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Literaturas ibéricas e hispanas
HISPANOAMÉRICA
Las épocas literarias - 3ª parte
El siglo XVI (continuación)
a poesía en este siglo tuvo dos manifestaciones de cierta importancia: por un
lado, la obra de tipo renacentista de algunos autores peninsulares que pasaron a
América (Gutiérrez de Cetina, Juan de la Cueva, Eugenio de Salazar o Leonor de
Ovando, entre otros) y, por otro, la poesía épica de tema americano, escrita
sobre todo por españoles.
Entre los poemas épicos destaca La Araucana, de Alonso de Ercilla (1534-1594), uno de los más interesantes del renacimiento en lengua castellana; el Arauco domado (1596), de Pedro de Oña (¿1560?-1643), sobre el mismo tema que La Araucana, y las Elegías de varones ilustres de Indias (1588), de Juan de Castellanos (1522-1607).
Alonso de Ercilla, autor
de La Araucana
El género dramático, muy poco desarrollado en España en la época de la conquista, tuvo una orientación didáctica: los misioneros utilizaron el escaso teatro español, mezclado con manifestaciones teatrales indígenas, para ayudarse en la evangelización de los indios, y en muchas ocasiones las representaciones se realizaban en las lenguas indígenas.
La prosa de ficción no tuvo un especial cultivo en este siglo, entre otros motivos por las prohibiciones que sobre ella se dictaron en los primeros años, con la pretensión de no interferir en la obra misionera y evitar que se confundieran los libros "verdaderos" con las "falsas historias" de las novelas.
El siglo XVII
Las formas del barroco español se trasladan a las cortes virreinales, en las que surgirán los primeros grandes autores americanos. La poesía y el teatro, e incluso algunas formas novelescas, comienzan a cultivarse por los escritores cultos; en algunas ocasiones siguen siendo obra de autores españoles que emigraron a América; en otras, de escritores nacidos en las colonias que desarrollan su obra allí o se trasladan y la realizan en España.
Sor Juana Inés de la Cruz
La comedia barroca española tuvo un gran éxito en América e incluso se realizaron traducciones de Lope de Vega o Calderón a las lenguas indígenas. Y a la vez tuvo un importante cultivo en algunas zonas, como México, de donde proceden Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639), que vivió en España, y Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), que consiguió un gran éxito en su país y representa la última manifestación de importancia del barroco en lengua castellana.
El poeta español Bernardo de Balbuena (1568-1627), autor del poema épico Bernardo del Carpio, vivió buena parte de su vida en América y allí murió (en Puerto Rico); de tema americano son dos de sus obras: La grandeza mexicana (1604) y El siglo de oro en las selvas de Erífile (1608).
La historia continúa siendo un género muy cultivado; el interés se desplaza hacia lo humano, más que a lo descriptivo y narrativo de las primeras crónicas americanas. La ampliación de las zonas conquistadas extendió también el campo de los historiadores. Algunas obras históricas de este periodo son la Historia de Chile (1646), de Alonso de Ovalle (1601-1651); la Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada (1688), de Lucas Fernández de Piedrahíta (1624-1688), y la Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela (1723), de José de Oviedo y Baños (1671-1738).