Historia y Arte
EL SIGLO XX
Pintura y escultura - 16ª parte
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Después de la 2ª Guerra Mundial (continuación)
El informalismo
aralelamente al desarrollo en América del expresionismo abstracto, se produjo otra corriente no figurativa a la que se denominó de diferentes maneras: abstracción lírica, tachismo o pintura matérica. Las tres fórmulas son adecuadas porque las tres definen características del informalismo europeo. La denominación de "abstracción lírica" evidencia cierta suavidad de formas y de color frente al expresionismo abstracto con el que comparte su carácter de pintura gestual.
El término "tachismo"hace referencia al predominio de la línea con ciertos ecos caligráficos más o menos procedentes del automatismo surrealista que con influencia subyace en el informalismo. Y la calificación de "pintura matérica"resulta perfectamente justa si se tiene en cuenta que los artistas del informalismo buscan dar a su obra unos valores táctiles e incluso volumétricos a partir de fuertes empastes y la incorporación a modo de collage de materiales no estrictamente pictóricos.
Entre los grupos más destacados de esta tendencia se encuentra el Grupo Cobra (la palabra Cobra surgió de unir las primeras letras de las tres ciudades de las que procedían los componentes del grupo: Copenhague, Bruselas y Amsterdam), que por influencia de los dadaístas (recuérdense los ready mades) concedían al acto creador más importancia que a la obra creada. El grupo que se formó en París, en 1948, quedó disuelto en 1950 y su mayor aportación fue la incorporación de elementos del arte popular y primitivo.
Entre las personalidades más destacadas de esta tendencia europea puede citarse a Jean Dubuffet (1901-1985) que desde una postura caracterizada por un notable sentido del humor incorporó a sus cuadros diversos materiales que mezclados con la pintura daban a su obra ese carácter matérico y táctil anteriormente citado. Otros artistas con intenciones semejantes como Lucio Fontana (1899-1969) optaron por el rasgado y el perforado de las telas o por la incorporación de arpilleras y maderas como en el caso de Alberto Burri (1915).
En España el informalismo quedó representado por dos grupos, uno catalán y otro madrileño. En 1948 se produjo en Barcelona la fundación del grupo denominado Dau al Set en el que pronto destacó la figura de Antoni Tàpies (1923). El grupo partió de posiciones dadaístas, sintió la influencia del existencialismo y derivó finalmente en un informatismo que en Tàpies adoptó la forma de una pintura matérica en la que incorpora cartones, polvo de mármol, cuerdas, madera u objetos, al tiempo que sobre los empastes aplica todo tipo de incisiones, estampaciones o ralladuras que le dan a su obra una particular magia, al tiempo que una marcada personalidad.
Pintura, de Antoni Tapies Tàpies
(Museo de Arte Contemporáneo, Madrid)
En 1957 apareció en Madrid el otro grupo informalista, El Paso que se formó en torno a Antonio Saura (1930) y en donde destacó Manuel Millares (1926-1972). La pintura de Saura, que recoge toda una línea de la pintura española que va desde el tenebrismo, pasando por el Goya de las pinturas negras hasta Picasso, se caracteriza por un trazo crispado y decidido que se resalta con un cromatismo sin concesiones y limitado a las gamas más austeras, resultando por todo ello fuertemente gestual y no estando exenta de resonancias figurativas. Manuel Millares incorporó en su obra arpilleras y cuerdas, logrando unos resultados matéricos cargados de tensa agresividad.
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