Natureduca - Portal educativo de ciencia y cultura |
Lengua
EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA
La lengua oral - 5ª parte
El diálogo (continuación)
Conversación y rol social
s evidente que cuando dos personas dialogan no lo hacen al margen del sistema cultural y social del que forman parte. Por el contrario, los papeles que éste les asigna (padre o hijo, profesor o alumno, jefe o subordinado...) resultan determinantes a la hora de decidir lo que van a expresar, sobre todo la manera de decirlo. Por ejemplo, enunciados como "no admito excusas: el trabajo tiene que estar terminado a las ocho en punto", o "aquí mando yo y tú te callas", tienen sentido porque los dicen un superior a un inferior o un padre a su hijo, y serían absurdos dichos por quien no se encontrase justamente en una situación que permitiera emitirlos.
La jerarquización económica y social, la cualificación profesional, la edad y el sexo, son otros tantos factores que determinan la efectiva competencia lingüística de los hablantes, que se traduce en las afirmaciones, preguntas o peticiones que se suceden a lo largo de la conversación.
Ciertamente, cada individuo asume en su vida diaria diversos roles: es padre de familia, cliente de una empresa, sindicalista... Ello ocasiona una adaptación de su lengua al ámbito en que se mueve y al tema de conversación. Y también ocurre que uno o varios de esos papeles, consciente o inconscientemente asumidos, priven de su libertad expresiva a los hablantes: es éste el sentimiento que provocan los que, como suele decirse, hablan "como una madre", "como un cura" o "como un adolescente". Sobre todo en el llamado código restringido de la lengua, existe una adaptación rígida a esas pautas y, en suma, una orientación más a preservar el status --lo cual da seguridad al hablante, pero también lo deja desarmado ante intervenciones o réplicas inesperadas-- que a intentar hallar una expresión individual, matizada y verdadera.
La lengua coloquial: expresión y apelación
La expresión de la subjetividad del hablante y la actuación sobre el oyente son objetivos esenciales de la conversación. Estrechamente unidos ambos en torno al primer objetivo, la expresión de la subjetividad, se movilizan recursos como los siguientes:
Afirmaciones y negaciones enfáticas.
Fórmulas de ponderación y comparación; metáforas e hipérboles.
Interjecciones.
Interrogaciones retóricas.
Léxico muy recurrente en relación con sentimientos elementales (amor y odio, deseo y rechazo, dolor y alegría...).
Léxico concreto, asociado a experiencias de carácter universal (muerte, defectos físicos y morales, sexo, comida y bebida...).
Tendencia al contraste: antítesis y paradojas.
Acumulación de sinónimos y repeticiones diversas.
Gusto por la enumeración.
Abundantes diminutivos y aumentativos.
Fórmulas para valorar y criticar.
En torno al segundo objetivo, la intervención en la conducta del receptor, sea práctica o verbal (respuesta), pueden citarse los siguientes procedimientos.
Vocativos.
Preguntas.
Imperativos; particularmente, de verbos de lengua o sentido ("mira", "oye", "di"...).
Uso frecuente de pronombres de 2.ª persona, en oposición a la 1.ª del hablante: reparto con el interlocutor del espacio físico y empírico de la conversación.
Alabanzas y censuras, elogios e insultos, aprobación y rechazo implícitos o explícitos de las palabras del receptor.
Elisión ocasional de la 1.ª persona, que se oculta bajo formas generalizadoras o impersonales.
Eufemismos y disfemismos.
Encadenamiento de réplicas siguiendo la estructura sintáctica ofrecida por el interlocutor.