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Tierras y Culturas
MÉXICO
Historia precolombina - 4ª parte
Periodo Posclásico
l Período Posclásico fue marcado por la aparente ruptura de las antiguas culturas del período Clásico, con su arte distintivo y estilos arquitectónicos. Aunque el mundo clásico no era tan pacífico como se creía, durante el periodo Post-Clásico, la fortificaciones y el tema bélico en el arte dan fe de una actitud más militarista en gran parte de Mesoamérica.
En Yucatán, Chichén Itzá parece haber perdido su posición de liderazgo alrededor del año 1200. A partir de entonces, parece haber sido una especie de resurgimiento Maya, siendo la capital yucateca establecida finalmente en la ciudad amurallada de Mayapán. En el atardecer del periodo Posclásico los aztecas llegaron a salir de su capital, Tenochtitlán, ubicada donde hoy se encuentra la ciudad de México, para convertirse en la fuerza dominante en Mesoamérica.
El amanecer de los aztecas
La palabra Azteca se deriva de Aztlán (diversamente traducido como "Tierra Blanca", "Tierra de blancas garzas", o "Lugar de Garzas"), donde, según la tradición azteca, se originó su gente, en algún lugar de la región noroeste de México. Los aztecas también se conocen como mexicas o tenochcas. Tenoch, o tenochca, era un patriarca legendario que dio su nombre a Tenochtitlán, la ciudad fundada por los aztecas en una isla en el lago de Texcoco, en el Valle de México. El nombre mexica llegó a aplicarse no sólo a la antigua ciudad de Tenochtitlán, sino también para el país mexicano moderno y sus habitantes (es decir, México, los mexicanos).
El idioma de los aztecas era el náhuatl (nahua), parte de la familia lingüística uto-azteca que, en el momento de las primeras exploraciones de América por los europeos, era idioma que influía en el norte hasta el río Yellowstone y por el sur hasta Panamá. Una vez que los aztecas lograron ascendencia política, el náhuatl se convirtió en la lengua franca de un área casi tan grande como México actual.
El imperio de los aztecas establecido fue igualado en el Nuevo Mundo sólo por los incas del Perú, y el brillo de su civilización es comparable a la de otras grandes culturas antiguas de América y el Viejo Mundo. Desde su legendaria tierra de Aztlán, los aztecas se pusieron en contacto con la civilización tolteca altamente desarrollada del centro de México y su capital, Tula, un magnífico centro urbano con las pirámides, templos, edificios públicos, estatuas, residencias privadas y juegos de pelota.
Sólo los Incas del Perú igualaron en el Nuevo Mundo al
imperio azteca. En la imagen, el antiguo poblado andino
del Machu Pichu (Wikimedia Commons)
La aparición de los aztecas está vinculada, sin embargo, no al esplendor de Tula y de los toltecas, sino a su declive. Por razones no del todo conocidas pero que tienen que ver con los conflictos sociales, políticos y religiosos internos, una tremenda catástrofe cultural se produjo a principios del siglo XII d.C. La ciudad de Tula fue atacada y destruida, al igual que otros centros toltecas importantes. Tribus de cazadores y recolectores se aprovecharon de la situación y se unieron al caos, viajando desde la meseta árida del norte de México hacia la zona central fértil, muy asentada. Entre ellos se encontraban el acolhua en la década de 1100 y, en el año 1200, los chichimecas, que se asentaron en Tenayuca; el otomí, que tomó el control de Xaltocan; los tepanecas, que conquistó Atzcapotzalco; y los propios aztecas. Excepto por el otomí, todos eran hablantes de náhuatl.
Según la leyenda azteca, desde el principio del siglo XII a principios del XIII, los aztecas vagaban en busca de un nuevo lugar para establecerse. Durante ese tiempo un grupo de chichimecas, bajo el liderazgo de Xólotl, estableció un capital en Tenayuca y más tarde en Texcoco. El chichimeca Xólotl unió fuerzas con los toltecas restantes, que estaban firmemente arraigados en Culhuacán. Al parecer, esta confederación llevó a un período de relativa paz y progreso cultural en el Valle de México. Durante este tiempo los aztecas establecieron un hogar precario cerca de las ruinas de Tula, donde mejoraron sus métodos agrícolas y otros conocimientos tecnológicos. Sin embargo, su estancia fue temporal. La tradición azteca dice que el dios Huitzilopochtli les ordenó abandonar de nuevo en busca de un hogar permanente, que se indica con un águila posada sobre un nopal con una serpiente en su pico.