Historia militar: 1945 (1)

En agosto de 1945, con el lanzamiento de bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el mundo entró en la era nuclear. El alto grado de destrucción de la nueva arma ha estado presente como amenaza permanente a lo largo de todos los conflictos bélicos sucedidos desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial.

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Nube provocada por la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki
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Dos bloques hostiles se crearon tras el fin de la Guerra, encabezados una parte por la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y la otra por los Estados Unidos de América; ambos poseedores de armamento nuclear. No obstante, a pesar de la amenaza, las armas nucleares no volvieron a utilizarse desde entonces.

Pero, la guerra convencional mantuvo su desarrollo sin interrupción. Cierto es que, aunque existió una paz dificil entre las superpotencias, ésta se mantuvo al fin y al cabo, pero en el resto del mundo, en alguna parte, no se dejó de combatir día tras día. Cientos de conflictos armados acaecieron desde el final de la Segunda Guerra Mundial, algunos a gran escala y otros de menor intensidad. Así, se luchó desde niveles de pequeños grupos guerrilleros, incluso de forma individual y sin dirección ni estrategia, hasta los de despliegue de alta tecnología terrestre y aérea, con cazas que volaban a velocidades supersónicas, sofisticado instrumental electrónico y costoso armamento.

La «disuasión» que provocó el arma nuclear ha sido el paraguas bajo el cual se han desarrollado las guerras convencionales desde la Segunda Guerra Mundial; las consecuencias de su utilización constituían, sin duda, un coste demasiado elevado para aquellos países que tuvieran la tentación de tomar esa vía. En el análisis coincidieron las potencias que poseían armamento nuclear: los resultados finales serían catastróficos para dos partes que se enfrentasen.

Los estrategas militares han tenido desde entonces constantes problemas de situación, ante la forma de enfocar la relación entre los dos tipos de poder militar, el nuclear y el convencional. Ambos poderes han convivido a lo largo de todos estos años, y una posible consecuencia de la existencia del arma nuclear ha sido, el aumento progresivo del poder destructivo de las armas convencionales, las cuales recibieron un impulso notable. Pero, el armamento nuclear no dejó de desarrollarse y también fue investigado sin pausa, aumentando notablemente su poder destructivo, manteniéndose, de esta forma, la vigencia de la «disuasión».

El poder militar también incrementó su capacidad de uso selectivo. Así, las nuevas armas, como los misiles filoguidados contracarro, o los de crucero capaces de volar haciendo un seguimiento del terreno para evitar los radares enemigos, adquirieron gran precisión en la selección y alcance de sus objetivos, con errores de pocos metros. Estas características, permitieron planear los ataques reduciendo notablemente las pérdidas humanas, y los de tipo indiscriminado sobre objetivos civiles.La precisión en la localización de los objetivos también recibió un impulso con nuevos métodos de reconocimiento y vigilancia.

La tendencia de las primeras décadas del siglo XX en la multiplicación del poder destructivo de las armas, cambió en cierta medida con el panorama creado a partir de 1945. Aunque los conflictos no dejaron de ser crueles como antaño, se apreciaron voluntades por evitar o limitar su escalada. El presidente Truman, por ejemplo, no permitió que el general MacArthur atacase la China continental en 1950, durante la guerra de Corea; también se evitó atacar en los años sesenta Vietnam del Norte. La opción nuclear existía, pero su aplicación nunca se llevó a cabo en estos casos.

El ejemplo de renuncia a la opción nuclear, lo podemos observar en la guerra de Vietnam, donde una potencia notable como era EEUU, fue incapaz de vencer a un enemigo cuyos recursos en material militar era ínfimo. EEUU mantuvo esa guerra y sufrió muchas bajas porque renunció al empleo de armas con mayor poder destructor, como eran los ingenios nucleares. Aún así, los métodos empleados fueron muy devastadores, especialmente para las poblaciones civiles vietnamitas.

En los años cuarenta y cincuenta, la Guerra Fría entre la URSS y el bloque occidental constituyó un conflicto que nunca alcanzó una confrontación directa, pero que resultó un elemento importante en numerosas luchas anticolonialistas que sucedieron en ese periodo.

La estrategia y defensa antinuclearEstratégicamente hablando, para los pensadores militares de la época, lo sucedido antes y poco después del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón, se ofrecía como un panorama de futuro muy sombrío. Hoy en día, el mundo que conocemos es muy diferente al de 1945, pero en aquellos momentos, tras conocerse el poder de devastación del nuevo ingenio militar, la imaginación de los estrategas militares sobre las posibilidades de destrucción a gran escala se desbordaron. Así, pensaron que si un única aeronave podía transportar una sola bomba capaz de destruir una ciudad entera, se tornaba casi imposible una defensa aérea efectiva, o la limitación de los efectos destructivos. En consecuencia, la conclusión fue que sólo podría garantizarse la defensa contra un ataque nuclear, ofreciendo una respuesta de similar intensidad. Tal respuesta vendría a definir lo que hoy conocemos como «disuasión militar», por la cual, un potencial atacante se abstendría de lanzar un ataque nuclear sabiendo que la respuesta sería de igual magnitud, y donde el concepto de «ganar la batalla» no podría valorarse, en tanto que ambos contendientes sufrirían altísimos costes en vidas humanas y materiales; ambos «perderían».

