Joseph Rudyard Kipling (1865-1936)

Nació el 30 de diciembre de 1865 en Bombay (India), murió el 18 de enero de 1936 en Londres. A los seis años fue enviado por su padre [militar] a Inglaterra para seguir estudios, entonces vivió un lustro en un hogar social [Lorne Lodge] de Southsea que retrató fielmente en una obra aparecida tras su muerte en 1937: «Algo de mí mismo», narra esta triste etapa junto a su hermana Trix en Portsmouth, la visita a algunos de sus parientes, sobre todo a su tía Georgiana en Fulham, relativiza esa dura etapa que el escritor llegó a reconocer «como el paraíso que los salvó»; también podría servirnos Stalky & Cia (1899) que narra su paso por el United Services College en Westward (Condado de Devon).

Blog Cultureduca educativa 220px-Rudyard_Kipling Joseph Rudyard Kipling (1865-1936)

En 1877, su madre Alicia los retiró del internado que tanto los marcó. También lo narró como una experiencia detestable en su relato «La oveja negra». A los 17 regresaba a la tierra que le vio nacer en donde comenzará a trabajar como editor y escritor de relatos para la Gaceta Civil y Militar de Lahore, hasta 1899. De esa etapa fue su recopilación de los Cuentos de las colinas, época en la que acaba consolidando su fama literaria gracias a los relatos sobre la vida y los paisajes del subcontinente indio. Posteriormente viajó por Asia y los Estados Unidos hasta que en 1903 fija su residencia en Inglaterra: cuatro años después se convierte en el más joven autor británico que se alza con el prestigio Premio Nobel de Literatura (1907) cuya entrega se concretó el 10 de diciembre: fue el más joven de los literatos en recibir ese premio de la Academia Sueca o la Medalla de Oro de la Royal Society of Literature en 1926, habitualmente venía rechazando los honores hasta que le llegó el Nobel.

Kipling es uno de los grandes autores de relatos que nos legó fabulosas obras de ficción que hicieron conocer y atrapar a muchos jóvenes de todo el mundo la magia de la vida en la India y sus gentes. Entre estos relatos destacan los dedicados a los más jóvenes con fantásticas historias de animales y fabulosas descripciones paisajísticas de unos territorios que hacían volar nuestra imaginación. En ese contexto encontraríamos «Muchas fantasías» (1893), «El libro de las tierras vírgenes» (1894) [también conocido como El libro de la jungla], que tuvo continuación en una segunda entrega al año siguiente. Según los expertos esas historias de animales constituyen la flor y nata de su obra, aunque hubo otras narraciones destinadas al público infantil y juvenil que traspasaron fronteras y acabaron convirtiéndose en pozos de sueños para los jóvenes de todo el orbe. Entre esas lecturas recuerdo las que realicé en mi infancia: Capitanes intrépidos (1897), Kim (1901), Historias para niños (1902), Recompensas y hadas (1910), etc.

Kipling exaltó la estirpe anglosajona en sus fieles centinelas en forma de omnipresente presencia en todo el orbe; mostraba el extraordinario poderío colonial e industrial del Reino Unido en el momento más álgido del gran imperio. Precisamente ese patriotismo, basado en las virtudes victorianas, sería el que le acabaría perjudicando como escritor, sobre todo tras la I Guerra Mundial. Hoy, un siglo después de su Premio Nobel, su fama, su obra, goza de una incuestionable salud dentro de los autores clásicos para niños, aunque intereses editoriales y de todo tipo quieran hacernos olvidar las entrañables historias de autores como Potter, Andersen, Grimm o Kipling.

Pero de todas sus narraciones, las que más marcaron mi recuerdo posterior está Kim, sin duda una de las obras maestras del gran escritor; siguiendo las andanzas de un muchacho que nos ofrece los aspectos más pintorescos de un país, entonces lejano y extraño. En los años sesenta, desplazarse hasta la capital de provincia en España, significaba un viaje de casi dos horas en una vieja y destartalada Alsina Graells Sur. No me extraña que me atrapase y Kim se convirtiera en mi «guía turístico» haciéndome visitar el inmenso territorio de la Joya de la Corona.

Cuando se produce la hemorragia que acabó con su vida, Kipling nos había legado nada menos que 250 historias cortas, 800 páginas de versos y cinco novelas. Estaba considerado El escritor del imperio y todavía hoy se habla sobre el aporte que realizó para que los ciudadanos de las islas británicas conocieran la realidad cotidiana en las colonias de su tiempo. Sus restos y los de su mujer descansan en la célebre Abadía de Westminster, lugar reservado para reyes y reinas, aunque los honores para el descanso eterno suelen concederse también a personas de renombre.

