Historia y Arte
EL SIGLO XIX
Mentalidad y pensamiento - 1ª parte
Introducción
uando una sociedad sufre un proceso de cambios que supone la aparición de nuevos modelos económicos y sociales, necesariamente aparecen también nuevos modos de entender la vida.
La mentalidad, la ideología y, en suma, el pensamiento del hombre no son un fruto del espíritu que se produce con independencia de las condiciones materiales y sociales en las que vive ese hombre.
El siglo XIX estuvo marcado por lo práctico y lo científico, por los rendimientos y los beneficios y por el esfuerzo constante para mejorar todo tipo de condiciones materiales; fue por ello un siglo más preocupado por lo material que por lo espiritual.
Dicho de otro modo, la aparición de la sociedad clasista supuso entender que, de cada hombre lo importante no era su esencia misma, sino las condiciones materiales de que se rodeaba. Ciertamente la sociedad estamental tampoco consideraba al hombre por sus valores espirituales, sino por los sociales (estamentales); pero es innegable que mientras la vieja sociedad valoraba conceptos individuales como el honor, el valor o la justicia, que aún respondían a ciertos principios morales, la nueva aplicaba los de riqueza, prestigio o poder, respondiendo fundamentalmente a criterios materiales.
Liberalismo y mentalidad burguesa
El concepto de liberalismo, que en el siglo XVIII había impulsado a la burguesía de la Revolución Francesa como teoría de las libertades y que aún en el XIX iluminaría manifestaciones políticas como la de las Cortes de Cádiz, pronto fue transformándose en varias ideologías que la burguesía adaptó a su propio modo de ver el mundo. Esta transformación corrió paralela al triunfo burgués en materia económica, como grupo impulsor y beneficiario de la revolución industrial, y al posterior control político que la nueva clase llegó a ejercer.
Surgió así un nuevo concepto de liberalismo político que se caracterizaba por su oposición al despotismo a través de los sistemas parlamentarios. Era la base de las futuras democracias que ya en el siglo XIX se manifestaron como democracias censitarias o restringidas en las que el derecho al voto iba unido a la capacidad económica de los votantes.
En economía, el liberalismo significó el respeto por los derechos de riqueza y de propiedad, o lo que es lo mismo, el respeto a lo que daba el poder a la burguesía. Este liberalismo económico fue la base ideológica del sistema capitalista.
Y, por último, se puede hablar de un liberalismo intelectual que parece heredero de la tolerancia ilustrada que abogó por la libertad de pensamiento y remarcó el carácter individualista de la mentalidad burguesa.