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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XIX
El Realismo - 9ª parte
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La prosa narrativa: Introducción
a prosa narrativa, especialmente la novela, fue la gran protagonista de la literatura desde mediados del siglo XIX. La aparición en la literatura europea de nuevas orientaciones novelescas tuvo una importante manifestación en España con las obras de los novelistas realistas.
El origen de esta nueva línea narrativa está en la reacción contra la prosa romántica, tanto por principios estéticos como por ideología: la evasión hacia el pasado del Romanticismo (que produjo la novela histórica) va a sustituirse por una preocupación por el presente, por la "realidad contemporánea". La observación sustituye a la imaginación como base narrativa: el reflejo detallista de la realidad será la preocupación principal del novelista.
La historia del realismo novelesco español del siglo XIX arranca de la publicación de La Gaviota, de Fernán Caballero, en 1849. El costumbrismo romántico, del que parte Fernán Caballero, adopta en sus obras un desarrollo cada vez más novelesco; por ello se suele hablar de esta autora como de "prerrealista". Y tras ella comenzarían a aparecer las novelas de Alarcón, Pereda, Palacio Valdés, Valera, Pardo Bazán, Pérez Galdós, Clarín y Blasco Ibáñez, entre otros muchos novelistas de menor importancia.
A partir de 1880 aparecen en bastantes de las obras de estos escritores elementos de la corriente naturalista. Sin embargo, no se puede hablar de un "naturalismo español" pleno, puesto que en ningún caso se llevó esta teoría literaria a las últimas consecuencias que tuvo en la novela de su creador, el francés Émile Zola.
Junto a esta línea novelesca existió otra de tipo popular, que apareció muchas veces en forma de entregas o folletines en publicaciones periódicas. Partía de las novelas francesas de Eugène Sue (1804-1857), autor de gran popularidad por obras sobre la vida en los "bajos fondos" parisienses: Les mistères de Paris (Los misterios de París, 1842-43) y Le juif érrant (El judío errante, 1844-45). La sencillez era la característica principal de estas novelas, y su lenguaje, bastante pretencioso, abusaba de la grandilocuencia. En España siguieron esta línea novelesca autores de folletines de gran éxito, como Ayguals de Izco o Manuel Fernández y González.
El relato corto y el cuento ocuparon un lugar importante en el conjunto de la prosa narrativa realista. Prácticamente todos los autores citados intentaron este género --cuyo modelo básico se encuentra en los cuentos de Fernán Caballero--, aunque el interés de sus novelas ocultó muchas veces el de sus cuentos; éste es el caso de Emilia Pardo Bazán o de Clarín. Una gran popularidad acompañó a algunos autores hoy bastante olvidados, como Antonio de Trueba.
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