GEOGRAFÍA - PAÍSES: Portugal - 5ª parte
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Geografía

PAÍSES

Portugal - 5ª parte


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Historia: desde el s. XIX

letra capitular En 1807 Portugal fue invadido por los ejércitos de Napoleón como castigo a su ausencia de respeto al bloqueo continental de Inglaterra decretado por los franceses. Hasta 1811 el reino portugués sufrió tres invasiones sucesivas, que obligaron a la corte a refugiarse en Brasil, acelerando el proceso de independencia de la colonia. Portugal fue liberado por las tropas inglesas del vizconde William Carr Beresford, pero el rey prefirió quedarse en Brasil. En 1820 estalló una revolución liberal que emplazó al rey Juan VI a volver si quería conservar su trono. Se abrió un período de 30 años de luchas civiles: Juan VI aceptó la constitución de 1822, mientras su hijo Pedro se proclamaba emperador de Brasil.

En 1823 se produjo la Vilafrancada, golpe anticonstitucional encabezado por Miguel, hijo menor del rey. Los miguelistas reimplantaron el absolutismo hasta que fueron derrotados en 1834 por los liberales, a quienes lideraba Pedro, que había abdicado en Brasil y dictado en 1826 una nueva carta constitucional que modificaba en sentido autoritario la de 1822. Los liberales se dividieron en dos tendencias: los carlistas, favorables a una fuerte autoridad real, y los setembristas, de extracción más popular, que reivindicaban la constitución de 1822. Desde 1842 hasta 1851 se mantuvieron en el poder los carlistas, dirigidos por el conde de Tomar y apoyados por la Reina y los «barones» del comercio y las finanzas. Este gobierno, cada vez más autoritario, tuvo que hacer frente a dos rebeliones populares, avivadas por una crisis de subsistencia.

En 1851 una revuelta militar derrocó al conde de Tomar y estableció el sistema de la regeneraçao: basándose en el caciquismo y la manipulación de las elecciones, las dos tendencias liberales (ahora llamadas regeneradoras y progresistas), se alternaron en el gobierno durante 40 años. En este período se emprendió un tímido desarrollo capitalista, con consecuencias sociales (incremento de la población, fundamentalmente del proletariado urbano) reflejadas en la política (se crearon sindicatos anarquistas y los partidos socialista y republicano). Este régimen se vino abajo por el desprestigio de la monarquía, incapaz de sostener a Portugal entre las potencias coloniales. El rey Carlos I intentó hacer frente a la inestabilidad con el gobierno dictatorial de Joao Franco, pero fue asesinado en 1908.

En 1910 triunfó la república, y se promulgó una nueva constitución. Pero el pequeño grupo de intelectuales republicanos habían llegado al poder sin apoyos: se encontraban entre los sindicatos revolucionarios, las masas campesinas mayoritariamente monárquicas y la oposición conservadora de la alta burguesía. Además, el anticlericalismo furibundo de ciertos republicanos provocó divisiones en el propio partido gobernante. Asimismo, debían hacer frente a gravísimos problemas económicos: la independencia de Brasil creó serias dificultades a Portugal, agravadas por el desproporcionado esfuerzo de pacificación en las colonias africanas. El crecimiento de la población provocaba dificultades de abastecimiento y paro, solucionado en parte con la masiva emigración, aunque ésta tuvo un efecto secundario: arrastraba una alza de salarios, provocando inflación. Paradójicamente, en casos determinados faltaba mano de obra, ya que muchos jóvenes huían (generalmente. a África) del servicio militar de cuatro años. Los gastos militares en Angola y Mozambique se llevaban el 40 % del presupuesto del Estado. Sobre ello, se añadió la participación portuguesa en la Primera Guerra Mundial, un nuevo esfuerzo económico.