Una de las grandes sorpresas (y que algunos críticos ignoran) para los que buscan sus obras originales es encontrarse la impresión de la cruz esvástica en sus cubiertas. Kipling las imprimía como la imagen del dios encabezado por un elefante hindú (Ghanesa) cuyo significado era la buena suerte y el bienestar. Todavía recuerdo la sorpresa de unos turistas [¿o debemos decir viajeros?] ante un templo de la ciudad portuaria de Mombasa (Kenia) coronado por una esvástica en los años ochenta, pensaban que el edificio era una reminiscencia hitleriana… El gran problema de la «globalizadora aculturación» es que difunde conceptos, pero no profundiza en los orígenes. Cuando ese símbolo fue empleado por el movimiento nazi, Kipling [que murió el año en que se inició nuestra Guerra Civil] ya había ordenado la retirada de esa cruz sobre su firma, que estampaba como si fuese un matasellos «mudo». Todavía la fiera de Adolfo no había despertado aunque el escritor advirtió del peligro que acechaba a las islas británicas en un discurso que dio en la Real Sociedad de San Jorge el 6 de mayo de 1935: «Una isla indefensa», entonces nos preguntamos ¿cómo algunos seudo periodistas españoles son capaces de emparentarlo con el monstruo austriaco?

Con el título de Just So Stories (for Little Children, 1902), nos llegaba la información sobre la emisión inspirada en este gran escritor inglés, que le dedicaba una de las pequeñas islas Anglo-Normandas o islas del Canal; la diminuta ALDERNEY [depende del servicio postal de Guernsey], dispone de sellos propios (la otra isla que también tiene sus sellos es Jersey), aún nos quedarían otras «islitas» de esta zona con correos locales que emitieron estampillas desde la célebre reforma postal inspirada por Sir Rowland Hill en el siglo XIX; ahora en el XXI ese sistema se está desmontando en pro de la privatización de los servicios públicos, otrora bastante efectivos, pero cada vez más caros y desastrosos [el español, por ejemplo, en menos de un lustro ha subido algunas tarifas hasta un 300%]; uno se acaba preguntando si realmente los políticos de Bruselas utilizan el correo o sólo defienden los intereses corporativos que en nada benefician al gran público que es el que generalmente utiliza la red postal básica.

Los seis efectos de ALDERNEY emitidos en formato minipliego de 10 ejemplares con una gran viñeta lateral (derecha) centrada en el hábitat natural de cada historia inspirada en el legado literario de este escritor que fue el que nos introdujo en la lectura del mundo adulto: a los nueve años descubría su maravillosa narración sobre «India y Ceilán»; voluminosa obra que me tuvo retirado del juego lógico de la edad y me adentraba en el fantástico territorio del que ya no habría forma de salir. Esos seis sellos serán recogidos juntos en una hojita bloque. También se confeccionaron dos sobres de primer día, uno para los sellos y el otro para la hojita que comenzaron a circular el 25 de octubre de 2007. El diseño de la emisión fue obra de Nick Watton y la impresión, en litografía offset, la realizó la BDT International (Irlanda).

Los seis recogen otros tantos momentos de las historias que Kipling escribió para su pequeña Josephine que murió de pulmonía tras su visita a los Estados Unidos en 1899. En aquellas historietas (que serían, posteriormente, el componente del mundo mágico de sus libros y los héroes que tanto nos entretuvieron en nuestra infancia) narraba, con inusual maestría, el mundo de la naturaleza. Era una obra que trataba sobre la fábula de animales de la selva que, de manera subyacente, mezclaba mitos y leyendas que él mismo vivió mientras estuvo en la India. Los diferentes efectos postales nos muestran, el camello y su facilidad para salvar a otros animales en el desierto (32p), la ballena que salva al náufrago (37p), el elefante que queda atrapado en una ciénaga (45p), el leopardo amigo del niño etíope (48p), el gato (50p) y, finalmente, el rinoceronte (71p). Cada hojita, en la parte de la ilustración lleva una pequeña síntesis sobre el cuento y el animal recogido en el efecto postal. En la hojita combinada con los seis efectos va una ilustración en donde el leopardo aparece bajo la frágil sombra de una acacia en la sabana africana. El matasellos de primer día fue ilustrado con la cabeza del elefantito.

