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Geografía
PAÍSES
Argentina - 6ª parte
n los últimos tiempos del virreinato, Manuel José de Laverdán cultivó el neoclasicismo en una época en que las corrientes literarias no tenían carácter nacional, sino que se difundían de igual manera por toda la América hispana. Ya con la independencia, nació una poesía nacionalista y patriótica que dio paso al romanticismo y a la literatura gauchesca como una forma propia de la literatura romántica argentina, destacando en esta corriente Hilario Ascasubi.
El modernismo se impuso en la literatura argentina con el poeta Leopoldo Lugones y el novelista Enrique Larreta, a los que siguieron un grupo postmodernista y simbolista. El vanguardismo, ya en pleno s. XX, tuvo como órgano de expresión a la revista Martín Fierro, iniciador de la cual fue Macedonio Fernández. El grupo vanguardista ha dado grandes nombres a la literatura argentina, como Jorge Luis Borges, poeta y novelista de renombre internacional y Premio Cervantes de Literatura en 1980.
En poesía, aparece la Generación de los 40 como continuación del vanguardismo, que a partir de los años 50 se diversifica en multitud de corrientes, destacando el surrealismo de José de Madariaga y nombres propios como Ernesto Sábato o Victoria Ocampo. La novela de los 60 y 70 estuvo encabezada por Julio Cortázar. Borges y Cortázar constituyen los dos nombres más destacados de la literatura argentina contemporánea, por sus ricas y extensas producciones intelectuales y literarias. Cabe destacar, del primero, obras como El elogio de la sombra, El oro de los tigres, Obras completas, Hulara de la noche, o La cifra. De Julio Cortázar, merecen ser mencionadas Alguien anda por ahí, Un tal Lucas, Los autonautas de la cosmopista o un viaje atemporal París-Marsella, y sobre todo Rayuela. El escaso arte precolombino existente en Argentina se concentró en las regiones andinas de Tucumán y Santiago de Estero, donde restan manifestaciones artísticas de las antiguas culturas indígenas que poblaban aquellas tierras. Se trata, sobre todo, de piezas de cerámica y ornamentos o armas trabajados en metal. En Argentina ha predominado, desde la colonización, una estética artística europea pura, con escasos elementos autóctonos.La época de mayor esplendor artístico llegó en el s. XVII con gran proliferación del arte barroco en iglesias y catedrales de todo el país. De esta época cabe destacar a Andrés Blanqui y a Juan Kraus, artífices de la iglesia más antigua conservada en Buenos Aires, San Ignacio. Blanqui fue, junto con Juan Bautista Prímoli, autor de la catedral de Córdoba. La de Buenos Aires recogió ya un gusto más neoclásico de origen anglofrancés, encarnado por su autor Antonio Masella. De toda la época barroca se conservan numerosos y bellos edificios repartidos por toda la geografía nacional: se trata de iglesias y conventos en pueblos y ciudades, interesantes misiones jesuitas situadas en el N, y algunos ejemplos de barroco civil con grandes caserones, estancias o haciendas pertenecientes a los grandes señores de la época del virreinato.
Durante años, Argentina estuvo comprando sus pinturas, esculturas, retablos y ornamentos en España o en el rico Perú potosino, sin que surgiera en el país un arte pictórico verdaderamente autóctono hasta bien entrado el s. XIX, con el pintor realista Prilidiano Pueyrredón. Los sucesivos estilos y corrientes del XIX estuvieron totalmente vinculados a las modas europeas, sobre todo a la francesa, predominando el costumbrismo y el neoclasicismo. A fines del s. XIX nace en Buenos Aires la primera escuela argentina de Bellas Artes. Por aquel entonces en pintura se imponía el realismo, con nombres como Rodríguez Etchart o Reinaldo Giudici. En arquitectura la tendencia era al clasicismo italiano, y se realizaron varios edificios públicos en Buenos Aires: el Palacio de Justicia, el Congreso y el Nuevo Teatro Colón.Por lo que se refiere a arquitectura urbanística, el estilo francés impuesto por Georges-Eugène Haussmann en París, con el diseño de grandes avenidas y bulevares, se reflejó en Buenos Aires con la construcción de las avenidas de Mayo y Nueve de Julio, así como varios palacios. El impresionismo llegaba ya entrado el s. XX, con un grupo llamado Nexus que siguió su propia línea: Fernando Fader llegó a ser su principal exponente. No obstante, sería el postimpresionismo el que daría una gran escuela pictórica a Argentina, repleta de grandes nombres para la pintura nacional.
En los últimos cincuenta años se ha cultivado el arte abstracto e informal, pionero del cual fue Emilio Pettoruti. Este estilo cuajó, tomando cierto renombre e importancia en manos de J. Le Parc, H. R. Demarco y L. Tomasello. También se realizaron trabajos en el expresionismo y el pop-art. En un tono más conceptualista, M. Minujín y el grupo CAYC actuaron en Buenos Aires como corriente establecida. En arquitectura se siguió a Le Corbussier desde la década de 1930, aunque posteriormente los estilos funcionalistas y racionalistas se impusieron en los diseños. Cabe mencionar el surgimiento en los años 60 de un grupo de arquitectos llamados brutalistas.En definitiva, Buenos Aires posee una vida cultural y artística importante, aunque la tendencia de muchos creadores argentinos consagrados es ir a realizar su obra fuera del país, generalmente a Europa o Estados Unidos de América.
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