LENGUA - LAS LENGUAS PENINSULARES: El castellano clásico y moderno - 6ª parte

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LAS LENGUAS PENINSULARES

El castellano clásico y moderno - 6ª parte


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El castellano clásico

urante los siglos XVI y XVII se producen en el seno de la lengua determinados cambios que convertirán lo que era el castellano medieval en el castellano moderno, esencialmente el mismo que se habla en la actualidad.

La norma tiende a fijarse más estrictamente, por las razones ya mencionadas, a las que hay que añadir la extensión de la imprenta. El cambio se prolonga hasta el siglo XVIII en algún fenómeno fonológico y en la reforma y unificación de la ortografía. Desde entonces puede hablarse con propiedad de castellano moderno.

Los cambios en el sistema fonológico

Los cambios de mayor trascendencia ocurren en el sistema fonológico. Las dos eses del castellano medieval se neutralizan, es decir, se convierten en una sola, sorda, durante el siglo XVI; las dentoalveolares africadas // (escrita z) y // (escrita c, ç) convergen igualmente en un solo fonema, sordo, cuyo punto de articulación cambia a interdental // a lo largo del XVII, siendo evidente esa transformación en el XVIII. En el sur de la Península, las dos parejas confluyen en lo que modernamente se conoce por seseo y ceceo.

Las prepalatales fricativas sonora // (con grafías g, j) y sorda // (escrita x) se reducen también a un solo fonema, sordo, y se produce un cambio de articulación para hacerlo velar (//), cosa que puede fecharse a principios del XVII; respecto a la oposición entre /b/ (oclusiva) y /v/ (fricativa), ya en el siglo XV ha desaparecido; por fin, la aspiración procedente de f- inicial latina ha dejado de pronunciarse en el siglo XVI.

Como queda indicado, estos cambios son producto de años -y aun de siglos-, durante los cuales se vacila entre la pronunciación antigua y la nueva; en el castellano conviven dos normas, la de Castilla la Vieja, más renovadora, y la de Toledo, más conservadora (por ejemplo, Garcilaso aspira la h- inicial, pero no Santa Teresa). La norma que prevaleció fue, pues, la castellana.

En lo que se refiere al castellano meridional, además del seseo y el ceceo, van a generalizarse otros rasgos que lo configuran como dialecto diferente: el yeísmo, conversión de la palatal lateral en central /y/, fenómeno documentado desde antiguo; la confusión de /r/ y /l/ finales de palabra o sílaba; la conversión de /s/ final de sílaba o palabra en una aspiración, son los meridionalismos más importantes.

Otros cambios fónicos son los que afectan a la simplificación de grupos cultos de consonantes, que en muchos casos no llegan a triunfar ("efeto", "perfeción"), o la eliminación de las vacilaciones de timbre en las vocales átonas ("vanidad", "cubrir", en vez de "vanedad", "cobrir").

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