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Lengua
LINGÜÍSTICA
La comunicación - 2ª parte
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Introducción (continuación)
onidos, imágenes, colores, olores, perfumes, gestos, palabras, comunican algo; es decir,
proporcionan a quienes los reciben informaciones muy diversas sobre la vida
práctica de todos los días: noticias, peticiones, preguntas. Informan de hechos,
de ideas o de sentimientos. Recuerdan, a los que cada día salen todavía medio
dormidos de su casa, que viven inmersos en una comunidad.
Un perfume, un color, una imagen, un sonido, un
gesto..., son
susceptibles de comunicar, y por tanto de ofrecer información
Comunicar quiere decir "poner en común". Todos y cada uno de los seres humanos intercambian numerosísimas informaciones a lo largo de un día cualquiera. Las dan y las reciben. A veces las dan sin saber muy bien a quién, o las reciben sin saber con exactitud de quién proceden. Se sitúan, a cada momento, en la comunidad a la que pertenecen y sin la cual no serían lo que son. El proceso de comunicación los confirma como seres humanos.
"Alguien dice algo a otro": en eso consiste la comunicación. Detengámonos en cómo se realiza el proceso: una palabra ("vamos"), un color (el verde del semáforo) y un sonido (el claxon) se han puesto, mediante el acuerdo de quienes los utilizan, en lugar del momento de abandonar la casa, de la posibilidad de cruzar la calle y de la inminencia de un coche que se acerca. Llamamos signos a esas palabras, colores y sonidos.
Comunicación humana y no humana
La comunicación no es exclusiva de la humanidad
Ciertamente, no sólo los hombres se comunican. Existe también comunicación entre máquinas: un flotador, por ejemplo, en un embalse, que, al alcanzar el agua un determinado nivel, envía una señal a un aparato, el cual alerta a otro que dispara un mecanismo para la evacuación del agua embalsada. Y existe comunicación entre animales: todas las especies están dotadas de sistemas que permiten intercambiar noticias acerca del peligro, de la obtención del alimento o de su disposición para el apareamiento.
Se trata, desde luego, de una comunicación bien diferente de la que relaciona a los seres humanos. Las máquinas son incapaces de comunicar algo para lo que no estén programadas por el hombre, y la comunicación animal difiere mucho de la humana.
Las abejas, las hormigas, los pájaros o los primates en absoluto son conscientes del proceso por el que se comunican (aún cuando algunos de ellos puedan realizar gestos muy expresivos), ni tampoco el intercambio de informaciones es entre ellos deliberado; sus movimientos, gritos, gestos, pertenecen a su herencia genética; son en lo esencial inmodificables y se ciñen estrechamente a situaciones concretas como las que se han mencionado.
Los primates pueden hacer gestos gracias
al
desarrollo de los músculos del rostro, que les
aportan una especial capacidad de expresión facial
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