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Geografía humana

erú cuenta con la presencia de diversas comunidades étnicas. Como otros países latinoamericanos, se caracteriza por el mestizaje racial formado a lo largo de siglos. Así, la población peruana se compone de amerindios (54 %), sobre todo quechuas, mestizos (32 %), blancos (10 %), así como negros y mulatos (2 %). La raza amerindia, original del país, se conserva con mayor pureza en las pequeñas localidades montañosas. Los mestizos y los blancos viven principalmente en la franja litoral, puesto que en esta zona tuvo lugar el establecimiento de los españoles a partir del s. XVI y el fenómeno del mestizaje tuvo una mayor intensidad. Entre la población costera abundan, además, los individuos de raza negra, descendientes de los antiguos esclavos africanos, así como mulatos y zambos.

Anciano Inca de Cuzco, vestido con indumentarias típicas

La población peruana ha experimentado un intenso crecimiento a lo largo del s. XX: de 2 700 000 habitantes en 1900, pasó a 21 500 000 en 1992. El crecimiento más acusado tuvo lugar a partir de 1950 cuando, debido a la mejora de las condiciones sanitarias, el índice de mortalidad se redujo progresivamente. Al haberse conservado sin variación el elevado índice de natalidad, se produjo un incremento explosivo de la población, que comenzó a atenuarse con lentitud en la década de 1980.

El crecimiento vegetativo durante la última década del siglo XX era de un 2,1 %. La natalidad (31) y la mortalidad (9) se mantenían relativamente elevadas. La epidemia de cólera que asoló al país en 1991 constituyó un factor determinante en el aumento de la mortandad, incidiendo especialmente sobre la población infantil, que presentaba una tasa de mortalidad del 82 %. La población se distribuye bastante heterogéneamente sobre el territorio. A pesar de registrar fuertes flujos migratorios hacia el litoral, la región andina constituye el área más poblada. Una gran parte de la población se concentra entre los 2 500 m y los 3 000 m de altitud, en los valles y mesetas interandinos.

El incremento demográfico explosivo que tuvo lugar durante la década de 1960 se vio acompañado de una intensa corriente migratoria desde la sierra a las ciudades de la costa. En particular, Lima recibió una avalancha de población que se fue estableciendo en las cercanías de la ciudad, en precarias viviendas autoconstruidas. Paralelamente, tuvo lugar un movimiento migratorio, apoyado por el Estado peruano, que tendía a la instalación de colonos en la zona de montaña, para el aprovechamiento de terrenos fértiles. La selva peruana, en cambio, es una región escasamente habitada y con una población esencialmente rural, establecida en áreas de colonización agrícola.

Perú cuenta con una infraestructura viaria bastante deficitaria. La llanura costera es la región que goza de una red de comunicaciones más aceptable, centrada en la carretera panamericana, que recorre la región desde la frontera del Ecuador hasta la de Chile, pasando por todos los núcleos importantes de población. La sierra, en cambio, posee escasas carreteras, la mayor parte de ellas sin pavimentar. Se han construido vías de penetración que cruzan los Andes, comunicando la costa con la selva, pero son todavía muy insuficientes. La red de ferrocarriles es muy limitada y se compone fundamentalmente de dos trayectos. El primero une el puerto de El Callao con Lima y asciende a una altura de 4 818 m, para dirigirse después a Huancayo. El segundo trayecto enlaza el puerto de Mollendo con el lago Titicaca. Conecta con esta línea la que recorre la alta puna hasta Cuzco, descendiendo luego por el valle del Urubamba.

La gran diversidad estructural del país y las dificultades de comunicación interregional que han existido tradicionalmente, han configurado un sistema de ciudades heterogéneo. Se caracteriza por ser un modelo disperso, compuesto por diversos núcleos locales independientes que ejercen la función de centros regionales. En los Andes meridionales, Cuzco emerge como centro económico y articulador de los valles densamente poblados del SE peruano. Situada a 3 500 m de altitud, constituye la antigua capital del Imperio Inca y una gran urbe colonial. En la sierra septentrional destaca Cajamarca, núcleo regional enlazado al puerto de Pacasmayo. En la sierra central el espacio se articula en torno a Huancayo, en el valle de Mantaro, centro comercial y financiero, así como mercado agrícola. La red urbana de la región costera se articula a partir de tres áreas individualizadas: la costa N, la costa Central y la costa S. En la costa N destacan las ciudades de Chimbote (con un importante complejo metalúrgico), Trujillo (unida al puerto de Salaverry y gran centro comercial del azúcar) y Chiclayo (enlazada con los puertos de Pimentel y Etén, y núcleo mercantil del valle de Lambayeque). Estas tres ciudades constituyen un conjunto caracterizado por su conexión con puertos oceánicos, a pesar de que la mayoría de ellas se hallan en el interior.

En el sector central de la costa peruana se halla la capital, Lima, que, con El Callao, forma la mayor aglomeración urbana del país. Lima constituye el mayor centro administrativo, comercial, industrial y cultural. En la costa S, la ciudad de Arequipa destaca como el segundo centro financiero peruano. La aglomeración urbana más importante de la selva es Iquitos, que constituye el centro regional y administrativo indiscutible de la región.

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