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a oficina en cuestión ocupa una habitación. En dicha habitación existe una ventanilla de recepción o entrada (1), por donde el empleado (2) recibe diariamente los albaranes que contienen la lista de pedidos efectuados a la empresa.

El empleado en cuestión, aunque hábil y trabajador, tiene «muy mala memoria», por lo que necesita tener in situ, y a la vista, todas las normas detalladas para efectuar su trabajo, así como cuantos datos e información sean necesarios para el satisfactorio cumplimiento de su tarea. Para ello se ayuda de un tablero (3), donde coloca en primer lugar el albarán que toma de la ventanilla de entrada. Cada albarán contiene básicamente el nombre del cliente que efectúa el pedido, el tipo de artículos que solicita y la cantidad de los mismos.

Previamente, sobre el tablero, ha situado un papel que contiene información sobre el tipo de descuentos que cabe aplicar a algunos clientes. Por último, sobre el citado tablero coloca una lista de las normas que debe seguir para efectuar el trabajo concreto de facturación, es decir, un programa detallado que contiene todas las instrucciones que deberá seguir cuidadosamente y que le indicarán las distintas operaciones necesarias para efectuar esta tarea en concreto.

Un corte seccional de lo que podría ser una oficina tradicional, con su operario y sus dependencias físicas, ejemplifica la trayectoria por la que debe transcurrir un documento, en este caso un albarán, hasta transformarse en una factura. En su estructura fundamental, un proceso informático transcurre por semejantes estadios, con la diferencia de que éstos están previamente organizados para automatizar al máximo el trabajo.

A fin de facilitar la ejecución de operaciones de tipo aritmético, como son, por ejemplo, sumas y productos de cantidades, el empleado dispone asimismo de una pequeña calculadora (4) que sitúa sobre su mesa de trabajo.

Supuestos todos estos elementos distribuidos en la forma expuesta, puede resumirse el proceso completo de facturación en los siguientes términos:

El empleado lee cuidadosamente la lista de instrucciones que figuran en el tablero (o programa de normas para efectuar la facturación), ejecutando una detrás de otra las distintas instrucciones. Antes de pasar a la siguiente instrucción, debe efectuar lo que le ordena la última que leyó.

El empleado, de acuerdo con la primera instrucción, toma un albarán de la ventanilla de entrada y lo coloca sobre el tablero.

Las siguientes instrucciones le obligan a, sucesivamente, consultar el albarán para examinar el artículo o artículos y la cantidad de los mismos que cada cliente solicita. Con estos datos y los demás situados sobre el tablero, las listas de precios de cada artículo que la empresa distribuye, y siempre de acuerdo con las sucesivas instrucciones de la lista de normas o programa, efectúa, una vez encontrado en la lista el precio unitario de cada artículo, las multiplicaciones oportunas de precios por cantidad para obtener el precio total o importe del pedido, efectuando algún tipo de descuento al cliente si éste figura como favorecido en la lista para tal efecto. Estos sencillos cálculos los efectúa con la pequeña calculadora de mesa.

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