LENGUA - LINGÜÍSTICA: La comunicación - 9ª parte
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LINGÜÍSTICA

La comunicación - 9ª parte


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Los elementos de la comunicación (continuación)

Los objetos se convierten en signos

or el hecho mismo de vivir en sociedad, todo objeto se convierte, en cierto modo, en signo: un coche no está hecho para significar, pero cada modelo de coche se asocia, por la publicidad y a veces también por los consumidores, a un modo de vivir, a ciertos rasgos de personalidad o a un determinado status. Con respecto a eso, en un capítulo anterior ya hemos visto lo que eran signos motivados y signos arbitrarios; un coche es un signo arbitrario, pues tal signo no está hecho para significar, pero sin embargo lo hace, simbolizando un nivel social o una forma de vida.

Un coche es un signo arbitrario, porque simboliza un nivel social, una forma de vivir. Su valor también da un significado arbitrario del estatus que exhibe su poseedor
Un coche es un signo arbitrario, porque simboliza un nivel social, una forma de vivir. Su valor también da un significado arbitrario del estatus que exhibe su poseedor

De igual manera, la comida, la indumentaria, el mobiliario, la estructura de las ciudades, más allá de las necesidades primarias a las que responden, proporcionan mensajes. Quienes los emiten pueden ser más o menos conscientes de ello, pero dicen --con su modo de ir vestidos, con los objetos de que se rodean-- mucho de sí mismos, deliberadamente o a su pesar.

En muchas ocasiones, no son los individuos los que "hablan": la estructura económica, social y política convierte a las calles y a los barrios, a las plazas y a los edificios, en mensajes transparentes. Por lo común, en cada uno de los numerosísimos mensajes que "oímos" resuenan al tiempo las voces de un individuo, de un grupo social y de una época. Un ejemplo de esto lo podemos observar en la población de Río de Janeiro: a ambos lados de la carretera que une la ciudad con las playas de Copacabana e Ipanema, se alzan estructuras muy significativas, a una banda lujosas construcciones de oficinas y viviendas, y en la otra banda la ladera de una montaña plagada de "fabelas" construidas con todo tipo de materiales frágiles e inestables. La observación de ambos lados nos da una información directa y real sobre el nivel social de sus moradores.

El tráfico de comunicaciones que tan densamente llena nuestra vida diaria no se limita, pues, a los signos propiamente dichos (el timbre y el semáforo, los números y las palabras); afecta a todas las cosas y los hechos que nos rodean. Los objetos se convierten en signos (en indicios).

¿Qué es la semiología?

El comienzo de su Curso de Lingüística General (1916), Ferdinand de Saussure escribe:

"La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por ello comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas de educación, a las señales militares... Es solamente el más importante de ellos. Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social; tal ciencia formaría parte de la psicología social y en consecuencia de la psicología general; la llamaremos semiología (del griego semeion, signo). Nos enseñaría en qué consisten los signos, qué leyes los rigen."

La semiología (también llamada semiótica) es, pues, la ciencia que estudia los signos; más que una ciencia desarrollada aparece hoy como el marco de referencia de un conjunto muy amplio de disciplinas.

Algunos incluyen en ella el estudio de las comunicaciones animales (zoosemiótica), de máquinas (cibernética), e incluso de células (biónica).

Con una perspectiva más restringida, suele limitarse su campo de estudio a los procesos culturales. Entendemos por tales aquellos procesos en los que intervienen seres humanos que se ponen en contacto mediante convenciones sociales. La semiología los ve como procesos de comunicación e investiga qué sistemas existen bajo ellos, o dicho de otra manera, qué códigos dan sentido a los diferentes mensajes.

La semiología o semiótica aborda tres grandes clases de problemas: las relaciones de los signos con sus referentes (objeto de la semántica); las que guardan los signos entre sí (que estudia la sintaxis), y las relaciones que hay entre los signos y quienes los usan (aspecto que estudia la pragmática).

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