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Cocina y gastronomía
TECNOLOGÍA ALIMENTARIA
Biotecnología - 3ª parte
La tecnología de la fermentación
ualquier proceso biotecnológico requiere unas condiciones específicas adecuadas, que deben ser diseñadas para controlar y dirigir los procesos biológicos resultantes. En la mayoría de los casos, un fermentador es la ubicación ideal para un sistema de condiciones físicas controladas.
Los fermentadores más sencillos son un simple tanque contenedor, mientras que en aquellos más complejos las condiciones ambientales en su interior son controladas mediante ordenador. A su vez, hay fermentadores no asépticos, en los que los procesos biotecnológicos no requieren un cultivo de organismos puro, como es el caso de la fermentación de la cerveza y del vino, o la producción de la levadura para la industria panadera.
Fermentación del vino
A la hora de poner a punto un proceso biotecnológico en un fermentador, la primera tarea es optimizar el crecimiento del organismo o la producción de la sustancia de interés. Esto se consigue variando las siguientes condiciones: fuente de energía, nutrientes esenciales para el microorganismo (oligoelementos, vitaminas), inóculo del organismo y las condiciones físico-químicas (temperatura, acidez, aireación, agitación, etc.).
El fermentador (como los de whisky de la
imagen), es un contenedor que reproduce las
condiciones físicas y químicas óptimas para el
proceso de fermentación. Estos contenedores se
emplean, entre otras, en la industria
alimentaria, farmacéutica y química.
Los procesos de fermentación se desarrollan, generalmente, en tres pasos, en los que colaboran, desde biólogos, que estudian las condiciones fisiológicas de los organismos productores, hasta ingenieros que diseñan las condiciones físicas para que se den los procesos deseados. En primer lugar se llevan a cabo procedimientos de muestreo mediante técnicas de cultivo sencillas, como pueden ser placas Petri o simples matraces.
Una vez establecidas las condiciones a este nivel, se intenta trasladar las mismas y adaptarlas a nivel de plantas piloto con fermentadores de una capacidad de 5 a 200 litros. La etapa final es transferir los conocimientos adquiridos a escala industrial. Los fermentadores industriales llegan a tener incluso más de 50 000 litros de capacidad.