Temáticamente, Kipling puede ser incluido en colecciones de diferentes parcelas. Podríamos ubicarlo en la masonería (se inició a los veinte años en la logia nº 782 «Esperanza y Perseverancia» de Lahore (Punjab); en colecciones sobre el presidente Roosevelt con el que compartió amistad, sobre todo en sus estancias en África del Sur, donde solía pasar los inviernos europeos por prescripción facultativa; en la temática Boy Scouts porque conoció a Lord Baden Powell que le acabó inspirando su obra aparecida en 1907 porque los valores morales positivos y el ambiente fantástico de El libro de la selva, empleado como libro de cabecera por los «lobatos» de la organización que jugó un gran papel en la guerra boer y el cerco de Mafeking o porque Lord Baden Powell sustentó su sistema autoeducativo con Kim que se empleó para el juego de la memoria y, finalmente, porque Kipling juró como Scout en 1927. En la clásica temática de los Premios Nobel [donde hay varios prestigiosos escritores españoles o de habla hispana]; en el mundo de la prensa por su etapa como subdirector-editor de la Gaceta, también escribió para numerosos diarios. En Sudáfrica colaboró en la creación del periódico militar El amigo [The Friend] que se editaba para las tropas acantonadas en Bloemfontein; en la temática de grandes autores contemporáneos y, sobre todo, en cualquier colección que se inspire en el mundo infantil y juvenil en donde hay infinidad de emisiones específicas y como muestra la serie que hoy recogemos emitidos por esta pequeña isla del Canal de la Mancha.

Si desea especializarse en Kipling, encontrará más que atractivo el viaje temático que le acercará a su vida y su obra. Hay también toponimia en su honor: tres ciudades en los Estados Unidos, dos en la orilla norte del Lago Michigan: Rudyard y Kipling, bautizadas así por un admirador de su obra que, en aquella época, trabajaba en la construcción del ferrocarril; una tercera población la encontraremos en Montana. En Saskatchewan (Canadá) encontraremos otra ciudad que honró al Poeta del Imperio o un complejo residencial que lleva el nombre de Rudyard Manor. Finalmente, podremos encuadrarlo en la historia del cine, varias de sus obras llegaron a la gran pantalla, para nuestra sección recogemos, una vez más, El libro de la Selva, película que dirigió Zoltán Korda en 1942; en 1967 sería en formato dibujos animados por la célebre factoría Walt Disney que le puso mucha imaginación a la cosa y no respetó mucho la obra del escritor, en esta ocasión la dirigió Wolfgang Reitherman; casi treinta años después la misma factoría en la persona de Stephen Sommers, volvía a recrearse. Otra vieja cinta es la de Capitanes Intrépidos, filmada en 1937 por Victor Fleming, un oscar supuso para el inolvidable Spencer Tracy que se caracterizó de pescador portugués. Por causas realmente insospechadas quiero citar también aquí El hombre que pudo reinar que dirigió John Huston en 1975; en 1999, por pura casualidad, me quedé en pleno centro de la capital de México y fui a parar a un hotel que luego descubriría era donde se alojaba el norteamericano cuando se desplazaba al Sur de Río Grande, ese hotel tenía una perfecta ubicación frente al Teatro de Bellas Artes, lástima que quedase afectado por los terremotos, en 2006 estaba cerrado cuando [consultada una guía de ese momento lo citaba todavía operativo, me dirigí nuevamente a él porque su trato y ubicación es ideal para visitar la gran urbe] volvía en una nueva visita al inmenso país del que siempre te llevas sorpresas y ganas de disfrutar de la vida, aunque López Obrador intente romper el equilibrio que tan trágicamente mantiene la sociedad del primer país de habla hispana. Cerramos el trabajo con uno de los grandes poemas de Kipling: IF (Si), recorrió el mundo y se enseñaba en los colegios, casi se convirtió en un himno en el entonces inmenso Imperio Británico.

«Si entre la turba das a la virtud abrigo;

si marchando con reyes del orgullo has triunfado;

si no pueden herirte ni amigo ni enemigo;

si eres bueno con todos pero no demasiado,

si puedes llenar los precisos minutos

con sesenta segundos de combate bravío,

tuya es la tierra y todos sus codiciados frutos,

y lo más importante, serás Hombre, hijo mío»

http://www.alderney.net/
http://www.guernseypost.com/
http://www.kipling.org.uk/
alderney.post@virgin.net
philatelic@guernseypost.com
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@gmail.com

Un comentario:

  1. Por favor pongan algo mas contundente sobre el tema no se entiende y redactenlo mejor ustedes pueden osea no esta mal solo un poco osea no mucho pero si algo hay se ven gueyes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *