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Historia y Arte
LA EUROPA DE LA ILUSTRACIÓN
Manifestaciones artísticas - 10ª parte
La pintura europea del siglo XVIII y comienzos del XIX (continuación)
Las influencias y estilos individuales (continuación)
Alemania
a pintura alemana, bajo la influencia francesa e
italiana, tan sólo destacó a través de Rafael Mengs (1718-1779), cuya pintura
minuciosa fue desde una primera etapa rococó a un temprano clasicismo,
caracterizado por el empleo de un colorido brillante.
España
Durante el siglo XVIII, la pintura española no generó ninguna figura de primer orden, hasta la llegada de Goya hacia finales de siglo. Hubo pintores que practicaron una pintura decorativa de influencia italiana, otros se encargaron de realizar obras para la Real Fábrica de Tapices.
A mediados de siglo se creó la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que pronto introdujo nuevas temáticas que se alejaban del predominio religioso en la pintura del Barroco. La dinastía de los Borbones, instalada desde comienzos de siglo, llamó a numerosos pintores extranjeros, como Tiépolo o Mengs, para que trabajaran en sus palacios y cuya influencia fue decisiva para muchos artistas españoles.
No obstante, nada de lo que realizaron unos y otros puede compararse con la genial obra de Goya, que, desde sus comienzos hasta su muerte, pasó por varios estilos en una pintura que, a medida que pasaba el tiempo, se hacía más personal y más anunciadora de futuras tendencias artísticas.
La música en la Ilustración
En el siglo XVIII, la música, o más bien los músicos, se liberaron de la servidumbre de la Iglesia, aunque pasaron a depender de otros protectores: los nobles.
Los músicos se veían obligados a componer continuamente para todos los actos sociales de sus patrocinadores. Con el andar del siglo, el auge de las ciudades y el desarrollo de la burguesía, comenzaron a hacerse frecuentes los conciertos públicos, y los músicos fueron adquiriendo cierto grado de autonomía, aunque también se verían obligados a vivir momentos de penuria, al ir desapareciendo la figura del protector que proporcionaba, al menos, seguridad económica al artista.
La música de la segunda mitad del siglo XVIII fue fiel reflejo de las ideas racionalistas y de progreso de la Ilustración. Una música cargada de serenidad, dominio y refinamiento, que tuvo como finalidad el triunfo del arte sobre los sufrimientos e imperfecciones de la vida.
Las formas musicales que se desarrollaron en este tiempo fueron: la sonata y la sinfonía. Ambas significaron el triunfo definitivo de la música sobre el texto y sobre la música religiosa.