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Arte

on numerosos los restos de arte primitivo anterior a la formación del primer estado polaco, desde grabados en piedra y cerámica, hasta construcciones de madera. En el s. V se construyen las primeras capillas prerrománicas en piedra, de planta circular. El arte románico se prolongó hasta el s. XIII, con influencias bizantinas y cistercienses. Destacan las basílicas de Tum, Czerwinsk, Strzelno y Kruszwica, así como las catedrales de Gniezno, PoznaL, Wroclau, Cracovia y Plock.

En cuanto a otros artes importantes, cabe resaltar la pintura de miniaturas y los trabajos de orfebrería. Ya a mediados del s. XIII se introduce en Polonia el gótico, adquiriendo una fuerte peculiaridad por las construcciones de adobe y ladrillo del llamado estilo de Cracovia. En pintura, se impuso la llamada escuela cracoviana con un estilo que mezclaba realismo y espiritualidad.

También la escultura adquirió importancia, con claras influencias italianas y bizantinas, como en la famosa Virgen de Czestochowa (s. XIV), símbolo religioso del pueblo polaco. El Renacimiento arrancó en Polonia merced a la entrada de influencias italianas. Tuvo mayor incidencia en la construcción o modernización de edificios particulares de la burguesía y la nobleza, así como de la administración civil, y no tanto en arquitectura religiosa. Como vestigios de la época, quedaron dos obras maestras: el Palacio Episcopal de Cracovia y el Ayuntamiento de PoznaL.

La etapa renacentista ha sido definida como la Edad de Oro del arte polaco, con una también floreciente escultura y manifestaciones pictóricas que mezclaban influencias italianas, flamencas, y la propia aportación autóctona. Sin embargo es el barroco el estilo de mayor desarrollo en Polonia (ss. XVII y XVIII), ligado a las ideas de la Contrarreforma. Aunque tomó un carácter bastante propio, son evidentes en las numerosas construcciones, las influencias italiana, francesa y sajona. En pintura cabe destacar la escuela de PoznaL, con claras influencias italianas y flamencas, y más tarde las corrientes francesas. Fue precisamente la influencia francesa la que introdujo el clasicismo en Polonia a partir de 1760, aunque también los artistas polacos supieron adaptarlo a su tradición. Así, en pintura destaca la creación de diversas escuelas pictóricas en el país, asumiendo las tendencias impresionistas y modernistas que a lo largo de los ss. XIX y XX entraron desde Europa Occidental.

En arquitectura toma auge el eclecticismo a partir de 1830, para ir dejando paso a los estilos neogótico y renacentista. La arquitectura de comienzos del s. XX es de estructuras sencillas, aunque pronto se da un retorno al clasicismo. Tras la Segunda Guerra Mundial, el realismo socialista se impone claramente durante unos años, para ir adquiriendo progresivamente más importancia el individualismo de los artistas y las aportaciones extranjeras. En pintura se siguen las corrientes exteriores del cubismo, el simbolismo y el arte no figurativo, además de un impresionismo muy particular. Después de 1945 el realismo socialista en pintura empezó a desarrollarse en arte abstracto por parte de numerosos pintores.

Música

Las primeras manifestaciones musicales polacas datan del s. XIII. Se trata de cánticos y música popular que originaron las danzas tradicionales de Polonia: la mazurca, la cracoviana, etc. Los cantos eclesiásticos y populares son numerosos durante toda la Edad Media, con la Universidad Sagellon, en Cracovia, como centro de estudios musicales.

El Renacimiento es considerado como el Siglo de Oro de la música polaca. Destacan en esa época compositores como Mikolaj de Cracovia, Sebastián de Felsztyn, Waclaw de Szamotuly, Marcin Leopolita, etc., que trabajaron todos los géneros de la música occidental, con textos latinos y polacos. A principios del s. XVII la ópera se introdujo en Polonia, aunque no fue hasta 1778 cuando se estrenó en Varsovia la primera ópera polaca, de Maciej Kamienski.

Ya en el s. XIX, el romanticismo musical tuvo en Polonia dos grandes nombres, J. Elsner y, en particular, Frédéric Chopin. A finales del s. XIX y principios del XX siguieron apareciendo en Polonia importantes compositores, como Witold Lutoslawski o Tadensz Baird. Pero de la música polaca del s. XX destacan, sobre todo, notables intérpretes como I. Paderewski, W. Landowska o A. Rubinstein.

Cine

Las primeras películas polacas datan de 1902, de manos de dos pioneros del cine en Polonia: Alexander Hertz, que estableció el primer estudio cinematográfico en Varsovia, y Henryk Finkelstein. Con Hertz se dio a conocer la primera gran estrella del cine polaco, Pola Negri. Entre 1920 y 1939 se realizaban anualmente en Polonia entre 10 y 25 películas, aunque se trataba preferentemente de un cine experimental, de no mucha calidad, temáticas nacionalistas y muy condicionado por la censura del gobierno dictatorial.

Después de 1945 la industria cinematográfica fue nacionalizada, creándose la empresa estatal Film Polski, dirigida por Alexander Ford y, algo más tarde, el Instituto de Cine de Lodz. Tras unos primeros años de penuria económica, en 1948 se realiza una de las más prestigiosas películas polacas, La última etapa, de Wanda Jakubowska, premiada en Venecia. Aun así, el nivel de producción fue bajo hasta 1956, cuando empezaron a aparecer un buen número de directores jóvenes (Andrzej Munk, Andrzej Wajda, Jerzy Kawalerowiczy y, el más conocido, Roman Polanski), que lograron instalar el cine polaco entre los más prestigiosos de Europa, aunque muchos de ellos optaron por marchar al extranjero tras la toma de poder de Wojciech Jaruzelski en 1981, que supuso un endurecimiento de la censura. También cabe destacar la aparición de dos maestros mundiales del cine de animación: Jan Lenica y Walerian Borowczyk.

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