En este contexto la República debió hacer frente a constantes insurrecciones e intentos golpistas. Se impuso en Portugal la creencia de que sólo un gobierno fuerte podría sacar al país de la decadencia. Efectivamente, en 1926 el general Manuel Teixeira Gomes de Costa dirigió una insurrección militar que derrocó al régimen parlamentario. Ante la incapacidad de los conjurados para crear una mínima apariencia democrática, se implantó una dictadura militar. Finalmente los militares recurrieron a un profesor de la universidad de Coimbra, António de Oliveira Salazar, para poner orden a la economía del país. Durante 40 años, Salazar mantuvo un poder dictatorial desde su cargo de Presidente del Consejo. Estimó que sólo una constitución podía garantizar la perennidad del régimen. En 1933 un plebiscito aprobaba dicha constitución, que creaba el Estado Novo: se establecía un régimen corporativo, de partido único, basado en el sufragio restringido, con un ejecutivo omnipotente y apoyado en la censura, la policía política y la represión. Valiéndose de esta impuesta paz social, Salazar se lanzó a sanear la economía del país, con cierto éxito: consiguió detener la inflación y el déficit público, y retornar la confianza a los acreedores del estado portugués.

En política exterior se mantuvo un aislamiento, sólo roto por el Pacto Ibérico con el franquismo (1939) y mediante el concordato con la Santa Sede (1940). En 1951 las colonias africanas recibieron el rango de Provincias de Ultramar. Portugal se lanzaba a explotar los restos de su imperio, cuando el resto de potencias coloniales empezaban a renunciar a sus posesiones. En buena parte, el país dependía de las materias primas y fuentes de energía de estas colonias, pero el coste económico y político del mantenimiento de este imperio era excesivo. A ello se sacrificó una verdadera modernización e industrialización del país. Por otra parte, la ideología conservadora católica de Salazar y sus apoyos en la oligarquía terrateniente, tampoco eran propicios a producir cambios en la estructura agraria portuguesa.

Pasada la coyuntura favorable de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, era inevitable un cambio en las bases del desarrollo económico. Entre 1953 y 1973 se aplicaron sucesivamente tres planes quinquenales, Planes de Fomento, que pretendían poner al país en la vía del capitalismo industrial avanzado, en buena parte gracias a la llegada de capitales extranjeros. Cuando en 1968, debido a una trombosis cerebral, Salazar abandonó la vida política, era ya imposible obviar la necesidad de una reforma sociopolítica si se quería desarrollar la economía. El nuevo presidente del Consejo, Marcelo Caetano, se dispuso a atenuar los aspectos más autoritarios del salazarismo, pero sin variar sus fundamentos (especialmente la conservacióndel imperio). Pero a las interminables guerras en Guinea, Angola y Mozambique, se unió la crisis económica mundial de principios de los años 70.

La cada vez más nutrida oposición llegó a la conclusión de que era imposible reformar el régimen y que la única solución era un cambio radical. El empujón definitivo lo dio un movimiento de militares que pedían una solución política del conflicto colonial, el Movimiento de los capitanes. El 25 de abril de 1974 este movimiento, encabezado por los generales António de Spínola y Saraiva de Carvalho, derribó incruentamente a Caetano y reimplantó la democracia: fue la llamada Revolución de los claveles. Durante 18 meses de efervescencia política, en medio de un gran desorden, se sucedieron los gobiernos, cada vez más izquierdistas. El balance más positivo de este período fue el retorno al parlamentarismo democrático y la descolonización.

En 1976 los militares se retiraron de la política y dieron paso a una verdadera democracia organizada. La constitución aprobada en 1976 establecía todas las libertades democráticas, el sufragio universal y la separación de poderes. Desde entonces, la República de Portugal ha quedado constituida como una democracia parlamentaria, y hasta la actualidad se han sucedido gobiernos de distintos partidos, pero con un acuerdo básico en las líneas fundamentales de sus políticas, el cual quedó acentuado con la integración del país en 1986 a la CE. Tras las elecciones de octubre de 1991, Aníbal Cavaco Silva pudo formar gobierno, gracias a la mayoría absoluta obtenida por su grupo, el Partido Social Demócrata. En enero de 1995, Cavaco anunció que abandonaba el liderazgo de su partido y renunciaba a presentarse a la cita electoral prevista para octubre del mismo año. Entre los motivos de su decisión contaba el enfrentamiento con el presidente Mario Soares.

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