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Lengua
LINGÜÍSTICA
La lengua mediática - 4ª parte
Los "Mas media" (continuación)
El poder de la imagen
a posibilidad de transmisión, amplificación y conservación de imágenes que medios como la fotografía, el cine o la televisión representan, ha supuesto un cambio cultural de gran trascendencia: si la historia de la imagen se remonta a los orígenes de la humanidad (pinturas prehistóricas), sólo el siglo XX puede llamarse, con propiedad, la "era de la imagen".
Las imágenes pueden definirse como signos que "reproducen algunas condiciones de la percepción del objeto una vez seleccionadas por medio de códigos de reconocimiento y anotadas por medio de convenciones gráficas" (Umberto Eco). Signos motivados, pues, cuyo significante guarda en general una analogía con el objeto representado (no siempre: piénsese en la pintura no figurativa), pero cuyo significado no se limita a la simple mostración del objeto, sino que procede de un sistema o código que asigna valores a los muy diversos modos de mostración con arreglo a los cuales se selecciona la imagen.
El encuadre, la iluminación, el color o el tamaño de reproducción son, por ejemplo en una fotografía, modos de mostración, elementos de un código, que conforman, tanto como la forma del objeto representado, el mensaje que constituyen; lo mismo cabe decir del enfoque, el plano o la secuencia en el cine.
¿En qué radica la importancia de las imágenes en el mundo moderno?
En primer lugar, en su abundancia; nunca como hoy los mensajes visuales han sido tan numerosos. Carteles, gráficos, anuncios, fotografías, cine, televisión, vídeo, pantallas de ordenadores, ocupan un lugar tan esencial en la vida cotidiana, que sin ellos no sería propiamente lo que es.
Se trata de imágenes producidas industrialmente y no, como en épocas anteriores, obra artesanal de emisores individuales. Este hecho determina su forma y su función, y las imágenes así producidas transforman las condiciones del ocio y el trabajo, homogeneizan la cultura, uniforman los modos de recepción de sus destinatarios y solicitan de éstos una percepción inmediata y global, que, de una parte, parece exigirles más contemplación que reflexión y, de otra, les hace estar atentos pero no del todo, implicados pero sólo superficialmente.
La "fidelidad" a la realidad de las imágenes industriales borra los límites entre lo imaginario y lo real; su flujo lo convierte todo en un espectáculo que permite al receptor conmoverse o indignarse, pero apenas responder y casi nunca actuar. En este sentido, el poder de la imagen expresa ejemplarmente el poder de los "mass media": propiciar una comunicación rica en estímulos y pobre en respuestas; que parece borrar el espacio y el tiempo en una especie de lugar único, de presente continuo; que da la sensación de encontrarse en el centro del mundo cuando, en realidad, forma parte de una "muchedumbre solitaria".