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Historia y Arte
LA EUROPA DE LA ILUSTRACIÓN
Manifestaciones artísticas - 3ª parte
El estilo Rococó: arquitectura y escultura (continuación)
or lo que respecta a la escultura, el Rococó no
produjo obras de gran interés. En Francia destacaron algunos artistas que
trataron el desnudo femenino, como Falconet; en Italia, ciertos trabajos en
fuentes barrocas parecen acercarse a la dulzura del Rococó; en Alemania, la
escultura religiosa produjo obras de interés por su sorprendente sentido
teatral, como las de Quirino Asam; y en España destaca la imaginería de
Salcillo, que, siguiendo la línea barroca introduce elementos que le aproximan
al Rococó, al tiempo que demuestra cierto interés por la belleza clásica en
algunos de sus semidesnudos; no obstante, su dulzura, su delicadeza y la falta
de dramatismo en su obra pueden denotar en Salcillo una influencia del Rococó.
Debe señalarse, por último, que este estilo impulsó notablemente las artes menores decorativas. Así, las porcelanas, los bronces, el mobiliario, la tapicería y los trabajos en cristal fueron frecuentes piezas de la decoración rococó.
El estilo Rococó decayó a partir de mediados de siglo, pues suponía un camino cerrado a la evolución y además resultó claramente rechazado por los enciclopedistas, de los que Diderot fue su más claro enemigo.
El estilo Neoclásico: arquitectura y escultura
A partir de mediados del siglo XVIII comenzó a tomar forma un nuevo estilo que venía a recoger la tradición tendente al clasicismo, que nunca había llegado a desaparecer por completo del panorama artístico europeo. Esa recuperación del clasicismo se vio favorecida por una serie de circunstancias.
En primer lugar, el Rococó estaba ya agotado y su imposible evolución exigía buscar una salida diferente; fue entonces, en 1748, cuando se produjo el descubrimiento de las ruinas de Pompeya (pocos años antes habían aparecido ya los restos de Herculano) con lo que la antigüedad clásica pasó, de nuevo, a ser motivo de interés de varios autores (Winckelmann, Goethe, etc.) que publicaron estudios sistemáticos y críticos sobre arte.
Paralelamente, los enciclopedistas rechazaban el Rococó y buscaban un arte que lo sustituyera y que fuera posible analizarlo desde las perspectivas de la razón. Ya para entonces, las Academias de la Ilustración, en su afán de establecer modelos de los que sacar cánones, miraban hacia la antigüedad y la publicación y difusión de grabados que representaban las grandes obras griegas y romanas eran cada día más frecuentes. El ambiente era, pues, particularmente propicio para un nuevo redescubrimiento del clasicismo.
La cuna del Neoclasicismo fue Italia y las ruinas griegas de la Magna Grecia (sur de Italia) el modelo, pero donde el nuevo estilo se configuró fue en Francia. Allí la fuerte ideología revolucionaria de la Ilustración haría del Neoclasicismo el modelo que se oponía al arte cortesano y aristocrático.