Ídolos populares de la radio (I)

En el año 1995 el correo mexicano dedicó una preciosa emisión a voces populares de la radio en aquél país de América del Norte pero, en realidad, acabaron siéndolo en todo el mundo o, cuando menos, su popularidad alcanzó a los países de habla hispana.

Fue el 19 de diciembre de 1995 cuando se lanzaron las ocho estampillas de 1.80 N$ con los rostros de Agustín Lara, Pedro Vargas, Emilio Tuero, Gonzalo Curiel, Gabilondo Soler «Cri-Cri», Lola Beltrán, Toña la Negra y Las Hermanas Águila quedaban, una vez más, inmortalizadas; en esta ocasión por medio de la frágil y versátil estampilla postal.

Prácticamente todos tienen sobrado material bibliográfico, sobre todo en el apartado musical y méritos sobrados por los que llegaron a convertirse en «ídolos populares de la radio»: no hay libro sobre el tema que no los recoja y explique interioridades sobre sus carreras y sus vidas.

Nosotros nos centraremos en uno que tuvo especial significado y relación afectiva con España y mi tierra [Granada]. Se trata del inmortal Agustín Lara Aguirre y Pino «El flaco de oro» que fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad de los Cármenes y a quien el correo español le dedicó un matasellos especial el 14 de octubre de 1997 con motivo de su centenario. También nos viene ahora a la memoria su casita-museo [La Casita Blanca] mirando al mar en la bulliciosa y festiva Veracruz situada en el Golfo de México y que tanto significó para la historia de nuestros dos países, por allí se inició la penetración de los españoles en el siglo XVI.

Agustín Lara era hijo de un médico, inició su educación en Coyoacán, una de las zonas más «in» del DF y en donde hay mucha historia por escribir [no sólo por estar allí la casa de Trotsky], sobre su vida bohemia y su relación con Hernán Cortés [quizás lo que más se conoce por el impacto que su llegada tuvo en la historia de los pueblos indígenas de aquellas latitudes]. Allí encontraremos también el Museo de las Intervenciones, el Frida Khalo, el Nacional de las Culturas Populares, el Anahuacalli / Diego Rivera y el célebre Parque del Centenario [Plaza de los Coyotes que es de donde deriva el nombre de Coyoacán], etc. Nuestro «ídolo» siguió allí su educación musical de la mano del maestro de piano Luz Torres Torrija, aunque no consiguió dominar la técnica del solfeo y se especializó en la improvisación y la memorística, convirtiéndose en un autodidacto que, en 1920, decide dedicarse a tocar el piano por cafés, cantinas y burdeles que le llevan a juntar sus dos grandes pasiones: la música y las mujeres [como dicen allá, él poseyó las más bellas].

Su triunfo en la radio llegó pronto, fue a través de las ondas de la histórica XEW, en aquellos años las transmisiones se realizaban «en vivo y en directo». Su catapulta fue el programa «La hora azul» y junto a su primera orquesta «El son de marabú» salta a la fama con su inolvidable bolero «Imposible» [aunque el maestro entonces era especialista en danzones]. Los boleros románticos arrancaron con fuerza en aquella época y el cantor oficial de Agustín Lara: Pedro Vargas, los popularizó prácticamente en todo el continente donde se cantó en incontables versiones y voces, entre ellas tendríamos que citar la de Ana María González (el maestro la escogió para la gira por América del Sur realizada en 1941 cuando también estrenó «Solamente una vez».)

De la producción de Lara relacionada con España, sobresalen «Granada», «Valencia», «Murcia», «Madrid», etc. El maestro incursionó en otros géneros y veinticuatro películas salidas de los estudios de Hollywood llevan su impronta. Sin embargo, como estamos con la radio, volvamos a ella. Su triunfo en la XEW, la célebre emisora de la calle Ayuntamiento, en pleno centro de la capital azteca, que hasta los setenta la podíamos oír también en España a través de la onda corta [aunque la familia Azcárraga nunca contestó a los oyentes -o los afortunados fueron escasos- que enviaban sus informes de recepción; de hecho, salvo honrosas excepciones, el no enviar QSL fue una constante en la mayoría de sus emisoras, reportamos cerca de un centenar de estaciones propias, afiliadas o del fallido SIN en los Estados Unidos o de otras cadenas privadas, acrecentado el fenómeno con la tan traída «globalización»] y que hacía posible escuchar sus interpretaciones en todo el mundo. Sus letras le hicieron merecedor de un gran número de galardones que el maestro, a pesar de sus rarezas, disfrutó en vida.

En el caso del nombramiento de Hijo Adoptivo de Granada fue debido a la popularidad de la canción homónima y de ahí que, en un pleno extraordinario del Ayuntamiento, el 12 de junio de 1964 se le otorgara el nombramiento honorífico [yo aún vivía en Alhama y entonces contaba once años, había una emisora parroquial en el pueblo y llegaban tres periódicos: ABC, Ideal y Patria] título que recogía en una íntima ceremonia celebrada cuatro días más tarde en el Paseo de los Tristes. La emisora «La Voz de Granada» [qué hermosos eran sus banderines y que bellas sus tarjetas QSL, casi siempre con la imborrable Alhambra] le declaraba también Pregonero Mayor de Granada.

Los sellos que dedicó el correo mexicano fueron diseñados por Aurelio Pérez, se imprimieron en formato vertical: rostro arriba y micrófono con la leyenda a su alrededor «Ídolos populares de la radio» en la parte inferior. Los sellos fueron impresos en los estatales TIEV (Talleres Imprenta Estado y Valores).

Continúa en la parte II

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