Natureduca - Portal educativo de ciencia y cultura |
Geografía
PAÍSES
Japón - 5ª parte
a fijación cronológica del Paleolítico japonés está sujeta aún a rigurosas controversias; no obstante, parece innegable una estrecha vinculación de la prehistoria de Japón (poblado por primera vez antes de que los movimientos orogénicos lo convirtiesen en un archipiélago), a los intercambios culturales con sus vecinos. De esta manera, los testimonios arqueológicos del Japón septentrional remiten al Paleolítico de Siberia oriental, los del Japón central a las tradiciones mongolas y coreano-manchúes, y la franja meridional se emparenta con las civilizaciones del SE asiático. Pero si se ha podido establecer con una cierta autoridad la ancianidad del Paleolítico nipón, los problemas de periodización son mucho más arduos en estadios culturales más recientes.
Desde el final de la época Yayoi (s. III) hasta el inicio del período histórico (s. VI), la leyenda domina sobre los escasos datos arqueológicos. Las teorías tradicionales bautizan a estos años como la época de las grandes sepulturas (kofun: cámaras funerarias precedidas por pasillos de acceso) o época de Yamato (lugar donde se instaló la corte de los primeros emperadores). Parece que sobre el rico fondo agrícola se injertaron clanes guerreros que lucharon entre sí hasta que se impuso uno de ellos (míticamente descendiente de la diosa Amaterasu), y ubicó su capital en Yamato. Los testimonios sobre estos hechos proceden de las pinturas y cerámicas encontradas en los kofun y de las crónicas chinas, cuya cultura dominaba en el Japón de la época. Como quiera que se formase su corte, el señor de Yamato devino una autoridad central cuyos representantes eran los jefes regionales.
El período de grandes sepulturas en Japón correspondió a una época de profundos disturbios en el continente asiático (generados por las convulsiones internas del imperio chino). Japón recibió una corriente de emigrantes coreanos, huidos de la dominación china, que ejercieron gran influencia cultural y política; a los coreanos debieron los japoneses nuevas técnicas agrícolas, metalúrgicas y textiles, así como la organización de la administración al modo chino: introdujeron la escritura china, iniciando la historia en Japón, y crearon archivos y bibliotecas.Los gobernantes de Japón se esforzaron en asimilar, como único medio para resistir a la potencia de los clanes militares, las formas políticas más evolucionadas del continente. Para ello crearon redes de comunicación con Corea e incluso intentaron, desde mediados del s. IV hasta el último tercio del s. VII, crear un estado satélite en la península coreana. La constante intervención, diplomática o militar, en la política continental, reforzó al gobierno de Yamato hasta que una derrota en el año 662 yuguló brutalmente el acceso a Corea, por lo que los regentes japoneses buscaron la cultura en la corte china.
Las estructuras del joven estado japonés encontraron en la religión budista, importada de China (se considera el año 538 como fecha oficial de su introducción), elementos teóricos para la centralización iniciada por la corte imperial, donde la aristocracia chinófila veía en el ejemplo chino una posibilidad de modernización. A este partido modernizador pertenecía el clan de los Soga que venció a los elementos retrógrados, atrincherados en el sintoísmo primitivo. El clan Soga impuso como regente (cargo que ejercía el poder real, en tanto el emperador o tenno era casi exclusivamente honorífico, aunque intocable por su poder divino) a su patriarca Shotoku-Taishi. Éste fijó la jerarquía dentro de la administración y dictó un manifiesto político-religioso asegurando la idea de la autoridad central (603-604). Muerto Shotoku, en el 621 o 622, se cuestionaron sus medidas; los Fujiwara reemplazaron como regentes a los Soga y promulgaron una reforma del modelo de administración, cuya consecuencia fue el reforzamiento de la monarquía absoluta.