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Los elementos de la comunicación

olvamos a la frase que expresaba, sintéticamente, en qué consistía la comunicación: "alguien dice algo a otro". O, lo que es lo mismo, un emisor envía un mensaje a un receptor. Este mensaje está cifrado en un determinado código, circula por un canal y se refiere a una situación. Tales son los factores que intervienen en todo acto de comunicación:

El emisor y el receptor

El emisor es el punto de partida del acto comunicativo; es la persona que pretende hacer saber algo, la que toma la decisión de comunicar. Su intención resulta decisiva a la hora de iniciar el proceso.

Puede no ser una persona que hable a título individual; el personaje famoso que anuncia las excelencias de un coche no es, propiamente, el emisor del anuncio que pasan por televisión; tampoco lo es el director que lo ha rodado; tenemos que pensar en la empresa misma que fabrica ese coche y quiere venderlo. De igual manera, el periodista que firma una noticia en un periódico no es el único emisor de dicha noticia; el jefe de redacción que la ha titulado o la empresa periodística responsable en última instancia de elegir darla son otros tantos emisores.

El receptor o destinatario es el que recibe la información

Naturalmente, la relación entre emisor y receptor puede invertirse. Es lo que ocurre en la conversación: el receptor se convierte en emisor, y viceversa.

El código y el mensaje

Para que exista comunicación entre emisor y receptor, ambos han de compartir el mismo código. Entendemos por tal una especie de inventario en el que figuran los valores que se atribuyen a los signos y también las reglas mediante las cuales esos signos se combinan entre sí. La experiencia, común, de utilizar una lengua que apenas dominamos, cuando alguien que no habla español nos pregunta algo, muestra claramente el proceso ("¿Cómo se dice en inglés "Estación de tren"?. Si una madre quiere pedir a sus hijos que guarden silencio, puede decirles "¡Callad!" o hacer un gesto con el dedo índice ante los labios. En uno y otro caso, el emisor codifica lo que quiere decir y el receptor descodifica, es decir, interpreta. Si ello no ocurre, la comunicación no se ha producido.

Usar un código supone, por tanto, elegir signos de entre todos los que el emisor tiene a su disposición en un "almacén" que no es sino su propia mente. Los signos elegidos, debidamente ordenados, constituyen el mensaje. Podemos definir el mensaje como una serie de sonidos o imágenes perceptibles por los sentidos que se asocian a unas determinadas ideas. En un sentido amplio, se entiende por mensaje aquello que el emisor quiere comunicar.

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