¿Cuándo será un acto práctico y fluido la libre asociación en Cuba?

En la pasada centuria, en específico en el año 1995, unos ancianitos y ancianitas iban a visitar la oficina del Registro de Asociaciones (en La Habana) casi todos los meses. La referida Oficina se encarga de llevar el control de todas las ONG(s) radicadas en Cuba.

El objetivo de sus continuas visitas era para indagar por un permiso que legalizara una ONG que habían creado, cuyo objetivo sería reunir a personas de la tercera edad (y de otras edades también) en un local particular (una casa), y en sus ratos de ocios, bailar y escuchar música de su tiempo y traer al presente antaño recuerdos.

En ese vaivén los abuelitos y abuelitas llevaban meses, los que sumarían años. Algunos trabajadores de dicha Oficina, mayormente mujeres, hasta sentían pena con aquellos rostros arrugados y canos, cuando escuchaban la respuesta de las funcionarias que los atendían: “todavía no nos ha llegado la respuesta del Ministerio de Justicia”. Algunas, en tonoguasón expresaban que los  ancianos“se iban a morir esperando”.

Por supuesto que ellos podían echar andar su propuesta de ONG sin ninguna autorización, como han actuado y aún actúan hoy cientos de proyectos colectivos: al margen de la Ley y tolerados por la dirigencia del país. Pero esa no es la esencia de la satisfacción humana.

Aunque es evidente el daño social, económico y político que causan en la sociedad civil décadas de impedimento al derecho de la libre asociación, se puede contabilizar sumándolo a los motivos que hacen el creciente aumento de las estadísticas de cubanos y cubanas que ya emigrarono desean emigrar del país.

Bloquear la libre asociación con subterfugios de autoritarismo burocráticoperjudica porque en términos de frustración y desorientación influye en la psiquis de la nación.La cifra tangible con la que puede demostrarse tal desarraigo nacional lo constituyen los cientos de solicitudes de ciudadanos con deseos de organizarse de acuerdo a sus intereses comunes, todosengavetadosen el Registro Nacional de Asociaciones y en el Ministerio de Justicia.

Son solicitudes de ONG(s) con fines que van desde culturales, artísticos y deportivos hasta otras con proyecciones sociales, económicas y políticas, y entre ese espectro de motivaciones populares no están ausentes las aspiraciones e intereses sobre el medio ambiente, la salud humana, la recreación, y un extendido etcétera que abarca ONG(s) infantiles, juveniles, de adultos, y de adultos de la tercera edad.

¿Qué sentido, explicación o relación racional tiene todo esto en el contexto de un sistema político de más de medio siglo de continuidad que hace oídos sordos a tales reclamaciones de legalización? ¿Aspiraciones de este tipo ponen en jaque o desestabilizan al gobierno o a la burocracia estatal?

Son absolutamente imprescindibles las ventajas de que una ONG tenga personalidad jurídica. Aportan a toda la sociedad la  tranquilidad ciudadana y financiera que emanan de sentirse dentro de la Ley y amparados por ésta, sacándola del contexto de incertidumbre que sin dudas la  trastorna.

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