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a informática es la ciencia que estudia el tratamiento de la información. Este estudio abarca los medios de tratamiento (hardware), los métodos a seguir (software) y las aplicaciones que se pueden realizar de la informática para resolver problemas cotidianos. El adecuado equilibrio de estas tres áreas es lo que hará posible una correcta aplicación de la informática para facilitarnos el tratamiento eficaz de la información.

Existe la tendencia a pensar que los ordenadores son capaces de solucionarlo todo y por sí mismos. Nada más falso. El ordenador en sí, como cualquier otra máquina, no es más que un conjunto de piezas y componentes inanimados que es lo que se suele llamar hardware (término que en inglés viene a significar «chatarra», «quincallería») y que representa la parte física o tangible de la informática. Son los equipos, las máquinas.

Pero para que estas máquinas funcionen es preciso indicarles cómo hacerlo. Esto se realiza con programas que le indican a la máquina de qué información dispone, cómo tratarla y dónde reflejar los resultados. Es lo que se llama software, por contraposición a hardware, y representa lo inmaterial, lo no tangible, que comunica a la máquina una cierta inteligencia para resolver problemas.

Para obtener el máximo rendimiento en cualquier proceso informático, deben adecuarse dos parámetros: el hardware (maquinaria) y el software (programas). La disponibilidad de una maquinaria con la suficiente capacidad como para poder hacer trabajar a los programas con los que se le ha dotado, permitirá obtener el máximo rendimiento, tanto de nuestro trabajo como del equipo del que dispongamos.

Por tanto, la resolución de cualquier tipo de problema empleando ordenadores no dependerá sólo del equipo o máquina empleada, sino de la mezcla adecuada de hardware y software capaces de resolver dicho problema. En este capítulo se analizarán estos dos aspectos fundamentales de la informática.

Durante siglos, y más concretamente durante las últimas décadas, el ser humano ha invertido gran parte de su actividad intelectual en realizar cálculos de todo tipo, así como largas operaciones de índole administrativo-burocrática y en general trabajos rutinarios que le resultaban indispensables para llevar a término multitud de tareas. El ordenador nace sobre la idea de liberar al hombre precisamente de aquello tedioso y largo para que pueda dedicar la mayor parte de su actividad cerebral a tareas más fecundas y creativas.

Por tal motivo, los ordenadores son máquinas diseñadas para poder realizar, en general, trabajos rutinarios, estando dotados de gran capacidad para ejecutar a gran velocidad un pequeño número de operaciones elementales distintas.

Se podrían haber elegido muchos caminos para introducir al lector en el concepto del ordenador, pero lo más idóneo parece presentar un ejemplo típico como el de la mecanización de una tarea administrativa.

Para ello se partirá de una oficina de cierta empresa encargada de realizar diversas tareas administrativas, entre ellas, y como ejemplo, una facturación de pedidos.

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