No obstante, durante los primeros años de la posguerra no se puso en práctica la estrategia de la disuasión nuclear, sino que ambas potencias dispusieron el mantenimiento del armamento convencional y el énfasis en el número de efectivos de los ejércitos, así como en el poder industrial y la capacidad de resolución militar. Particularmente, la URSS lo hizo por necesidad, al no disponer aún del arma nuclear, pero puso sin embargo todas sus energías en conseguirla. Por su parte, EEUU, a pesar de disponer de armamento nuclear, ante la disposición de la URSS se vio forzada a continuar preparándose para la guerra convencional.

Con el comienzo de la Guerra Fría a finales de la década de 1940, tras romperse la coalición antifascista que se formara en el transcurso de la II Guerra Mundial, aún no se vislumbraba en el horizonte futuro una imagen de conflictos muy diferente a los anteriores. El miedo a la detrucción total aún no dominaba, y las guerras se imaginaban a base de grandes movilizaciones de efectivos y eficacia del armamento convencional. El motivo era que las bombas atómicas eran de fisión (todavía no se había experimentado con la bomba H) y escasas, y los medios de transporte aéreos aún requerían de aviones de hélice; no se hacía una hipótesis de cambio de estos parámetros, o en todo caso se pensaba que durarían mucho tiempo.

La situación dio un vuelco a principios de la década de 1950: la URSS realizó sus propias pruebas nucleares y consiguió hacer estallar una bomba nuclear. En teoría, el equilibrio se había conseguido, y la disuasión, a base de anunciar el terror por ambas partes, debería dar sus resultados prácticos en forma de prudencia mutua. Pero, en 1952 tanto EEUU como la URSS inauguraron la era termonuclear al ensayar con éxito bombas de hidrógeno. Ahora, para el poseedor de estos ingenios, el poder de devastación sería ilimitado.

El presidente americano Truman, tras el ensayo termonuclear de la URSS, fue informado de unos estudios solicitados a instancia suya, que concluyeron en la necesidad de mantener y potenciar el armamento convencional con objeto de igualar el poder del ejército soviético, al ir avanzando el nuclear hacia una situación de equilibrio. La Guerra de Corea de 1950-53 vino a confirmar esa necesidad, y el reame occidental se realizó rápidamente. 

Este conflicto de tipo convencional se realizó a gran escala, y trajo consigo más de un millón de víctimas con el enfrentamiento de China y Corea del Norte contra las fuerzas occidentales, que al poseer una experiencia técnica superior consiguieron estabilizar la situación. No obstante, el resultado frustró sobremanera y creó un estado de opinión muy crítico entre los estadounidenses. Además, todo ese esfuerzo militar de tipo convencional supuso un desembolso económico muy importante tanto para EEUU como los aliados europeos, convirtiéndose en un lastre insostenible.

Fuerzas aliadas abandonando Corea del Norte. Sólo EEUU perdió más de 44.000 soldados, menos que en Vietnam pero en un periodo más corto
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Como consecuencia de la experiencia de Corea, los estrategas norteamericanos cambiaron su orientación en la década de 1950 ya bajo la presidencia de Eisenhower, y lo hicieron en sentido totalmente contrario a la llevada a cabo por Truman. Así, en vez de incrementar las fuerzas convencionales y dejar a un lado las nucleares, EEUU adoptó la doctrina de la «represalia masiva» (en referencia a cubrirse mediante la disuasión nuclear) como estrategia para defender todos aquellos puntos que consideraba vitales para su seguridad. En consecuencia, durante toda la década EEUU y los aliados europeos redujeron drásticamente los gastos en armamento convencional.

La supuesta respuesta nuclear por parte de los aliados ante una agresión menor suscitaba inquietud. Para muchos tal amenaza no era creible, al considerar que la URSS respondería con un ataque de represalia sobre ciudades americanas. Esta política no constituía, pues, una disuasión efectiva. Tras suavizarse la tensión Este-Oeste a partir de 1953, con la finalización de la Guerra de Corea y la muerte de Stalin, surgió de nuevo un máximo en la fricción URSS-EEUU, cuyo punto álgido se sitúa en noviembre de 1958 con la «Cuestión de Berlín» nuevamente suscitada por Jruschov, y en la cual el primer ministro defendía la tesis de incorporar la ciudad de Berlín a la Alemania del Este, denunciando el estatuto de ocupación del cuatripartito.

La II Guerra Mundial infligió un duro golpe al poder de las naciones occidentales, manifestándose un proceso de descolonización muy sangriento, y donde británicos, franceses, portugueses o neerlandeses lucharon duramente por el mantenimiento de sus últimas posesiones. En esas luchas, muchos movimientos nacionalistas revolucionarios fueron combatidos por regímenes no democráticos que eran apoyados a menudo por los norteamericanos, alargando dolorosamente los conflictos.

Continuará…

Un comentario:

  1. hola! no se donde acudir para resolver mi duda. Necesito saber a que edad se comenzaba el servicio militar en mallorca en el año 1945, el periodo de duración que tenía y los posibles destinos a los que se enviaban a los soldados para hacer la instruccion, ya sea marina, aire o tierra. GRACIAS!

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