mensajes. El canal o medio permite el contacto físico --sin el que
no sería posible la comunicación-- entre emisor y receptor. Los sentidos de éste
(el oído y la vista, sobre todo, pero también el tacto, el gusto y hasta el
olfato en ocasiones) perciben; el cerebro interpreta.
Los medios de comunicación, en general
o la radio, en particular, constituyen un canal
para transmitir mensajes a grandes grupos
Se llama ruido a toda perturbación del canal que dificulta la percepción del signo. Las interferencias que hacen que se pierda la señal que llega a un aparato de radio, el murmullo ambiental que impide la perfecta audición de las palabras de un conferenciante, las tachaduras o las faltas de ortografía que se encuentran a veces en un escrito, son, en este sentido, ruidos. Para contrarrestarlos, los códigos prevén sistemas de redundancia, es decir, imponen que se incluyan en los mensajes más signos de los que, en principio, serían imprescindibles para que se produzca la comunicación.
Si pensamos en el texto de un telegrama (un método de comunicación hoy superado, pero útil en tiempos pretéritos para enviar mensajes cortos y rápidos), vemos que en él todo se ha simplificado, se ha reducido a lo esencial: es un mensaje que posee sólo la escasa redundancia necesaria (o su total ausencia) para ser inteligible.
En el texto de este telegrama se han eliminado
todas
las redundancias, artículos, conjunciones, preposiciones etc.,
que no
son imprescindibles para la comprensión del mensaje
En el extremo opuesto, la conversación coloquial, llena de repeticiones y muletillas, suele resultar muy redundante. Como redundante es un anuncio publicitario, que subraya el producto comercial por muy diversos procedimientos: su nombre repetido varias veces, la reproducción gráfica del producto, las metáforas que a él se refieren, etc.
Precisamente, las técnicas publicitarias aprovechan y explotan al máximo todas estas características, además de otras de tipo sociológico y de comunicación de masas, para lograr fijar el mensaje en el receptor.
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